Por qué el brote "explosivo" de coronavirus en Corea del Norte preocupa tanto
La estrategia que ha seguido el país durante dos años para mantener fuera el coronavirus solo lo ha puesto en un mayor peligro ahora que el virus finalmente ha llegado.
Corea del Norte declaró el jueves una “emergencia máxima” después de que las autoridades anunciaran el primer brote de Covid-19 en el país. Se trata de un momento peligroso para esta hermética nación, ya que la mayoría de sus ciudadanos no están vacunados contra el coronavirus.
Corea del Norte ha dicho que una nueva fiebre se ha extendido “de forma explosiva” por toda la nación, que ha infectado al menos a 350.000 personas desde abril y ha causado por lo menos seis muertes, una de ellas relacionada oficialmente con el coronavirus. Solamente el jueves se diagnosticaron 18.000 personas con esta fiebre en todo el país, y más de 187.000 personas están aisladas y recibiendo tratamiento.
“Es una fiebre cuya causa no se ha identificado”, ha explicado la agencia estatal norcoreana KCNA. Kim Jong Un ha comparecido en la televisión estatal: “Es el desafío más importante al que se enfrenta nuestro Partido: revertir la crisis sanitaria en su estadio más temprano, recuperar la estabilidad en prevención de epidemias y proteger la salud y el bienestar de nuestro pueblo”.
Las cifras de Corea del Norte recuerdan a las de muchos otros países al inicio de la pandemia en 2020. Para Corea del Norte, que se ha aislado de forma efectiva durante los dos últimos años y medio y ha mantenido un férreo control sobre su población, el brote supone un duro reto para la sanidad pública y suscita una enorme preocupación por la posibilidad de que pueda provocar una crisis humanitaria.
Los medios de comunicación estatales han informado de que las autoridades han encontrado el primer caso de la variante ómicron, una admisión que resulta sorprendente tratándose de Pionyang. Todas las ciudades y condados de Corea del Norte han recibido la orden de cerrar de forma estricta para evitar cualquier propagación.
Según NK News, algunos expertos creen que el enorme desfile militar de Corea del Norte del 25 de abril pudo ser el evento supercontagiador que ha desencadenado el actual brote. Decenas de miles de norcoreanos sin mascarilla participaron en el evento, que conmemoraba el 90º aniversario del ejército del país.
El propio Kim Jong Un se puso mascarilla en público el jueves, la primera vez que se tiene constancia de que lo hace. Yonhap News ha dicho que la decisión demuestra la preocupación del líder por el último brote.
El New York Times señala que Corea del Norte no ha aceptado ninguna donación de vacunas contra la Covid-19 y que su sanidad pública está muy mal preparada. Cualquier tensión en su infraestructura sanitaria también se verá agravada por dos años de cierre de fronteras con China, su principal socio comercial, y por las feroces sanciones de Naciones Unidas por sus programas de misiles balísticos.
Joshua Pollack, editor de la revista estadounidense Nonproliferation Review y especialista en Corea del Norte, asegura que la estrategia que ha seguido el país durante dos años para mantener fuera el coronavirus solo lo ha puesto en un mayor peligro ahora que el virus finalmente ha llegado.
“El débil sistema sanitario de Corea del Norte les ha arrinconado: para mantener el coronavirus fuera, han tenido que sellar por completo las fronteras. Pero esto también ha mantenido fuera importaciones de alimentos y medicamentos. Ahora su población es vulnerable”, ha escrito en Twitter.
Desde Corea del Sur han expresado su esperanza de que cualquier solicitud de ayuda de sus vecinos del Norte pueda ayudar a reiniciar las conversaciones diplomáticas que llevan años deterioradas. El Ministerio de Unificación de Seúl, que se ocupa de las relaciones entre estas dos naciones, afirma que Corea del Sur está dispuesta a proporcionar asistencia médica y otras ayudas al Norte si lo solicitan, según informa The Associated Press.
Estados Unidos ha dicho este jueves que no tiene planes inmediatos de compartir vacunas con Pionyang, y la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki, ha acusado al régimen de Kim de centrarse más en incrementar su poder militar que en mejorar sus suministros médicos.
“Seguimos apoyando los esfuerzos internacionales para proporcionar ayuda humanitaria a los norcoreanos más vulnerables”, ha confirmado Psaki. “No se trata solo de vacunas. Es todo un abanico de ayudas humanitarias que podrían ayudar mucho a la gente y al país, pero ellos desvían los recursos para reforzar sus programas nucleares ilegales y sus misiles balísticos”.
Este artículo fue publicado originalmente en el ‘HuffPost’ Estados Unidos y ha sido traducido del inglés por Daniel Templeman Sauco.