Por qué Ayuso no es Feijóo
La presidenta de Madrid dice que quiere emular al gallego con mayoría absoluta el 4-M, ¿pero son los mismo?
“Quiero gobernar en Madrid como Feijóo, con mayoría absoluta”. Esta declaración repite Isabel Díaz Ayuso de cara al 4 de mayo. Si en las anteriores elecciones fue la segunda fuerza tras el PSOE, ahora la candidata del PP va a por todas y aspira a ser la primera, e incluso a no tener que depender de nadie el día después. Pero, ¿tiene sentido esta afirmación?
Los números no salen. La calculadora de Isabel Díaz Ayuso es más optimista de lo que dicen las encuestas. En las próximas elecciones se elegirán 136 diputados en la Asamblea de Vallecas (cuatro más que en la actual legislatura), por lo que la mayoría absoluta estará en 69 escaños. En las anteriores elecciones de 2019, el Partido Popular obtuvo 30 asientos -por lo que tendría que lograr ahora 39 escaños más-. Las encuestas están dando un fuerte subidón a los populares, pero ninguna les otorga ese soñado número.
En la última encuesta de NC Report para La Razón, Ayuso lograría 55 escaños, en tanto que obtendría 59 asientos si se cumple el barómetro de La Sexta. En el sondeo de Gad3, el PP llegaría incluso a obtener entre 60 y 62. Esto dibuja un panorama de una amplísima victoria pero sin llegar a esa soñada mayoría absoluta en solitario, para la que necesitaría a Vox. Y en alguno de los sondeos también aparece Cs como pieza clave, si rebasa el 5%, para lograr superar esa barrera de 69 frente a la izquierda. Por su parte, Feijóo barrió con 42 de los 75 escaños en juego el pasado mes de julio.
La relación con Vox. Si algo diferencia el tablero político madrileño del gallego, es Vox, tanto su presencia como su relación con el PP. El partido de ultraderecha no existe prácticamente en la comunidad de Feijóo, apenas logró el 2,05% de los votos en las pasadas elecciones y no tienen ningún diputado en el Parlamento regional. La estrategia del presidente gallego es muy clara: no darle ni agua a Vox y dejar claro desde el principio que no pensaba pactar con los de Abascal. En cambio, Ayuso es una firme defensora del entendimiento con el grupo de Vox, con el que se ha sentido muy cómoda durante esta legislatura. De hecho, tenía mejor trato con Rocío Monasterio que con su exvicepresidente, Ignacio Aguado.
Moderación vs. trumpismo. El líder gallego es un político centrado, que tiene un discurso con el que abarca desde los votantes más ortodoxos de la derecha hasta el centro izquierda gallego. Siempre ha defendido esa templanza para lograr esas mayorías absolutas y no le gustan las expresiones de alto voltaje (es más de actuar en la sombra). En cambio, Ayuso tiene un discurso duro, con aires trumpistas. Disfruta con las polémicas, los titulares y las portadas. Con frases salidas casi del argumentario de Vox, que en su vida se escucharán al gallego, como “cuando te llaman fascista es que estás en el lado bueno”.
Gestión sanitaria. Los dos han gestionado de forma totalmente diferente la crisis del coronavirus. Siempre en extremos diferentes en el grado de incidencia acumulada. Además, Galicia fue de los primeros territorios que aplicó confinamientos perimetrales en sus municipios en verano cuando se disparó la incidencia. En cambio, Madrid se ha convertido en la región con peores datos y con las medidas más laxas de toda España (el toque de queda ahora a las once, las imágenes de los turistas franceses por las calles de fiesta…)
Claves regionalista y nacional. La estrategia electoral de los dos es totalmente diferente. Alberto Núñez Feijóo escondió las siglas del PP durante la campaña de las elecciones el pasado verano y se centró en una cosa: Galicia, Galicia y Galicia. El PP allí tiene toques casi nacionalistas, con un estilo casi peneuvista y ha logrado que muchos identifiquen la galleguidad con votarle a él. Ayuso tiene algunos puntos regionalistas, pero ha conseguido hacerse una imagen y ascender convirtiéndose en azote del Gobierno de Pedro Sánchez, buscando un hueco a nivel nacional, confrontando con temas generales en España. De hecho, estas elecciones del 4-M tienen un punto más bien nacional (a mitad de la legislatura) y se están planteando en la comunidad como un Sol vs. Moncloa.
Familias políticas distintas. Alberto Núñez Feijóo es el gran barón del Partido Popular y era el gran favorito a suceder a Mariano Rajoy, pero dio la espantada. Tiene un gran ascendente dentro del partido y se encuadra en el grupo de presidentes moderados, como Juanma Moreno (Andalucía) y Alfonso Fernández Mañueco (Castila y León). Forma parte de ese PP que vende gestión frente a ideas más extremas. Su relación con Pablo Casado no es de íntimos amigos, y el actual líder siempre le teme. Sentaron muy mal sus palabras en Génova 13 precisamente sobre el cuestionamiento de vender la sede. La propia Ayuso le recriminó que diera consejos delante de los medios de comunicación. La presidenta madrileña llegó, en cambio, a dedo por parte de Casado y no tenía muchos seguidores precisamente. Pero su peso en el partido crece cada día y algunos de los que la denostaban internamente dicen que ahora harían falta más ‘ayusos’ en otras autonomías.
Bonustrack
Sí se parecen… son las dos grandes amenazas de Casado. Los dos sí tienen algo en común, hoy por hoy serían los dos dirigentes del PP con más posibilidades de echar a Casado de la Presidencia si quisieran. De hecho, si Ayuso arrasa, se convertirá en la gran lideresa y en un problema para un Casado que no despunta en las encuestas. Eso mismo pasaría con Feijóo, que se ha resistido hasta el momento a dar el salto a Madrid, pero sabe que si se lo piden una segunda vez y ante una derrota ante Sánchez en 2023… ya no tendría excusas.