Boris Johnson nombrará consejero al cerebro de la campaña del Brexit
Dominic Cummings es el revolucionario estratega que ha logrado que se cuente en una película su estrategia de engaño para engatusar en redes sociales
Boris Johnson, el flamante nuevo primer ministro del Reino Unido, nombrará consejero a Dominic Cummings, el polémico responsable de la campaña a favor de la salida de la Unión Europea en el referéndum de 2016. Lo ha anunciado este miércoles una fuente próxima al mandatario conservador citada por la agencia AFP.
Si bien Johnson fue el rostro de la campaña oficial “Vote Leave”, que ganó el referéndum sobre la UE, a Cummings se le atribuye un papel decisivo entre bastidores. De hecho, ha sido interpretado por Benedict Cumberbatch en una serie televisiva de la plataforma Netflix sobre el histórico referéndum, titulada Brexit: La guerra incivil.
Poco conocido del público en general, Cummings insistió en una campaña en los medios sociales basada en datos en lugar de la tradicional campaña electoral. Las tácticas empleadas por los activistas del Brexit han sido objeto de un intenso escrutinio desde el referéndum, en particular el uso de eslóganes engañosos y anuncios políticos a medida de los usuarios de las redes sociales.
En julio del año pasado, el organismo de control de la Comisión Electoral multó a “Vote Leave” por vulnerar las normas de gasto de la campaña. Los investigadores encontraron que no declaró como gastos los más de 853.000 dólares destinados a la firma de datos canadiense Aggregate IQ a través de otro grupo de campaña.
Desde el referéndum, Cummings ha sido un poderoso crítico de la estrategia Brexit del gobierno en sus artículos de opinión en la revista de centro-derecha The Spectator.
El ministro para el divorcio se mantiene
Johnson también ha decidido mantener en el cargo al ministro del Brexit, Stephen Barclay. Barclay se sitúa así como uno de los pocos ministros que no han sido cambiados en la nueva Administración. El político conservador accedió al cargo en noviembre del año pasado, tras las renuncias de David Davis y Dominic Raab, ambas por desacuerdos con May en la gestión de la ruptura con la UE.
Barclay, que fue elegido en 2010 diputado conservador por la circunscripción de North East Cambridgeshire (este de Inglaterra), trabajó previamente como abogado para compañías aseguradoras y en la Autoridad de Servicios Financieros británica (FSA). Antes de ese puesto, ocupó el cargo de secretario económico para el Tesoro en el equipo de la entonces primera ministra y después el de secretario de Estado de Salud y Cuidados Sociales.
Como los dos anteriores responsables del departamento del Brexit, Barclay defendió la salida del Reino Unido de la UE antes del referéndum de 2016.
Bruselas avisa: no se renegocia nada
La llegada al poder del nuevo primer ministro británico, por ahora, no ha provocado cambio alguno en la postura de la Unión Europea sobre la salida del Reino Unido del club comunitario, y Bruselas insiste en que no renegociará el acuerdo del Brexit, añade la Agencia EFE.
El nuevo premier ha dejado claro que cumplirá con la fecha del divorcio de la UE el 31 de octubre, con o sin acuerdo, pero no ha ocultado sus deseos de lograr nuevas concesiones de los Veintisiete, en particular, en lo referente a la cláusula que pretende evitar una frontera física en Irlanda.
Sin embargo, desde que el Reino Unido y la UE pactaron el acuerdo de salida en noviembre, la Unión ha repetido hasta la saciedad que no renegociará ese documento y ayer la Comisión Europea ya reiteró su negativa a reabrir la negociación sobre ese convenio. “La UE seguirá apegada al acuerdo”, declaró el vicepresidente primero de la Comisión, Frans Timmermans. Advirtió, además, de que un “brexit” sin acuerdo sería “una tragedia” para el Reino Unido y la UE.
Mientras tanto, el aún presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker, dijo estar dispuesto a trabajar con Johnson “del mejor modo posible”. Su homólogo en el Consejo Europeo, Donald Tusk, manifestó hoy su deseo de reunirse con el “premier” para debatir “en detalle” su “cooperación”. Por su parte, el negociador de los Veintisiete para el Brexit, Michel Barnier, escribió el martes en Twitter que el club comunitario está preparado para trabajar con Johnson “para facilitar la ratificación del acuerdo de salida y lograr un Brexit ordenado”.
Este miércoles, Barnier intervino en la reunión que mantuvo el grupo de seguimiento del Brexit en la Eurocámara, encabezado por el eurodiputado liberal belga Guy Verhofstadt.
Tras ese encuentro, el Parlamento Europeo subrayó en un comunicado su preferencia por un Brexit ordenado, recalcó que el acuerdo de retirada no se reabrirá y advirtió de que las declaraciones realizadas durante la carrera para liderar el Partido Conservador “han aumentado mucho el riesgo” de un “brexit” desordenado, que sería “muy dañino” para la economía.
Como Trump
Pese a la contundencia de esas palabras, en el centro de estudios Open Europe consideran que tanto la UE como Boris Johnson intentarán realizar concesiones y aseguran que hay “muy buenos argumentos” para lograr un consenso que evite la salida brusca del Reino Unido. “La estrategia de Boris Johnson será un poco como la de Donald Trump”, comenta el director de la oficina de Bruselas de Open Europe, Pieter Cleppe, quien recuerda que el presidente estadounidense dice que “si quieres un gran acuerdo, debes estar dispuesto a abandonar un buen pacto”.
Afirma que, pese a la insistencia de Johnson en que el Reino Unido saldrá de la UE el 31 de octubre, el premier podría aceptar un retraso técnico del Brexit de seis meses, hasta abril, si logra nuevas concesiones y se garantiza la marcha. Así, podría usar esos seis meses para implementar el hipotético nuevo acuerdo.
Según Cleppe, una opción que el recién elegido primer ministro aceptaría si Bruselas la ofrece sería establecer un límite temporal de entre 5 y 7 años a la salvaguarda irlandesa, a pesar de que con anterioridad Johnson dijera que ese remedio no sería suficiente. “Pero eso es preparar el terreno para lograr un acuerdo”, apunta sobre la negativa, y constata que esa concesión también sería “una gran victoria diplomática” para Irlanda.
La salvaguarda ha sido el principal obstáculo para aprobar el acuerdo de salida en el Parlamento de Westminster, pues establece que, si no se consigue un acuerdo comercial entre Londres y Bruselas al final del periodo de transición posterior al Brexit, en diciembre de 2020, todo el Reino Unido formaría una unión aduanera con la Unión Europea, pero Irlanda del Norte tendría un estatus especial más alineado con el mercado único europeo. Seguir sometidos a la legislación comunitaria no es aceptable para algunos diputados británicos.
Una segunda opción, según Cleppe, sería abrir las conversaciones sobre la futura relación comercial antes de que el Reino Unido abandone el club comunitario y que el Brexit se produzca cuando se haya cerrado un acuerdo al respecto. De ese modo, la salvaguarda irlandesa no tendría que utilizarse.