Belén Barreiro: "El PSOE sigue siendo el partido que más se parece a España"
Entrevista a la socióloga y expresidenta del CIS: "España siempre ha sido un país de centro izquierda"
España ha vivido unos años sin precedentes, con una brutal crisis económica, con el declive del bipartidismo y la aparición de nuevas formaciones. Pero también nuevos hábitos de consumo y valores y otra forma de ver la vida.
Belén Barreiro, socióloga y expresidenta del CIS, bucea entre los datos y estudios para mostrarnos esa transformación en La sociedad que queremos (Planeta). Un país menos feliz, más desigual, indignado, depresivo y con un sistema político en crisis. En la otra cara de la moneda, crece la solidaridad, se aleja del materialismo y se vuelve más activo políticamente. El espejo de nuestra realidad.
¿Qué radiografía hace de la España de junio de 2017?
Es un modelo social cuádruple producto de la interacción entre dos propulsores de cambio: la crisis económica, que deja una sociedad dual de empobrecidos y acomodados, y la revolución tecnológica, que deja una sociedad de digitales y analógicos.
¿Qué hemos dejado atrás y qué hemos aprendido los españoles después de estos años de crisis?
La crisis, de malo, nos ha traído empobrecimiento material y heridas emocionales. Hemos perdido más felicidad en estos años de crisis que cualquier otro país europeo, ha crecido el número de depresiones y el de suicidios. De bueno tenemos que la sociedad ha revisado sus valores, nos hemos hecho más solidarios y somos el país europeo a la cabeza en este sentido. Además, nos hemos hecho menos materialistas y hemos cambiado nuestras prioridades, dando más espacio a los amigos y la familia. Y nos hemos hecho más activos, nos interesa más la política y hemos participado más en protestas.
Vaticinó en 2012 el surgimiento de Podemos, aunque lo llamaba en un artículo el Partido Radical. ¿Cómo ve al actual partido morado y qué futuro tiene? ¿Podrá llegar a gobernar España?
De momento, según las encuestas, da la impresión de que es un partido que ha alcanzado un poco su máximo. Pero como en política todo es imprevisible y las estrategias se pueden redifinir mucho más, es difícil hacer predicciones de futuro. A día de hoy, da la impresión que está más afianzado sus relaciones con los electores que haciendo una estrategia de expansión.
En España hemos vivido ahora un proceso de catarsis en el PSOE con sus primarias y la victoria de Pedro Sánchez frente a Susana Díaz. ¿Cómo podemos interpretarlo? ¿Y qué futuro le ve al nuevo líder?
El PSOE es el partido que más se parece a España, lo sigue siendo. Tiene un electorado más heterogéneo, de esas cuatro Españas reflejadas en su electorado, aunque tenga tendencia a tener más peso entre los analógicos empobrecidos. Ahora con la elección de Sánchez, se abre la oportunidad de resituar al partido. Si tenemos que definir a Sánchez en términos de estas categorías, pertenece más a esa sociedad digital, en este caso acomodada, pero que puede representar a los no acomodados que a una persona analógica. Su capacidad de abrirse a otras Españas puede ser interesante.
Dice en el libro que hay que desterrar ese mantra de que gana las elecciones quien se lleva el centro. Eso ha pasado ya con el PP.
La situación se ha vuelto más compleja. Si hay cuatro partidos, es más difícil ganar las elecciones en el centro. La España digital es menos conservadora, más centrista que la analógica, pero no puedes decir que hay una diferencia ideológica, sino de economía, renta y digitalización.
¿Significa eso que la ideología ha dejado de importar?
No, en absoluto. Sigue siendo clave, pero no es suficiente. Para ganar unas elecciones no es suficiente hacerlo en términos de estrategias ideológicas. Tienes que generar también nuevas alianzas que no tienen que ver con las ideologías.
¿Ha muerto totalmente el bipartidismo? ¿Puede coger todavía fuerza ante estas últimas inestables legislaturas?
Eso está por ver. De momento, si hay cuatro partidos, hay que entender lo que ha pasado, pero el futuro depende de cómo lo hagan.
Tenemos el caso del PP, el partido más conservador, no arriesga, ha hecho los recortes más duros y está salpicado por casos de corrupción, pero sigue siendo la opción favorita de los españoles y aumentó el número de diputados en 2016 respecto a 2015.
El PP tiene un problema de división generacional sin precedentes en la política española. Lo hace muy bien con los mayores de 65 años y muy mal entre los jóvenes. Eso le está pasando también al Partido Conservador en Gran Bretaña. Es una situación enormemente grave. Y luego tiene también una mayor conexión con la España analógica.
Ciudadanos apela ahora a lo sucedido en Canadá, con Justin Trudeau, y Francia, con Emmanuel Macron. ¿Tiene capacidad de ganar más votos Cs en España?
De momento, está estancado. Dependerá mucho de si el PP hace o no su renovación generacional y del hueco que se le permita.
También habla de la crisis de liderazgos...
Lo que ha ocurrido con la crisis económica es que ha producido mucho sufrimiento en un país que aguanta mal el sufrimiento ajeno. España es uno de los países más favorables a la igualdad. Primero, porque hay más progresistas que en otros países y, segundo, en España las personas de derechas también son partidarias de la igualdad, es una peculiaridad. En este contexto, el ciudadanos se ha encontrado con un país que no le gusta. Eso genera enfado y hay desafección hacia el sistema político y el económico. España en estos años se vuelve en uno de los países más anticapitalistas, cuando era un país muy pro economía de mercado.
¿Cuáles serán los grandes retos que va a pedir la sociedad que solucionen los políticos?
El gran reto es cómo se afronta el crecimiento de las desigualdades que vienen de la crisis y que profundiza la revolución tecnológica.
Hablemos del tema territorial, ¿cómo afronta la sociedad la cuestión catalana?
Ahí lo más importante es que los más digitalizados y, en este caso concreto, los jóvenes se ha realineado, son menos centralistas y mayoritariamente partidarios de celebrar un referéndum.
¿España es un país de izquierdas, de centro o de derechas?
Siempre ha sido un país de centro izquierda. Eso no ha cambiado.
En el último barómetro del CIS ha despuntado doce puntos la preocupación por la corrupción después de la operación Lezo y la detención del expresidente de Madrid Ignacio González. ¿Cómo lo intepretamos?
Los ciudadanos no son tontos, reaccionan a lo que ven.
Pero llevábamos un goteo de casos mes tras mes y esto ha sido muy significativo...
Sí, sí, porque ha sido muy intenso esto.
Usted dirigió precisamente el CIS, ¿cómo se hace la famosa "cocina"?
Las estimaciones electorales son como las de cualquier otro instituto, donde se tratan de corregir los problemas que hay con el recuerdo de voto, la indecisión o cuando hay muchas personas que no revelan qué van a votar. Son los problemas comunes de la investigación.
¿Presiona mucho el Gobierno al CIS con su barómetro?
No, no.
Los partidos de la oposición siempre hablan de que se ha "cocinado" esa encuesta...
No, eso no es cierto. Los datos del CIS son intocables desde todos los puntos de vista y las estimaciones también.
Durante su etapa en el CIS, ¿qué cambios que empezaran a detectar le sorprendieron?
El crecimiento de las personas que apoyaban una recentralización del poder en España, el aumento de los centralistas. Venía a revelar una polarización de la sociedad española entre los independentistas y los centralistas en aumento.
Los sociólogos hablan de datos, porcentajes, números... ¿pero de lo que ha escuchado de las personas que le ha impactado, que le repiten los encuestados?
De las cosas más sorprendentes y dolorosas, fue un grupo de discusión con jóvenes del que salí muy afectada. Fue duro por el grado tan tremendo de frustración de expectativas y de dolor con el que vivían su situación.
¿Qué recomendaría dentro de unos años a las próximas generaciones que vieran o leyeran para entender esta España?
Lo que he aprendido haciendo este análisis es que no hay que decir, y me lo aplico a mí misma, 'deja el ordenador, el móvil y no te metas tanto en Internet'. Por ejemplo, el seguidor muy habitual de Youtube, contrariamente a lo que uno se puede creer de que es un freaky, son las personas más creativas, curiosas, vanguardistas y con más ganas de aprender. Las partes más dinámicas de la sociedad dentro de los jóvenes es los que aprenden gracias a la tecnología.
¿Y qué le diría directamente a un político que hay que hacer? ¿Qué gran reto que no podemos dejar pasar?
Un diagnóstico ya de las consecuencias que está teniendo la digitalización y afrontar los problemas de desigualdad.