"Baño de sangre y "cabezas rotas": la amenaza china a quien la “hostigue, oprima o subyugue”
Xi Jinping celebra el avance "irreversible" del país en el centenario del Partido Comunista.
El presidente de China, Xi Jinping, ha destacado durante la celebración del centenario del partido que rige sus destinos desde hace casi 72 años que su país, ya “moderadamente próspero”, “nunca” volverá a “ser sometido” ni permitirá que ninguna fuerza extranjera le intimide.
Fue uno de los momentos de su intervención que desataron más aplausos entre las decenas de miles de personas que llenaban las gradas instaladas en la plaza de Tiananmen, en un momento en que China se siente especialmente atacada por Occidente y acusa a Estados Unidos de intentar impedir su progreso.
Pero Xi también aprovechó la ocasión para declarar que el país ha logrado convertirse en “una sociedad moderadamente próspera a todos los niveles”, el principal objetivo fijado en 2012 para el centenario del partido.
“Esto significa que hemos logrado una resolución histórica al problema de la pobreza extrema en China, y ahora avanzamos con paso decidido hacia el objetivo del segundo centenario: convertir a China en un gran país socialista y moderno a todos los niveles”, dijo.
El segundo centenario es el de la fundación de la República Popular China (RPC), que se cumplirá en 2049 y para el que también se fijó esa meta a largo plazo en el XVIII Congreso del partido de 2012.
Una gran muralla de acero
La celebración del centenario en Tiananmen fue relativamente sencilla para lo que acostumbra China, quizás porque en junio y durante todo este mes se han programado infinidad de actos, conferencias y espectáculos por todo el país en torno a la efeméride.
Arrancó con unos helicópteros sobrevolando la plaza componiendo en el cielo un enorme 100, seguidos de una decena de aviones que dejaron una estela de colores en el aire.
Después sonaron cien espaciadas salvas de cañón, con los asistentes en pie en completo silencio, solo interrumpido por algunos pájaros y el sonido de las botas de un grupo de soldados de los tres ejércitos que desfiló, al compás de los cañonazos, sobre una alfombra roja que cubría el centro de la plaza.
Hasta que cesaron las salvas, se izó la bandera china y comenzó a hablar Xi desde la Puerta de la Paz Celestial, flanqueado a su derecha por el primer ministro, Li Keqiang, y a su izquierda por su antecesor al frente del partido y del país, Hu Jintao.
El presidente recalcó que “el pueblo chino nunca ha intimidado, oprimido o esclavizado a pueblos de otros países. No lo ha hecho nunca en el pasado, no lo hará ahora, ni lo hará en el futuro”.
Pero lanzó una velada, aunque dura advertencia, en relación con la creciente confrontación con EEUU y otros países occidentales. “El pueblo chino no permitirá en absoluto que ninguna fuerza extranjera lo intimide, oprima o esclavice y quien lo intente se encontrará con cabezas rotas y un baño de sangre frente a la Gran Muralla de hierro de los 1400 millones de ciudadanos chinos”, dijo.
El Partido Comunista de China (PCCh), dijo, “seguirá persistiendo en la cooperación, la no confrontación, la apertura, buscando el beneficio mutuo y oponiéndose al hegemonismo y las políticas de poder”.
Respecto a Taiwán, instó a “tomar medidas decididas para derrotar por completo cualquier intento hacia la independencia” de la isla.
“Nadie debe subestimar la gran determinación, la firme voluntad y la extraordinaria capacidad del pueblo chino para defender su soberanía nacional e integridad territorial”, advirtió en otra implícita referencia al Gobierno de Washington.
“Nuevo modelo de progreso”
Indicó que el PCCh debe “continuar desarrollando el socialismo con características chinas”, al que consideró “un camino chino único para la civilización” que “ha creado un nuevo modelo para el progreso humano”.
En este sentido, dijo que China está dispuesta a “aprender las lecciones que pueda de los logros de otras culturas” y que recibirán de buen grado “las sugerencias útiles y las críticas constructivas”.
“Sin embargo, nunca aceptaremos el sermoneo de quienes se creen con derecho a aleccionarnos”, aseveró.
Xi destacó que “el sueño chino del gran rejuvenecimiento de la nación” -que definió como “históricamente inevitable”- está más cerca, pero apuntó que para alcanzarlo los chinos deben “estar preparados para trabajar más duro que nunca”.
“Solo el socialismo con características chinas puede desarrollar China”, afirmó, tras resaltar que “la economía socialista de mercado ha permitido a China convertirse en la segunda economía mundial”.
Aunque el día amaneció soleado durante unos instantes del discurso de Xi cayó una ligera lluvia, lo que llevó a todos los asistentes a enfundarse en unos impermeables rojos y azules con que estaban equipados sus asientos.
Amenazaba tormenta, pero el sol volvió a lucir entre nubes y permitió que los participante coreasen en pie la Internacional para cerrar el acto, poco antes de que miles de palomas y globos de colores inundasen el cielo de Tiananmen.