El nuevo veto migratorio de Trump: más de lo mismo, pero salvando a Irak
La fecha de entrada en vigor será el 16 de marzo y se retira a Irak de la lista.
Donald Trump ya ha firmado su nueva orden migratoria. Y su núcleo duro se mantiene. El presidente de EEUU ha rubricado este lunes la versión revisada de su polémico veto migratorio a refugiados, dentro del que el mayor cambio incluido se refiere a Irak.
Este nuevo decreto entrará en vigor a las 00.01 hora local (05.01 GMT) del 16 de marzo y sustituirá al polémico veto emitido el pasado 27 de enero y bloqueado por una decisión judicial.
En esta ocasión, Trump ha decidido permitir la entrada a los iraquíes porque su Gobierno se ha comprometido a colaborar en la investigación de sus nacionales, según han explicado altos funcionarios del Gobierno de Estados Unidos, que han pedido el anonimato durante una llamada con la prensa. A pesar de que el Gobierno de Estados Unidos ha sacado a Irak de su lista, ha detenido la emisión de visados durante 90 días a los ciudadanos de seis países de mayoría musulmana: Irán, Somalia, Yemen, Libia, Siria y Sudán.
A diferencia de la anterior orden, en esta se especifica que pueden entrar a Estados Unidos los ciudadanos de esos seis países que tuvieran un visado válido antes de las 17.00 hora local (22.00 GMT) del 27 de enero, la fecha en la que se emitió la primera orden ejecutiva sobre inmigrantes y refugiados.
Ese extremo no había quedado claro en el anterior decreto y se produjo un gran caos en los aeropuertos de todo el mundo, pues ciudadanos con visados válidos no pudieron viajar a Estados Unidos.
Sobre los motivos por los que Irak ha sido retirado de la lista está, según ha informado la cadena CNN, el hecho de un fuerte ejercicio de presión por altos cargos del Gobierno iraquí. Así, según una fuente estadounidense que cita esta cadena, entre esas presiones se incluyen una llamada telefónica entre Trump y el primer ministro iraquí, Haider al-Abadi, el pasado 10 de febrero y una charla en persona Entre Abadi y el vicepresidente Mike Pence en Munich el 18 de febrero.
A esas conversaciones le siguieron discusiones entre el secretario de Estado de EEUU, Rex Tillerson, y los miembros del gobierno iraquí sobre la investigación de antecedentes de aquellos iraquíes que salgan del país y pretendan entrar en EEUU. Según lo acordado ahora, Irak no tenía implementar nuevas medidas.
Al margen del cambio sobre Irak, el núcleo duro del veto se mantiene: se sigue frenando el paso a viajeros de países musulmanes bajo el argumento de que representan un peligro para la seguridad nacional.
Por otro lado, otra de las novedades es que en la nueva orden ejecutiva se elimina cualquier referencia a los cristianos, un grupo que había tratado de proteger en su anterior decreto, bloqueado por la Justicia.
En su anterior orden ejecutiva, Trump establecía que los cristianos sirios podían entrar a Estados Unidos, mientras que prohibía la entrada al país de manera indefinida del resto de refugiados provenientes de Siria y con otras creencias religiosas.
Con su primer veto migratorio, emitido el pasado 27 de enero, Trump prohibía la entrada al país de los ciudadanos de siete países de mayoría musulmana (Irak, Irán, Somalia, Yemen, Libia, Siria y Sudán) durante 90 días y suspendía el programa de acogida de refugiados durante 120 días. En el caso de los refugiados sirios, esa suspensión era indefinida.
Tras una semana de caos y confusión durante la cual el Gobierno ya introdujo algunas modificaciones, un juez federal suspendió el veto de forma temporal para estudiar su constitucionalidad, una decisión que luego mantuvo un tribunal de apelaciones al que Trump había recurrido.
La respuesta del Gobierno de Trump ha sido preparar una nueva orden con la que esperan evitar problemas judiciales.
Los líderes demócratas del Congreso de EEUU, el senador Chuck Schumer y la representante Nancy Pelosi, han reprobado de inmediato el nuevo veto migratorio emitido por el presidente, Donald Trump, y han insistido en que se trata igualmente de "una prohibición" discriminatoria aunque esté "diluida".
"Una prohibición diluida sigue siendo una prohibición. A pesar de los cambios de la Administración, esta peligrosa orden ejecutiva socava nuestra seguridad. Es más, resulta mezquina y antiestadounidense. Debe ser derogada", ha dicho Schumer, líder de la minoría demócrata en el Senado, a través de un comunicado.
Schumer ha considerado que el hecho de que el mandatario esperara para rubricar la orden ejecutiva revisada días después de su intervención ante la sesión conjunta del Congreso, que tuvo lugar el pasado martes, demuestra que no se trata de ninguna prioridad en materia de seguridad nacional, como clama el propio mandatario.
"Posponer su anuncio y su implementación solo para que el presidente pudiera disfrutar sus 15 minutos de fama después de su discurso ante el Congreso, demuestra que esta orden ejecutiva no tiene nada que ver con la seguridad nacional. A pesar de sus mejores esfuerzos, espero que esta orden ejecutiva encuentre la misma resistencia en las cortes que la versión anterior", ha concluido Schumer.
Por su parte, Pelosi, líder de la minoría demócrata en la Cámara de Representantes, ha asegurado que "el cambio de envoltorio" que ha hecho el Gobierno de Trump sobre la polémica orden ejecutiva "no ha hecho nada para cambiar los objetivos inmorales, inconstitucionales y peligrosos de su prohibición a los musulmanes y los refugiados".
"Esta es la misma prohibición, con el mismo propósito, impulsada por la misma discriminación peligrosa que debilita nuestra capacidad de combatir el terror", ha aseverado la líder demócrata.