Applaudere
Hacer ruido en grupo para manifestar sentimientos colectivos mediante gritos, abucheos o golpes sobre las cosas que provocan sonidos. Dar palmadas consensuadas, solo y en grupo, dedicadas a los demás o a uno mismo, espontáneas o dirigidas, es un gesto exclusivo de nuestra especie. Aunque nadie sabe cuándo la humanidad empezó a aplaudir.
Lo que parece medianamente claro es que el aplauso está asociado al espectáculo, al teatro. Se aplaude lo interpretado, y por lo tanto, a lo no verdadero. Es decir, a lo falso.
La palabra “aplauso” viene del latín “applaudere”, que significa golpear.
Los romanos golpeaban los dedos, daban palmadas huecas y planas o agitaban el “orarium”. Catalogaron varios tipos de aplausos, dándoles diferentes valores y grados. Ya en Roma se organizaba y se financiaba al público asistente, el cual expresaba el nivel de reconocimiento al finalizar la obra de teatro.
En los conciertos de música clásica está mal visto interrumpir con aplausos. Sin embargo, es aceptado en el Jazz después de un improvisado solo dentro de la pieza. Cada cual sabe cuándo debe o no debe hacer ruido y no el paleto.
Nada más obediente que el público de los programas de televisión, que siempre aplaude cuando se le indica. A pesar de ser tan agradecido, a veces es sustituido por “aplausos enlatados”. Previamente grabados y soltados tras los chistes , sean buenos y malos.
El americano y dramático “slow clap” empieza por una persona que aplaude de una manera pausada y que, gradualmente, se vuelve más rápida mientras el contagiado grupo se va uniendo. In crecendo, a menudo acaba en ovación. El público pasa a ser parte del espectáculo, se convierte también en protagonista.
Además de demostrar empatía, agradecimiento o reconocimiento, el ser humano es capaz de enseñar a aplaudir a las focas sin que éstas sepan lo que están haciendo.