Calviño pide a los bancos "arrimar el hombro" con el nuevo impuesto y estos responden: "No es el momento"
La vicepresidenta primera se reúne con las entidades financieras, que rechazan el gravamen del Gobierno.
La vicepresidenta primera del Gobierno y ministra de Economía, Nadia Calviño, se ha reunido este viernes con las entidades financieras y sus patronales a las que ha explicado las razones que han llevado al Ejecutivo a desarrollar un impuesto a la banca que previsiblemente entrará en vigor en 2023 y que prevé recaudar 1.500 millones de euros anuales.
Lo que no ha hecho Calviño es entrar en el detalle del impuesto, ya que todavía no se ha presentado, algo que está previsto ocurra a finales de mes, probablemente la próxima semana.
Con esta incertidumbre sobre la mesa, Calviño ha expuesto las razones del Gobierno a una audiencia que, de entrada, no ve con buenos ojos este nuevo gravamen.
La vicepresidenta primera ha recordado a las entidades bancarias que el “importante apoyo dado a empresas y a la economía” tanto en la pandemia como ahora durante la guerra han tenido “un impacto positivo en los balances bancarios”, que tampoco se ven afectados por el alza de los precios de la energía.
También les ha señalado que el cambio de política monetaria del BCE, que ayer jueves aprobó una subida de los tipos de interés del 0,5%, va a repercutir positivamente en los resultados de las entidades financieras, algo que ya se vio reflejado este mismo jueves en la Bolsa; y que los resultados del primer semestre de los bancos han sido positivos.
“Creemos que es el momento de arrimar el hombro”, ha apuntado Calviño, que cree que “el sector bancario puede y debe contribuir a responder al impacto de la guerra mediante este gravamen”.
Sabedora de la posición contraria de los bancos, la vicepresidenta primera ha insistido en que esta decisión es “correcta” y supone “repartir los esfuerzos económicos para responder a la guerra” de tal modo que “no recaiga sobre los ciudadanos, que no paguen siempre los mismos”. “Es el momento de arrimar el hombro”, ha insistido.
Durante su intervención ante la prensa tras la reunión, Calviño ha respondido veladamente a las palabras del vicepresidente del BCE y exministro de Economía, Luis de Guindos, que ayer jueves, sin conocer el detalle del impuesto, advirtió de que éste no debería de afectar a la solvencia ni al crédito de los bancos.
“He trasladado a los bancos nuestra determinación para articular este gravamen de una manera que no deteriore la solvencia del sector y que no perjudique la concesión de crédito ni el bienestar de los clientes”, ha dejado claro la ministra.
“Es el momento de estar todos a la altura de las circunstancias, de arrimar el hombro y pensar en el bienestar general. Desde el Gobierno lo tenemos muy claro”, ha vuelto a insistir.
Preguntada por si cree que los bancos puedan repercutir este impuesto en los clientes, Calviño cree que los bancos han comprendido “la necesidad de proteger los ingresos fiscales y los ingresos públicos” y de reducir el déficit.
Además, considera que el Ministerio de Hacienda, encargado de desarrollar el impuesto, “tiene una amplia experiencia” en el diseño de gravámenes “para evitar el impacto a los clientes”.
“Creo que hay un interés compartido, empezando por las entidades financieras, de claramente contribuir a arrimar el hombro y contribuir al bienestar de los ciudadanos. Eso significa proteger el interés de sus propios clientes y su reputación en un momento tan delicado”, ha afirmado la vicepresidenta primera.
“No es el momento”
Tras Calviño han intervenido Alejandra Kindelán, presidenta de la Asociación Española de Banca (AEB), y José María Méndez, director general de la Confederación Española de Cajas de Ahorros (CECA), quienes han dejado clara su oposición al nuevo impuesto.
“Nos preocupa”, ha comenzado diciendo Kindelán, “pensamos que no es el momento, en este momento de incertidumbre, ni es la medida”. “No es la medida que pueda resolver los problemas que tenemos encima de la mesa, no ayuda a controlar la inflación, ni mejora el crecimiento y el empleo”, ha agregado.
Kindelán considera que, “si acaso, todo lo contrario”. Apoyándose en informes de “analistas”, ha asegurado que el gravamen “es contraproducente” y que “no ayuda a los bancos a financiarse y a seguir apoyando a la economía con crédito”.
Méndez, por su parte, ha abundado en lo que había expresado ya Kindelán, afirmando que el nuevo impuesto “no es el instrumento adecuado para el principal problema que tiene la economía española” y ha afirmado que las entidades financieras “ya tienen gravámenes” como los impuestos sobre depósitos o el de transacciones financieras, entre otros.
El responsable de la Confederación de Cajas cree que España no debe desmarcarse del “contexto europeo” en materia de impuestos a los bancos porque, dice, “estamos en la unión bancaria”. “Competimos con otros sujetos del mercado financiero europeo por captar depósitos, por operaciones de activo y por captar accionistas”.
“Lo ideal”, ha afirmado, “sería buscar armonizaciones tributarias en el ámbito de la Unión Europea”.
Preguntados por cuál sería la vía que preferirían que se les aplicase este nuevo impuesto (intereses, comisiones, otros activos...), Kindelán ha reiterado que no conocen los detalles del gravamen y que “es difícil opinar”.
Lo que sí ha pedido es “pensar en otras medidas para adyuar a las familias y a las empresas en este contexto de incertidumbre”. “Es en lo que estamos, en buscar soluciones como siempre hemos hecho y hemos demostrado durante crisis como la del Covid y en otros momentos”, ha afirmado.