Aleksandr Sorokin, el único ser humano capaz de correr 319,6 km en 24 horas sin parar
El atleta lituano ha hecho una distancia equivalente a un viaje Madrid-Zaragoza en un día.
Hacer un kilómetro corriendo en 4:30 minutos está alcance de prácticamente cualquier persona que haga algo de deporte. Completar una media maratón (21,097km) a ese ritmo ya requiere de una preparación física especfíca y hacerlo en una maratón (42,195km) es territorio reservado para grandes atletas.
Pensar en hacer en un día 319,6 kilómetros, la distancia entre Madrid y Zaragoza, a esa velocidad es algo que directamente parece de videojuego o de película de ciencia ficción, pero no de la vida real. Pero hay un ser humano en el planeta Tierra que ha demostrado que en su diccionario no está la palabra imposible y que ha llevado al límite a su cuerpo para demostrar que sí que se puede hacer.
Él es Aleksandr Sorokin.
El pasado 17 de septiembre, este lituano de 41 años no ganó, arrasó en los Campeonatos de Europa de 24 horas corriendo, celebrados en Verona (Italia). Logró correr 319,6 km en un día, es decir, hacerlo a un ritmo de 4:30 minutos por kilómetro. Por supuesto, consiguió superar su propio récord del mundo (309 km) para fijar un nuevo registro.
Su superioridad fue tan gigantesca que dejó al polaco Andrzej Piotrowski, segundo clasificado, a 18 kilómetros de distancia y al italiano Marco Visintini, el corredor que completó el podio, a más de 30 kilómetros. Casi nada.
Sorokin, que se ríe al ser preguntado si de verdad es humano o no, lleva siete años corriendo carreras de 24 horas, aunque las primeras las hizo sin ser atleta profesional. Desde 2019, cuando se profesionalizó y empezó a vivir de este extremo deporte, los resultados no han parado de darle la razón: en 2022 ha logrado el récord del mundo en las pruebas de 6, 12 y 24 horas.
Empezó tarde en el atletismo de distancias ultralargas. Y en el atletismo en general. En 2013, cuando tenía 32 años, decidió realizar un cambio radical a su vida. Entonces pesaba 100 kg, bebía y fumaba. El deporte no tenía cabida en su día a día... Hasta que se dio cuenta que necesitaba modificar su rutina para mejorar su salud. Así que comenzó a correr.
Y se enganchó.
“Lo que ocurre con correr es que puedes hacer más de lo que crees que eres capaz. Espero que mi viaje haya inspirado a otros a perseguir sus objetivos”, reconoce en entrevistas el atleta lituano, que ha estado tres meses preparando exclusivamente esta prueba.
Una rutina basada en hacer kilómetros como churros
Sorokin no tiene problemas en revelar cuál es su día a día. Lo hace con naturalidad, como si fuera algo sencillo y no se tratara de una cosa excepcional, fuera de lo común.
“Mi rutina es la siguiente. Me despierto, me tomo un café y salgo a hacer un primer entrenamiento de 40 kilómetros. Después como, duermo y hago un segundo entrenamiento de 10 ó 20 kilómetros. Como, duero y repito el proceso”, explica el atleta lituano.
Así un día tras otro. Una máquina de quemar y consumir calorias. Durante la prueba de Verona, gastó un total de 16.751. Esta cantidad es equivalente a unas 55 hamburguesas, 22 cocidos, 111 tercios de cerveza o 64 pizzas.
Todo eso lo gastó un día. Inhumano. Así que la alimentación en su vida es, por supuesto, muy importante. Cada hora de la prueba tenía fijado que tenía que tomar 400 calorias y medio litro de líquidos.
Ingirió barritas de chocolate, patatas, plátanos, naranjas, geles, galletas, bebidas isotónicas, bebidas azucaradas, café o té. “Me gusta cambiar de sabores durante la carrera”, confiesa.
Además de la exigencia física, también hay una mental, aunque reconoce que no sigue una preparación psicológica o mental concreta. Ya tiene asumido que el proceso va a ser “doloroso, duro, cansado y cargado de sufrimiento”. “Es la única elcción. Lo has elegido, así que hazlo”, sentencia.
Asimismo tiene que lidiar con las lesiones y no desesperarse: “Cuando las sufro son momentos complicados porque no puedo correr, pero tengo un buen fisioterapeuta que me salva. Solo trabajo para tratar de llegar a mis límites”.
Por eso, cuando terminó la carrera con el oro y el récord del mundo bajo el brazo se sintió satisfecho. “Estaba abasoltuamente vacío porque el trabajo, el Plan A, había terminado”, asegura Sorokin, que reconoce que incluso no llegó a mostrar su máximo nivel y amenaza con poder dar todavía más.
“Necesito volver a correr”, avisa, señalando que ahora su sueño ha pasado a ser el de superar los 320 kilómetros en un día, algo que tratará de hacer el año que viene.
“En 2023 quiero correr la maratón, la prueba de 100km y el Campeonato del Mundo de 24 horas, que seguramente será mi objetivo principal”, comenta este lituano, que no duda en reconocer que la hazaña de Eliud Kipchoge de hacer una maratón en 2:01:09 es más importante que la suya. ”Él es el rey de los reyes”, dice con admiración del atleta keniano.
Sorokin, como Kipchoge, tiene la receta, la mentalidad y las ganas de llevar los límites físicos del ser humano a un escalón todavía mayor.