El significativo y colorido cambio en el despacho del rey desde que empezó la crisis del coronavirus
Felipe VI sigue el legado de otro monarca español.
Antes de que estallase la crisis del coronavirus, el despacho del rey Felipe VI era un lugar poco frecuentado. Sin embargo, desde que empezó el confinamiento, se ha producido un cambio y día tras día entramos a esta dependencia del Palacio de la Zarzuela para asistir a los encuentros telemáticos del monarca y la reina Letizia con diferentes autoridades.
Las imágenes de los encuentros han dado para muchos descubrimientos dentro de la estancia —como fotos que ya no están u objetos curiosos— y uno de esos descubrimientos tiene que ver con la tele que Felipe VI tiene en su despacho.
Hasta que llegó abril, la pantalla estaba apagada o con un fondo neutro. Sin embargo, esta tendencia cambió el 14 de abril. Desde ese día El jardín de las delicias de El Bosco aparece en pantalla en las reuniones reales.
La historia de este tríptico, llena de mensajes y de color, está muy ligada a otro monarca, Felipe II (1527-1598). El bisnieto de los reyes católicos era un gran admirador del pintor neerlandés e hizo que sus cuadros colgasen de las paredes del Monasterio de El Escorial, incluido El jardín de las delicias, que compró en una almoneda organizada en 1591 tras la muerte de Fernando Álvarez de Toledo, hijo del Gran Duque de Alba.
El cuadro se instaló en el complejo en 1593 y allí estuvo hasta 1933, cuando se trasladó a su ubicación definitiva: el Museo de Prado en Madrid.
Sobre qué lugar de El Escorial ocupó el tríptico en vida de Felipe II hay muchas líneas escritas, y mucha leyenda.
La más extendida dice que el monarca mandó trasladar esta obra y otras de El Bosco a su habitación cuando en su lecho de muerte. Otros señalan que El jardín de las delicias decoró el despacho del rey durante años, aunque también es leyenda.
Según los Libros de Entregas de Felipe II, actualmente en el Archivo General del Palacio Real, El jardín de las delicias ocupó la galería de la Infanta, un pasillo que conducía a los aposentos de la hija del rey, la infanta Isabel Clara Eugenia. La estancia en la que murió el rey no tiene paredes lo suficientemente amplias como para albergar un cuadro de 389 x 220 centímetros.
“En su habitación estaba la tabla de la Mesa de los pecados capitales, que recuerda cuáles son los pecados del hombre y en las esquinas se representa la gloria y el infierno”, explicó Carmen García-Frías, conservadora de Pintura Antigua de Patrimonio Nacional, al presentarse la exposición del quinto centenario de El Bosco.
Según esta especialista, “Felipe II sintió un verdadero interés por El Bosco y fue uno de sus coleccionistas más importantes”. El monarca sentía fascinación por la obra de este autor, que pintaba al hombre como era y no como quería ser.
Precisamente durante la inauguración de esta exposición, el 30 de mayo de 2016, la reina Letizia mostró su admiración por el neerlandés al mostrarle el cuadro a la reina Beatriz de Holanda. “Esta es la estrella de la exposición”, le dijo en la presentación.
La monarca volvió a dar muestra de esta admiración cuando en julio de ese año recibió a Michelle Obama en el palacio de la Zarzuela. La reina regaló a la entonces primera dama estadounidense dos botellas de vidrio artesanal adornadas con un detalle del tríptico El jardín de las delicias. Las piezas exclusivas se hicieron hechas con técnicas del siglo XVIII La Granja de espejos y ventanas, la Real Fábrica de Cristales (Segovia).