Dentro de la brutal batalla por el alma del Partido Conservador británico
Los tories temen que el daño que le pueda causar esta batalla a la reputación del partido tarde años en arreglarse.
“Liz Truss como primera ministra de una nación del G7. ¿Estáis de coña o qué?”.
Con este comentario, un alto partidario de Rishi Sunak resumió la amarga guerra civil que ya envuelve al Partido Conservador británico y que durará al menos cinco semanas más.
Cuando se empezó a comentar que ella iba a sustituir al nada convencional Boris Johnson en el número 10 de Downing Street, muchos respondieron: “Pues puede que ella sea peor”.
Los afiliados tories parecen no estar de acuerdo. Según el último sondeo de YouGov, Truss aventaja a Sunak por un amplio margen de 24 puntos porcentuales. Teniendo en cuenta que el inicio de la votación es la semana que viene y muchos votarán desde los primeros días, esa ventaja parece ser ya insuperable. El propio Sunak es consciente de ello, a juzgar por el giro de 180º que ha dado en algunas de sus propuestas fiscales
Mientras ambos candidatos se preparan para recorrer el país exponiendo sus diferentes visiones sobre el futuro de su partido, los partidarios del excanciller siguen diciendo que confían en la victoria.
Según argumentan los partidarios de Sunak, las bases rechazarán las promesas de Truss de hacer recortes fiscales inmediatos en favor de la estrategia fiscal de Sunak.
Uno de sus principales aliados dijo: “Estoy seguro de que el Partido Conservador decidirá que la lucha contra la inflación, la responsabilidad fiscal y el dinero sano tienen que venir antes que los recortes de impuestos”.
“Una vez que se hayan abordado esos aspectos, se podrán aplicar recortes fiscales, pero no se pueden hacer recortes fiscales sin derrotar antes la inflación”.
Estas palabras han sido muy comentadas por los seguidores de Liz Truss ahora que el propio Rishi Sunak se ha subido a la ola de reducir radicalmente los impuestos de la factura de la luz.
Truss se ha comprometido a revertir la subida de la seguridad social y a suprimir el aumento previsto del impuesto de sociedades, dos políticas propuestas por Sunak cuando estaba en el número 11 como Ministro de Hacienda.
La ministra de Asuntos Exteriores también ha prometido aumentar el gasto en Defensa hasta el 3% del PIB y ha insistido en que no se volverá a las políticas de austeridad de los años de Cameron.
“Las políticas que está exponiendo [Liz Truss] no creo que sean sinceras con la gente”, señala un exministro que apoya a Sunak.
“Rishi está siendo sincero con la gente sobre los retos a los que se enfrentan. No creo que se puedan hacer recortes fiscales masivos y aumentos de gasto muy significativos y simplemente pedir prestado el dinero y creer que eso no va a tener ningún efecto sobre la inflación. No creo que tenga sentido”.
Dominic Cummings apodó a Truss “la granada de mano humana” porque dice que su estrategia consiste en presentarse como la candidata del cambio, comprometida para cambiar 20 años de “ortodoxia” en la gestión del país.
La ex secretaria jefe del Tesoro cree que se necesitan recortes fiscales masivos para poner en marcha la lenta economía británica, porque más de lo mismo no funcionará.
“Pasó dos años en el Tesoro, así que sabe cómo funciona”, dice una persona de su campaña. “Se ha pasado la vida pensando en reformas económicas audaces y quiere ofrecer políticas muy diferentes”.
“No están desfinanciadas y no consideramos que sean inflacionistas. No subir el impuesto de sociedades, por ejemplo, impulsará el crecimiento y creará empleo”.
Los tories temen que el daño que le pueda causar esta batalla a la reputación del partido tarde años en arreglarse.
El país pudo comprobar el poco cariño que hay entre ambos en un reciente debate en el que Sunak incitó a Truss a hablar de su pasado liberal y de por qué había votado por la opción Remain (permanecer en la UE), mientras que ella sacó el tema de las facilidades que había tenido Sunak en su vida personal y profesional gracias a la riqueza de su familia.
Con un debate televisado restante y otros 11 actos electorales que tendrán lugar en las próximas cinco semanas, habrá muchas oportunidades para que los dos candidatos se sigan atacando.
Un diputado tory señala: “Qué desastre. Nos deshacemos de Boris para empezar de nuevo y acabamos con la loca y el multimillonario”.
Otro exministro sostiene que Sunak aún puede remontar, pero que para ello Truss tendría que “implosionar” durante la campaña.
La magnitud del reto al que se enfrenta el excanciller se ve agravada por el hecho de que las papeletas electorales se empezarán a enviar el lunes 1 de agosto y muchos afiliados votarán inmediatamente, lo que le da a Sunak muy poco tiempo para ganárselos.
Un alto cargo de la oposición resumió: “La campaña de Liz tuvo un comienzo flojo, pero ahora tiene gente mejor preparada a su alrededor y parece mucho más seria”.
Si el mensaje de Liz es: “No soy muy elegante ni soy la mejor comunicadora, simplemente me pongo manos a la obra y hago lo que hay que hacer”, ganará.
“No está todo dicho, pero Rishi ya no es el favorito”.
Los laboristas, por su parte, pueden permitirse el lujo de sentarse y ver cómo sus rivales se lanzan cuchillos.
Una fuente del Partido Laborista comenta: “No creo que los tories se hayan dado cuenta del agujero en el que están. Tienen dos candidatos de continuidad, que se dedican a destrozarse mutuamente y a destrozar todo su historial de gobierno”.
“El mensaje es ’12 años de mierda y vamos a peor. Vota por nosotros’”.
Este artículo fue publicado originalmente en el ‘HuffPost’ Reino Unido y ha sido traducido del inglés por Daniel Templeman Sauco.