Así se gestiona la fase 'uno' en las islas: “Somos el laboratorio”
La experiencia del Consell de Formentera y del Cabildo de La Gomera como avanzadilla de la desescalada.
España, pendiente de la decisión del Gobierno en las próximas horas sobre qué provincias podrán entrar en la fase ‘uno’ de la desescalada. Pero desde el pasado lunes ya experimentan esta situación cuatro islas de España, la ‘avanzadilla’, el espejo en el que se miran todos: Formentera, La Gomera, El Hierro y La Graciosa.
¿Cómo es gestionar esta fase sin precedentes? ¿Cómo se han preparado las autoridades locales para ello? ¿Qué están haciendo los dirigentes de esas islas? ¿Cómo se gobierna así? Lo cuentan de primera mano a El HuffPost los presidentes del Consell de Formentera, Alejandra Ferrer, y del Cabildo de La Gomera, Casimiro Curbelo.
“Días muy intensos, todo el fin de semana preparando. Con muchísima ilusión, pero con muchísima prudencia y responsabilidad”, señala Ferrer, que subraya: “No hemos salido de la crisis. Pasito a pasito”. Y recuerda: “Formentera no saldrá sola para llegar a ese punto para movernos con relativa normalidad y recuperar la economía turística”.
Tanto Ferrer como Curbelo se quejan de una cosa: falta de información por parte del Gobierno central sobre cómo aplicar esta fase ‘uno’. Y son conscientes de que el resto del país los mira con atención para saber qué hacer. “Somos un laboratorio, lo tenemos clarísimo, pero es el lugar perfecto por extensión. Se toman las decisiones más rápidamente, tenemos una manera muy ágil de gestionar, cualquier error se puede corregir. Prueba y error”, reflexiona la presidenta del Consell de Formentera.
Estos días están transcurriendo con “normalidad”, añade Ferrer, que al hilo señala: “La gente ha sido muy cuidadosa. Si estamos en fase ‘uno’ es gracias a la conciencia de la gente, la prudencia. Empezamos antes del estado de alarma con medidas muy restrictivas como suspender la actividad cultural y de ocio, cerrar el club de jubilados y la residencia de día”. Asimismo se cerró el puerto: sólo para viajes necesarios.
Desde el domingo, ha transcurrido “todo con normalidad y alegría”, añade Ferrer, que resalta las ganas de salir “pero con prudencia”. Por ello, desde el Consell se puso en marcha una campaña de información con un grupo de personas detallando lo que se podía hacer y repartiendo mascarillas. Objetivo: que nadie olvide que no se ha entrado en la normalidad.
¿Cómo se controla el cumplimiento y, por ejemplo, que las terrazas limiten al 50% de aforo? Esos grupos de personas organizadas por Consell pasan por los locales para recordar la información y también las fuerzas y cuerpos de seguridad visitan esas zonas para garantizar que se cumple. Ferrer recuerda que los bares que han abierto son los que lo hacen en invierno y no los dedicados a los turistas que ahora no pueden ir a la isla. Alguna “cosita” se ha incumplido, reconoce, pero ha sido por falta de información y se ha resuelto.
La única vía de acceso es el puerto y sólo se permite a los que llevan mercancías. A la entrada se hace un control de temperaturas y de anticuerpos, relata Ferrer. Uno de sus lamentos es que coordinación con el Gobierno central ha sido “ninguna”, fue “imposible hasta conseguir información antes”. El mejor aliado del Consell ha sido el Govern balear: “Hemos hecho reuniones de coordinación, seguimos trabajando para saber qué no ha ido bien, qué no hemos entendido y qué se puede mejorar para los que entren una semana más tarde”.
En esta fase uno ya pueden abrir los pequeños comercios y se pueden juntar hasta diez personas en las casas. Precisamente, el sector de las tiendas está muy preocupado y han abierto las que lo hacen en invierno, las destinadas a la gente de la isla. La vista está puesta para muchos en agosto, la temporada alta.
″Ánimo y responsabilidad en La Gomera”
A las cinco de la mañana se levantó Casimiro Curbelo el lunes para supervisar la entrada en la fase ‘uno’ de La Gomera. La gente recibió ese día, comenta, “con mucho ánimo” para salir después del agobio y del confinamiento de cincuenta días. Él no se cansa de repetir estos días: “Pido responsabilidad y sentido común para aplicar las distancias y los protocolos que determinan las autoridades sanitarias”.
La Gomera fue el primer lugar en el que se registró un caso de coronavirus (un turista alemán) y paradójicamente está entre las primeras cuatro islas en salir hacia la desecalada. ¿Cómo fue ese primer día? “La gente en las terrazas con la distancia recomendada, los pequeños comercios abiertos”, ilustra.
El aislamiento ha sido “fundamental”, confiesa, para llegar a esta situación. Se cerró el aeropuerto y se puso un férreo control en el puerto -antes había un movimiento de 4.400 pasajeros diarios y hoy está entre 60 y 80-. A la llegada se desinfectan los vehículos y las suelas de las zapatillas, además de medirse la temperatura. Entre sus solicitudes, que haya más control en origen, por ejemplo, en el puerto de Los Cristianos, en Tenerife.
El Cabildo, señala Curbelo,está aplicando estos días una “política preventiva” para que se cumplan todas las medias, con la ayuda de la Guardia Civil y de las policías municipales. Todo depende “mucho” ahora de la conciencia ciudadana. Indica que ha visto cómo los propietarios de las terrazas están señalando las distancias y los cuerpos de seguridad hacen una labor inspectora.
Los comerciantes también están abriendo: “Hay preocupación”, señala Curbelo de cara a la recuperación de la economía y la llegada del turismo. Algunos le han reconocido que suben la persiana sabiendo que no va a haber muchas posibilidades de negocio pero intentando vender un parte del stock.
Mucha información, eso es lo que cree que ahora demanda la gente sobre las medidas y qué pueden hacer. A la vez señala que no casa el ritmo del anuncio de las medidas hasta que llega el contenido de los decretos: “Hay un camino”. Por ejemplo, mucha gente les preguntaba sobre si podían ir a la playa. “A partir de ahora, cumplir con las reglas es tan importante o más”.
Las islas, nuestro espejo de fase ‘uno’.