Ahora nos toca a nosotras romper los techos de cristal
"Debemos actuar de forma temprana, desde la educación".
El término ‘techo de cristal’ lo acuñó en 1978 la norteamericana Marilyn Loden. La expresión se refiere a los obstáculos —algunas veces invisibles— que muchas mujeres enfrentan cuando buscan ascender en sus carreras profesionales.
Cuarenta y cuatro años después, y a pesar de los avances laborales, sociales y normativos, seguimos reivindicando cada 8 de marzo la igualdad de género porque persisten todavía los estereotipos que invisibilidad a las mujeres y situaciones de discriminación que es necesario corregir. En el ámbito laboral, vemos todavía casos de mujeres con dificultades para acceder a puestos de responsabilidad en las empresas, con salarios más bajos y menos oportunidades que los hombres en su promoción profesional.
Debemos actuar de forma temprana, desde la educación. Es en las edades tempranas cuando las niñas se ven marcadas por estereotipos machistas a la hora de elegir su carrera profesional, especialmente en las profesiones STEM, donde existe un marcado sesgo de género.
Desde la política y las instituciones debemos luchar contra los estereotipos y combatir cualquier retroceso como el que se está produciendo por los efectos del COVID-19. Desde el Gobierno de España estamos plenamente comprometidos con la igualdad de género y uno de los ejes en los que está articulada la acción del Gobierno es la Agenda Feminista en todos los ámbitos: económico, laboral, social, formativo y científico.
Un compromiso que se ha puesto en manifiesto con la adopción de actuaciones para avanzar en la equiparación de los permisos de paternidad y maternidad y más recientemente con la regulación para implantar los planes de igualdad y evitar la brecha salarial.
Nuestra prioridad es reducir las barreras estructurales que lastran el acceso de las mujeres al mercado laboral en igualdad de derechos y condiciones; elevar la tasa de empleo femenino; mejorar, fortalecer y reorganizar el sistema de cuidados de larga duración; elevar el potencial educativo y la igualdad de oportunidades y, con ello, la capacidad de crecimiento a largo plazo.
Las mujeres que llegamos a puestos de responsabilidad debemos visibilizar nuestros logros para animar al resto de mujeres a poner en valor su talento. Y desde aquí les animo a perseverar en el rol de la mujer en la sociedad.
Es triste comprobar que todavía hay resistencia de muchos hombres a compartir el poder en igualdad con las mujeres. Y más alarmante es leer informes, como el publicado recientemente por The Lancet, según el cual el 27% de las mujeres de entre 15 y 49 años ha sufrido alguna violencia de su pareja. Son más de mil millones de mujeres. Es intolerable.
Además de garantizar una mayor diversidad, romper los techos de cristal conlleva beneficios para toda la sociedad. Cuando las empresas apuestan por la paridad en los puestos de liderazgo, aumentan sus beneficios y crean empleo. Además, las mujeres somos responsables de más del 70% de todas las decisiones de compra realizadas en el mundo.
Es indudable que para acabar con los techos de cristal hace falta invertir en igualdad. De ahí que la Agenda Feminista del Gobierno también está recogida en el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia como un objetivo transversal.
Decía Clara Campoamor que ella había dedicado gran parte de su vida a que “en este país los hombres encontrasen a las mujeres en todas partes y no sólo donde ellos fueran a buscarlas”. Ahora nos toca a nosotras seguir rompiendo los techos de cristal.