'Acabo de tener un sueño', el premiado corto que te pone en la piel del otro
Ha logrado más de 210 premios internacionales y más de 750 selecciones en festivales.
Primero se oye una respiración agitada. En pantalla sólo se ve negro. De pronto, se escucha una voz, la de la niña que respira entrecortadamente. "Mi nombre es Irene, tengo ocho años y acabo de tener un sueño horrible". Poco a poco aparece la imagen. Irene está en la cama y acaba de despertarse.
Es el principio de Acabo de tener un sueño, el corto con el que el valenciano Javier Navarro Montero pretende llamar la atención sobre las desigualdades sociales y con el que ha logrado más de 210 premios internacionales y más de 750 selecciones en festivales. Se ha convertido en el corto valenciano más premiado de la historia y en uno de los más galardonados del mundo.
La respiración agitada y entrecortada continúa y entonces comienza la historia. Irene recuerda su sueño. "Soñé que mi piel había oscurecido. Mi pelo era diferente y mis ojos también habían cambiado de color". Irene se había convertido en Amina, una niña negra que tiene que ocuparse de las tareas domésticas, que tiene que atender a su madre en silla de ruedas, que va sola a todas parte, a la que la gente ignora... ¡Una pesadilla!
La historia da la vuelta en el minuto 3:15. Ya no habla Irene, habla Amina. Ella no ha cambiado físicamente, ha cambiado su vida. Ahora su casa es la enorme casa en la que vive Irene y sus circunstancias son las mismas que describe Irene en su pesadilla. Amina lo ve desde otras perspectiva. Ir al colegio, poder viajar en autobús, ir al supermercado... ¡Es un sueño hecho realidad!
Navarro escribió el guión del corto en 2014 junto a Pedro Herrero, autor original de la idea, "para denunciar las desigualdades desde la mirada inocente y objetiva de dos niñas de ocho años", cuenta a El Huffington Post. "No queríamos dar lecciones morales a nadie ni recalcar un mensaje ya muy visto en el cine. Aunque no voy a negar que buscábamos remover un poquito la conciencia del espectador", continúa el director, guionista y productor cinematográfico, que pese a amar el cine desde pequeño acabó estudiando Ingeniería Industrial porque, "por desgracia, era muy bueno en Ciencias".
"Queríamos darle importancia al punto de vista, a la perspectiva, ya que en el primer mundo muchos de los problemas cotidianos son banales", apunta. Así, lo que para una es una pesadilla, para la otra es una mejora radical en su vida. Porque una pertenece a una clase social acomodada de un país desarrollado y la otra podría ser uno de los más de 535 millones de niños que, según el informe Acción Humanitaria para la Infancia 2017 de UNICEF, viven en países afectados por conflictos o desastres naturales.
Con estas dos niñas, a las que interpretan Estela del Carmen (Irene) y Andrea Mas (Amina), y con esas dos maneras de ver una misma realidad, Navarro pretende llamar la atención sobre un problema que va más allá de los prejuicios. "Claro que aún hay muchos, los seguimos teniendo y los transmitimos a los niños a partir de ciertas edades, pero quizás lo peor es que hay mucho egoísmo y muy pocas ganas de ponerse en la piel del otro", añade el director.
Navarro asegura que esta actitud responde a egoísmo disfrazado, a falta de empatía. "No hay más que ver la catástrofe humanitaria de los refugiados en pleno siglo XXI o el auge del ultranacionalismo y la xenofobia. Se necesita más educación y cultura, y viajar fuera, siempre que sea posible", continúa.
Acabo de tener un sueñoes su primer corto profesional y un sueño hecho realidad. "Soñaba con poder rodarlo y lo conseguí, pero no me imaginaba tanto éxito", añade el director, que durante estos tres años ha recorrido más de 100.000 kilómetros, algo inusual en el este mundo. "Me han invitado a viajar a festivales de muchos países distintos ya que la película cuenta una historia con un mensaje muy universal que se entiende en cualquier lugar y con el que la gente de cualquier edad empatiza enseguida".
El corto ha llegado a niños, jóvenes, adultos... y a muchos profesores y educadores, que coinciden en que el corto debería enseñarse en las aulas. De hecho, desde el Ministerio de Cultura, encargado de poner la calificación de películas y trabajos audiovisuales por edades, lo recomiendan para todos los públicos y especialmente para la infancia porque, según su criterio, transmite valores pedagógicos y sociales. "El cine es una herramienta educativa con un potencial enorme", recuerda Navarro, que destaca que Acabo de tener un sueñotambién trata de enseñar que "debemos aprender a valorar lo que tenemos".