¿Qué ha pasado en Alemania, que ya está levantando el aislamiento?
El país ha logrado mantener a raya el coronavirus sin llegar a confinar a su población.
A finales de marzo, dos días después de que su novio diera positivo en coronavirus, el Departamento de Salud de Hesse, en Alemania, se puso en contacto con Carlota para aislarla.
“Me llamaron para decirme que me consideraban contagiada, aunque no entré en datos oficiales, y me pusieron 14 días de cuarentena obligatoria”, explica Carlota a El HuffPost. A continuación, le llegó una carta en la que le decían hasta qué día no podía salir de casa. “Cuando alguien da positivo [en este caso, su novio], se ponen en contacto con la gente con la que ha estado cerca y los ponen en cuarentena”, cuenta esta española que vive en Alemania. “Ese es su plan de ‘track and trace’”.
Ese “track and trace”, que podría traducirse como ‘localización y rastreo’, es una de las claves que ha permitido a Alemania contener la epidemia de coronavirus sin llegar a confinar a la población. El país, que sólo implantó medidas de distanciamiento social y cerró escuelas y locales, goza desde este lunes de una mayor apertura debido a sus buenos datos.
Tiendas abiertas desde el 20 de abril
Con aproximadamente 150.000 casos diagnosticados y 5.300 muertes (cuatro veces menos que en España), Alemania ha logrado doblegar su curva, y desde el 20 abril permite la apertura de comercios de menos de 800 metros cuadrados, así como de algunas industrias, aunque en todos los casos manteniendo medidas de distanciamiento y protección.
La detección precoz de los casos ha sido crucial en este proceso. Alemania no tuvo escasez de test de diagnóstico como España al principio de la epidemia, y se calcula que ha realizado unos 25.000 test por millón de habitantes (España está en 20.000).
A mediados de enero, científicos del Centro Alemán para la Investigación de Infecciones de Berlín (DZIF) desarrollaron el primer test para el diagnóstico del coronavirus del mundo. Desde ese momento, se distribuyó entre los laboratorios de universidades, hospitales, instituciones y empresas privadas del país.
“Tuvimos un mercado abierto desde el principio”, explicó Christian Drosten, líder de la investigación, en una entrevista publicada en marzo. De este modo, Alemania aumentó rápidamente su capacidad de testeo. “A principios o mediados de febrero, ya se estaban haciendo pruebas de forma general”, asegura Drosten.
“En general hicieron los test más a tiempo y los datos son mucho más fiables que en Italia y España”, opina Carlota, cuya pareja es médico en la región de Hesse. Ella confiesa que, al ver a su familia confinada en España mientras los alemanes seguían saliendo a la calle, temía que “se descontrolaran las infecciones” en su país de acogida, donde finalmente “se ha contenido” la epidemia.
El Gobierno central y los estados federados o Länder pactaron desde el 20 de abril una primera desescalada. De este modo, los colegios retomarán las clases a partir del 4 de mayo, aunque de forma progresiva, las medidas de distanciamiento social persistirán en toda Alemania al menos hasta el 3 de mayo y los grandes acontecimientos públicos estarán prohibidos hasta al menos el 31 de agosto.
Los lugares de culto permanecen cerrados, así como restaurantes y hoteles de todo el país, a diferencia de guarderías y parques, que nunca llegaron a cerrar sus puertas. Sólo el estado de Baviera, en el sur, declaró el estado de emergencia a mediados de marzo.
“Tal y como está funcionando ahora la situación en Alemania, es bastante improbable que vuelva a haber brotes extensos”, señala el epidemiólogo Ildefonso Hernández, portavoz de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (SESPAS).
Hernández considera que, a diferencia de España, Alemania consiguió detectar a tiempo los primeros casos del virus y, por ello, logró frenarlos antes de que la situación se descontrolara. “Por lo que estamos viendo ahora en España, en febrero la epidemia ya estaba bastante avanzada. En ese momento hubo un repunte inexplicable de casos con cuadros respiratorios, y puede que fueran coronavirus que se camuflaron con el final de la temporada de gripe”, comenta haciendo referencia a un estudio preliminar de investigadores de la Universidad de Oxford realizado en Cataluña y publicado estos días.
“Son indicios, todavía no se puede confirmar, pero este análisis es bastante convincente”, afirma el epidemiólogo. “En ese momento, todo funcionaba en España: transportes, trabajos, viajes”, recuerda. En cambio, todo apunta a que en Alemania no hubo esa transmisión ‘encubierta’, del mismo modo que ahora “no debería haber una expansión tan rápida, porque están abriendo todo con precaución”, sostiene Hernández.
El portavoz de SESPAS también considera que la configuración del sistema sanitario alemán les favoreció en estas circunstancias. “Aunque la sanidad española lo supera en indicadores generales, en este caso les va bien tener el servicio asegurado”, afirma. “La gente en Alemania suele ir a a su médico, no se mezcla con el resto de pacientes en un centro de salud. En España, gran parte de las transmisiones, sobre todo al principio de la epidemia, se dieron en centros sanitarios, en Urgencias, con cuadros respiratorios y con mucha gente esperando”, argumenta.
La canciller alemana, Angela Merkel, todavía no se atreve a lanzar campanas al vuelo, consciente de que relajar demasiado las restricciones podría “poner en peligro los primeros éxitos”. “Tengo la impresión de que se ha iniciado una discusión que sugiere una seguridad que todavía no existe”, señaló Merkel en una conferencia de prensa hace unos días.
El Gobierno alemán, añadió, actuará “paso a paso” y “despacio”, e irá analizando sus consecuencias. “Los efectos de la apertura de tiendas iniciada hoy [20 de abril] se verán en 14 días. Eso es lo que hace difícil la situación”, destacó la canciller.
“Habrá que ir con mucho cuidado”, coincide Ildefonso Hernández, “ya que sigue habiendo mucha gente susceptible”.