Así es la joya ambiental y estratégica de la Sierra Calderona, cercada por el fuego
Las razones de por qué sería un desastre que el fuego arrase este valioso paraje natural.
El incendio devastador de Bejís (Castellón) avanza hacia el sureste y eso implica una amenaza directa sobre la cercana Sierra Calderona, considerado el pulmón verde de la provincia de Valencia y uno de los enclaves ambientales y paisajísticos más queridos y visitados de la Comunitat Valenciana.
Además, desde esta madrugada, los bomberos intentan controlar otro incendio forestal declarado en la zona oeste de este Parque Natural, en el término municipal de Olocau, cuyo alcalde ha ordenado el confinamiento preventivo de la población.
Pero ¿por qué es tan importante esta sierra, situada entre las provincias de Valencia y Castellón, y hay tanto temor a que las llamas devoren parte de sus tesoros de flora y fauna?
El gran incendio de 2017
El último gran incendio que afectó a esta zona tuvo lugar en el verano de 2017, cuando el fuego arrasó 1.300 hectáreas entre los municipios de Gàtova, Segorbe, Altura y Soneja, un tercio de ellas dentro del Parque Natural.
La Sierra de Calderona fue declarada Parque Natural en 2002 y alcanza a 18.019 hectáreas de una quincena de municipios al noroeste del área metropolitana de Valencia y con fauna y flora autóctonas y protegidas.
El Parque Natural, cuyo ámbito territorial coincide con la denominada Zona de Protección en el Plan de Ordenación de los Recursos Naturales (PORN) de la Sierra Calderona, se extiende entre las provincias de Castellón y Valencia, incluyendo sectores de términos municipales como los de Albalat dels Tarongers, Algimia de Alfara, Altura, Estivella, Gátova, Gilet, Marines, Náquera, Olocau, Sagunto, Segart, Segorbe, Serra y Torres Torres.
La Generalitat Valenciana basó su decreto, en enero de 2002, en el “carácter excepcional de dicho espacio natural en el contexto territorial de la Comunidad Valenciana, por sus valores ecológicos, paisajísticos y etnográficos”.
Especies protegidas
Situada entre los ríos Palancia y Turia, supone uno de los parques de mayor superficie de la Comunitat Valenciana y posee unos valores muy destacados en lo que respecta a variedad y buena conservación de hábitat forestales, junto a una fauna variada entre la que destaca el águila perdicera, el halcón peregrino, el búho real y el águila culebrera.
Según la Generalitat, esta zona es un “ejemplo típico” de área central de sierra mediterránea valenciana prelitoral pues la abrupta orografía, junto con la variedad de orientaciones topográficas y de sustratos rocosos, tanto silíceos como calcáreos, permiten la existencia de una vegetación y una flora diversas y de gran interés.
Los ambientes geológicos también destacan por su variedad y abundancia de enclaves singulares. La fauna es muy variada con distintas zonas forestales, de matorral, rupícolas, de ribera y de cultivo.
“Todo ello modulado por la interacción secular entre medio físico y actividad humana, en un contexto histórico agro-silvo-pastoral, generador de un ambiente rural tradicional de gran valor ambiental, paisajístico y cultural”, recogía el decreto oficial de la entonces Conselleria de Medio Ambiente, actual Conselleria de Agricultura, Desarrollo Rural, Emergencia Climática y Transición Ecológica.
La Generalitat se decidió también a proteger este espacio natural ante “impactos negativos” producidos durante las últimas décadas “que comprometen seriamente la pervivencia de sus valores ambientales y culturales y aconsejan la habilitación de medidas administrativas específicas para mejorar su control”.
Lugares de visita obligada
Destacan entre estos impactos “los incendios forestales recurrentes, la urbanización incontrolada de segunda residencia, el vertido de residuos urbanos, las transformaciones agrarias masivas y la afluencia desordenada de visitantes en ciertos ambientes”, según el Gobierno valenciano.
¿Y cuáles son los lugares más visitados de todo ese manto verde? El más emblemático, al oeste del Parque, es el mirador del Garbí (una montaña de casi 600 metros en Estivella), y le siguen el mirador de La Pedrera (en Serra), el Molí de la Ceja (Gàtova), el monasterio de Sant Esperit (Gilet), la Mola de Segart, el Salt de Náquera, el Picayo en Sagunto o el castillo de Torres Torres.