A quién le importa... lo que tú digas, señoría
Primera hora en los pasillos del Congreso. El glamour de ser el próximo o la próxima ministra de Economía inundaba con su aroma el ambiente. Isabel Tejerina lucía radiante, parada con los periodistas con su amabilidad disparada (nadie sabe si le va a tocar). Tan sonriente como Tejerina entraba más tarde Luis de Guindos, investido con el aire de vicepresidente del Banco Central Europeo (BCE). "Luego hablamos", despachaba contento a la prensa.
Cristóbal Montoro paseaba sin prisa, disimulando el placer que le produce tener a Guindos ya prácticamente fuera del Gobierno, con la socarronería a flor de piel; Álvaro Nadal, ídem de ídem, más simpático que nunca. "Ya sabes cómo funciona el presidente. Llama media hora antes a quien vaya a serlo y se lo propone". La cartera con más enjundia del Gobierno tiene muchos candidatos.
Había más gente alegre hoy en la sesión de control de cada miércoles. Albert Rivera, con porte de presidente in pectore, se paraba mucho más tiempo del que su jefe de prensa recomendaba, para aclarar a Rajoy que, mientras no haya equiparación salarial para la Guardia Civil y la Policía, no habrá presupuestos del Gobierno.
"Zoido ha perdido frente a Montoro y Rajoy", decía Rivera. El líder de Ciudadanos sabe que las fuerzas de seguridad del Estado sienten preferencia por su partido. En el bar y en el patio, los diputados más jóvenes del PP se revolvían una vez más "porque Rivera se está apropiando de todos nuestros temas y encima no hay quien lo pare".
El líder de Ciudadanos amenazaba a su socio rodeado de una treintena de periodistas, justo en el momento en el que Pablo Iglesias, a su espalda, salía del hemiciclo. Ni un solo periodista lo paraba, le hacía un guiño, una pregunta, un comentario. Ha tenido que acabar el pleno para que media docena se le acercaran, lejos de la expectación de hace unos meses. Lo mismo sucedía poco después con el principal responsable de la comunicación de Podemos, Juan Manuel del Olmo, que se desliza como una sombra sobre las alfombras. Ni siquiera el hecho de que hoy haya sido Iñigo Errejón quien preguntara ,después de nueve meses silenciado, en la sesión de control ha levantado excesiva expectación, "ya tocaba, hacía tiempo que no intervenía", decía a la salida. Podemos no interesa a la audiencia.
Pero es que tampoco a los socialistas de Pedro Sánchez les va mejor. Los presuntos rifirrafe entre Rajoy y Margarita Robles carecen de nervio, y la flagrante contradicción entre no apoyar a Luis de Guindos para el BCE, porque no va una mujer, y, sin embargo, ponerle trabas a su europiputada, Elena Valenciano, para el Europlarmento, hace mella en su gente. Lo utilizan los ministros de Rajoy y tiene escasa explicación en los pasillo.
El jefe de gabinete del presidente, José Luis Ayllón, ha tratado de hacer de la necesidad virtud, vendiendo el palo que les ha dado el Tribunal Constitucional como algo positivo: "Todos aquellos listos que dicen que el Constitucional funciona a las órdenes del Gobierno que se pongan un esparadrapo de lado a lado de la boca".
Mientras, el diputado catalán Sergi Miquel sacaba en la tribuna a colación uno de los temas más oscuros del día y preguntaba al Gobierno si tiene algo que ver con la retirada del cuadro de Santiago Sierra, "Presos políticos de España" que IFEMA ha pedido que se retire y ARCO ha aceptado "para no generar polémica". El arte intervenido y los ciudadanos tutelados. Lo que faltaba, la corrección política acosando a los artistas y cerrando bocas con ese esparadrapo que aconseja el Gobierno.
Hasta aquí,una crónica a vuelapluma, entre chascarrillo y colorín, de las primeras horas de una sesión de control cualquiera, cada miércoles, en el Congreso de los Diputados.
La pregunta es ¿a quién le importa lo que aquí sucede, a quién le importa lo que ellos dicen y contamos?. Es palpable en encuestas y la calle, incluso entre los colegas que cubren el Congreso, que la hondonada que separa a la clase política de la ciudadanía cada vez es más grande.
Interrogamos a los políticos si son conscientes de que se les escucha como quien oye llover. Y así es como lo ven.
Fernando Martínez Maillo del PP, cree que la falta de acuerdo y de consenso influye. "Con el bipartidismo había más estabilidad, el multipartidismo no da estabilidad. Nos quedamos en el rifirrafe y la gente lo percibe, piensa que los partidos trabajamos más para las elecciones. No tengo claro cómo remediarlo, lo intentamos gobernando, pero lo que hay que hacer es gobernar y mirar más hacia el futuro, hacia el mañana y no en el momento. Ahora estamos en un momento de falta de comprensión, de acuerdos y la frustración aumenta".
Su compañero, Rafael Hernando, portavoz del PP en el Congreso, tira balones fuera y dice que "tiene que ver con lo que decimos, pero también con el seguimiento que se hace. Todos somos responsables. Yo hago ruedas de prensa para explicar el trabajo de aquí dentro y luego solo veo el amarillismo".
Como Martínez Maíllo y Hernando, la portavoz socialista Margarita Robles, no rechaza la mayor, que la ciudadanía se aleja. "Hay un divorcio entre la vida política y los ciudadanos, tenemos que hacer autocrítica. Pero también existe un gran desconocimiento de lo que hacemos aquí dentro. Presentamos un proyecto sobre pensiones, educación, igualdad pero no rompen la barrera mediática y los medios optan por airear más el folclore". Como ejemplo, valga lo sucedido últimamente, recuerda la portavoz del PSOE, el mismo día que se presenta un proyecto de igualdad salarial para la mujer importantísimo, lo más sobresaliente resulta el cambio de imagen de Anna Gabriel y su huida a Suiza.
"Esto es puro teatro", asegura el diputado de Podemos, Diego Cañamero. "Aquí dentro las normas las ejecuta una mayoría y los acuerdos no van a ninguna parte, se aprueban proposiciones que instan a cambiar las cosas pero no sirven para nada. Los acuerdos se logran bajo cuerda. Esto es una cáscara de plátano vacía".
Miguel Gutierrez, de Ciudadanos, entona el mea culpa: "La gente se desconecta y no nos gusta. La culpa es nuestra porque no hablamos de lo que les importa. A la ciudadanía no le interesan conceptos etéreos sino cosas concretas en vez de globales. Hoy hemos debatido de educación, y el PSOE de I+D y ciencia. Estamos en la burbuja política del Congreso. El Gobierno no quiere dirigirse a los ciudadanos y es difícil que la oposición pueda interesar porque, al final, son ellos quienes tienen el poder para cambiar las cosas. La oposición puede apretar pero, si ahora pasa un ministro, sus palabras interesan más que lo que yo te esté diciendo".
Según el diputado del PDeCat, Carles Campuzano, "la ciudadanía está alejada porque el Parlamento no está trabajando, porque PP y Ciudadanos bloquean el trabajo parlamentario, bloquean las mociones, vetan las proposiciones de ley, el Gobierno no presenta y no gobierna".
Sobre el cansancio también de la gente cada vez que se habla de Cataluña, la saturación y la desconexión, se lo lleva a su terreno: "Eso demuestra que Cataluña es suficientemente importante para entender que, sin solucionar el problema, manteniendo y alargando este bloqueo, como hace Rajoy, su táctica no vale para sacar adelante el problema".