Los proveedores de abortos se preparan para una nueva realidad en EEUU

Los proveedores de abortos se preparan para una nueva realidad en EEUU

El acceso al aborto podría dejar de existir, literalmente, en cualquier momento.

Tribunal Supremo de EEUUILLUSTRATION: DAMON DAHLEN/HUFFPOST; PHOTOS: GETTY/U.S. SUPREME COURT

Inmediatamente después de que un borrador filtrado el lunes por la noche revelara que el Tribunal Supremo iba a restringir el derecho al aborto en Estados Unidos, Robin Marty empezó a recibir llamadas del personal de su clínica abortista preguntándose si seguirían abriendo sus puertas al día siguiente.

“Así de confuso fue para todos”, aseguraba el martes por la mañana Marty, directora de operaciones del West Alabama Women’s Center. “Es algo con lo que hemos estado lidiando en la clínica todo el día”.

Marty, junto con el personal de otras clínicas y proveedores de abortos de todo el país, sintió la inmediata onda expansiva de la noticia. El borrador de la sentencia del juez Samuel Alito anularía el caso Roe contra Wade, la histórica decisión de 1973 que amplió el acceso al aborto en todo el país. El borrador fue publicado por el medio Politico y el Tribunal Supremo ha confirmado su autenticidad.

El documento filtrado no es definitivo, y el aborto sigue siendo legal en Estados Unidos. Aun así, para muchas personas fue una noticia aterradora. Algunas mujeres pensaron que el aborto había pasado a ser ilegal de la noche a la mañana, pero aunque sí fuera ilegal, no por ello estarían menos necesitadas de atención médica, comenta Marty.

“Si dijéramos que seguimos aquí y que estamos dispuestos a practicar el aborto, ellas estarían dispuestas a arriesgarse. Puedes decirles que podrían ir a la cárcel por ello y aun así ellas responderían: ‘Vale, quiero hacerlo de todos modos’”, explica Marty. “Porque la alternativa es continuar con el embarazo y dar a luz sin desearlo. La desesperación de la gente que quiere interrumpir un embarazo es indescriptible”.

Por ahora, las pacientes y los proveedores de abortos deben esperar hasta que el Tribunal Supremo emita su fallo final, probablemente en junio, sobre el caso Dobbs contra la Organización de Salud de la Mujer de Jackson. La jurisprudencia se centra en una prohibición del aborto más allá de la semana 15 que se dio en Mississippi en 2018, que choca frontalmente con el derecho constitucional establecido por Roe de acceder al aborto hasta que el feto sea viable, alrededor de la semana 24.

Los proveedores, pacientes y defensores del derecho al aborto ya están preparándose para el inevitable día de la decisión

Antes de la filtración, los expertos veían varios posibles desenlaces en el caso Dobbs. Una posibilidad era que el Tribunal Supremo anulara la ley de Mississippi, lo que permitiría que la sentencia del caso Roe permaneciera intacta. Sin embargo, muchos coincidieron, tras las audiencias orales de diciembre, en que la mayoría conservadora del Tribunal probablemente mantendría la ley, ya fuera prohibiendo el aborto por completo o modificando el límite de viabilidad del feto. Cualquiera de esas opciones anularía efectivamente la sentencia del caso Roe.

El borrador filtrado, aunque no es definitivo, está teniendo un efecto inmediato: el miedo, la confusión y la desesperación se están apoderando de las clínicas de aborto de todo el país, y los proveedores, pacientes y defensores del derecho al aborto ya están preparándose para el inevitable día de la decisión.

“Es un momento aterrador, pero llevamos años preparándonos y organizándonos para esto”, sostiene Renee Bracey Sherman, fundadora y directora ejecutiva de We Testify, un grupo de defensa del derecho al aborto. “Nos estamos asegurando de que tendrás acceso a atención médica. Los fondos para el aborto están listos para ayudarte, las clínicas están abiertas, los proveedores están listos para atenderte y todas las que hemos abortado estamos listas para apoyarte”.

Aunque la gravedad de la situación es histórica, la desinformación y el miedo no son nuevos, especialmente en Texas, donde los proveedores de abortos han tenido que lidiar con la prohibición inconstitucional del aborto tras la sexta semana de embarazo durante los últimos ocho meses. El doctor Bhavik Kumar lleva 7 años siendo médico abortista de la clínica de Planned Parenthood en Houston y conoce muy bien el impacto que tiene la prohibición del aborto en las pacientes.

Hay un caos de proyectos de ley, leyes y decisiones judiciales sobre el aborto que ya se hace confuso para la gente, denuncia Kumar.

“Estamos acostumbrados a recibir llamadas de mujeres que nos dicen: ’He visto algo en Internet o en las noticias, ¿puedo seguir recibiendo la atención médica que necesito?′ También estamos acostumbrados tranquilizar a la gente diciendo que todavía pueden venir”, comenta. “Y si no pueden recibir atención aquí en Texas con nosotros debido a estas leyes radicales, podemos ayudarlas a llegar adonde necesitan ir... Aunque el panorama siga evolucionando, seguiremos haciendo eso: dirigir a la gente a una atención segura, dondequiera que sea y con cualquier recurso que podamos ofrecerles”.

Los médicos se ven obligados a acatar las leyes para prestar asistencia sanitaria, pero son los pacientes los que tienen que lidiar con las consecuencias. María, de Texas, tuvo que viajar recientemente a otro estado después de que Texas prohibiera el aborto tras la sexta semana. Sabe que la caída de la sentencia del caso Roe es posible, pero todavía no se lo termina de creer.

“Esta mañana me he dado cuenta de lo mucho que me afecta esto siendo alguien que ha tenido que cruzar el país para abortar”, comenta María, que utiliza un seudónimo para proteger su identidad.

Los médicos se ven obligados a acatar las leyes para prestar asistencia sanitaria, pero son los pacientes los que tienen que lidiar con las consecuencias

“Han pasado seis meses desde que aborté y todavía me estoy recuperando de los gastos del viaje y procesando ese momento traumático de mi vida”, explica. “Reconozco lo privilegiada que soy por haber podido coger días libres del trabajo y trabajar desde casa mientras me recuperaba... y aun así ha sido complicado”.

Varios amigos se pusieron en contacto con María después de que se filtrara el borrador de la sentencia para reocordarle lo importante que es apoyarse en la comunidad.

“Naturalmente, estamos preocupados por lo que esto significa. Las mujeres pobres de color serán las más afectadas, así que hoy estoy aterrada por nosotras y enfadada por esta crueldad”.

A los proveedores les preocupa que, sin el amparo de la sentencia del caso Roe, no tengan los recursos necesarios para ayudar a personas como María.

El West Alabama Women’s Center ha estado “en una crisis constante” por el desbordamiento de pacientes de Texas, comenta Marty, que añade que la clínica no ha podido dedicar recursos a otros programas. Si sus servicios de aborto fueran prohibidos de repente, sería difícil para el centro seguir funcionando y ofrecer seguimiento tras el aborto a todas las mujeres que inevitablemente tendrán que apañárselas solas en un mundo post-Roe.

Los empleados de Marty están preocupados, pero ella está decidida a hacer que todo siga funcionando. “Me despediré a mí misma antes de despedir a ninguno de los trabajadores”, afirma. Día a día y paciente a paciente es el mantra de Marty.

El principal objetivo de Marty es asegurarse de que todas las pacientes sepan que el aborto sigue siendo legal en este momento y que su clínica seguirá atendiendo a quienes lo deseen. Sin embargo, las pacientes deben entender que el acceso al aborto podría dejar de existir, literalmente, en cualquier momento.

“Antes de citarlas, haremos saber a las pacientes que existe la posibilidad de que su derecho a un aborto legal desaparezca de repente mientras rellenan el papeleo o mientras esperan en la camilla”, dijo Marty. “Si ese día llega, no hay nada que podamos hacer por ellas”.

“Es algo horrible decirle a una paciente: ‘Ahora mismo, aún puedes recibir atención médica, pero dentro de 30 minutos no sé si podrás’. Pero es lo que vamos a tener que decirle aon cada paciente que entre por nuestras puertas”.

Este artículo fue publicado originalmente en el ‘HuffPost’ Estados Unidos y ha sido traducido del inglés por Daniel Templeman Sauco.