7 motivos por los que las grandes empresas españolas van a seguir contaminando (aunque digan que no quieren)
Directivos de Naturgy, Ferrovial y las eléctricas hablan a calzón quitado de qué posibilidades hay de cumplir con el Acuerdo de París.
"La buena noticia es que somos la primera generación que cuenta con la tecnología para revertir el cambio climático; la mala, que somos la última que podrá hacerlo". Las palabras de Álvaro Rodríguez, director general en España de The Climate Reality Project, caen como una bomba en una sala llena de empresarios y ejecutivos. Rodríguez es un evangelista de la palabra de Al Gore y el evento, celebrado el miércoles en el exclusivo club Alma Sensai de Madrid, pudo ser el bautismo de muchos en la conciencia climática. Ojalá.
Sin las empresas nada será posible: ni salvar el planeta, ni cuidar los océanos ni siquiera cumplir con el Acuerdo de París, que contemplan una reducción drástica de las emisiones de gases de efecto invernadero y la ralentización del calentamiento global. Otro mazazo dialéctico de Rodríguez para sacudir al personal: "Podemos contarle a nuestros hijos que no hicimos nada y el cambio lo arrasó todo, o podemos contarle que tuvimos la suficiente fuerza de voluntad para detenerlo".
Después de una presentación sobre los desastres que ya hemos provocado y los que se avecinan, el representante de The Climate Reality Project deja abierta una rendija a la esperanza y le habla a los empresarios de lo que a los empresarios les importa: dinero. "El cambio climático es la principal amenaza contra la economía global. La buena noticia es que cuidar el planeta se está convirtiendo en algo rentable".
En la mesa redonda posterior participan representantes de las eléctricas españolas, de Naturgy, de Ferrovial... De sus palabras se desprende que hay buena voluntad y algunos hechos, pero también escollos importantes en el camino hacia la descarbonización. Estos son los 7 más importantes:
1.El petróleo que queda
La utilización de combustibles fósiles es la principal causa de la emisión de gases de efecto invernadero. Por eso, para luchar contra ellos, hay que reducir de manera sustancial el consumo de los derivados del petróleo. Y no parece que eso vaya a ocurrir, porque todavía hay muchas reservas.
"Desde 1850 a 2010, la quema de combustibles fósiles ha producido más de 1.800 gigatoneladas de CO2", explica Rodríguez, "pero quedan muchos combustibles fósiles por quemar. Se calcula que si se quemaran todas las reservas comprobadas aún podríamos producir otras 2.795 gigatoneladas de CO2".
No hace falta tirar mucho de imaginación para saber lo que pasaría si volcásemos todo ese CO2 a la atmósfera.
2. La electrificación pendiente
Paloma Sevilla, de la Asociación de Empresas de Energía Eléctrica (Aelec), asegura que nada será posible sin electrificar el mundo.
La patronal de las eléctricas, cuenta, "ha elaborado un estudio de descarbonización con tres escenarios: París, 90% y 95% de descarbonización. En los tres, sin electrificación no hay nada".
Sevilla cree que "la única manera de integrar de verdad las renovables y empoderar al consumidor y es crear redes modernas que lleguen a todo el mundo". Apunta, también, a la necesidad de intervenir en sectores estratégicos: el transporte, la industria y la vivienda.
3. El agujero del transporte
"El transporte", agrega Sevilla "supone el 25% y solamente está electrificado en un 1%". El camino a recorrer, sugiere, es largo y urgente.
Valentín Alfaya, director de Calidad y Medioambiente de Ferrovial y presidente del Grupo Español para el Crecimiento Verde, está completamente de acuerdo: "Es de los transportes es el sector que menos estamos tocando y es el más peligroso. Todos nos movemos y el 99% de nuestros vehículos se mueven con petróleo".
4. La huella de las ciudades
"El transporte y las ciudades suponen el 73% del consumo de combustibles fósiles y por lo tanto de emisión de gases", explica Alfaya. "Son mucho más importantes que la producción, porque vistas esas cifras, la cuestión no es sólo producir energía, sino cómo la consumimos".
La eficiencia energética "no la estamos consiguiendo en la edificación en España", sostiene Alfaya, quien aboga por repensar las ciudades y por poner sobre la mesa una pregunta: "¿Son necesarios todos los desplazamientos que hacemos?".
5. La legislación tímida
Todos esos cambios tienen que ver, y dependen, de iniciativas legislativas concretas. El ejemplo que mejor sirve para entenderlo tiene que ver con el transporte y con esa pregunta de Alfaya sobre los desplazamientos necesarios e innecesarios que hacemos cada día.
"A lo mejor una regulación laboral inteligente podría contribuir a la eficiencia energética: horarios flexibles, teletrabajo, conciliación..."
6. La energía de respaldo
Para cumplir con los objetivos de París, hay que pensar en un horizonte de plena descarbonización a la altura de 2050. ¿Estamos preparados para un futuro 100% renovable? La respuesta de Nieves Cifuentes, directora de Medio Ambiente de Naturgy, es contundente: "No, no lo estamos".
El gran problema, a su juicio, es la tecnología. "Para tener un sistema basado en energía de origen renovable necesitamos tener una energía de respaldo. Las baterías todavía no están lo suficientemente desarrolladas como para dar la seguridad de que si el viento se para, sigamos teniendo energía", explica.
Otro inconveniente, opina Cifuentes, es el estado de las redes. "Necesitamos una inversión de unos 30.000 millones de euros para automatizarlas, digitalizarlas y prepararlas para responder a las nuevas necesidades".
7. El riesgo para el capital
La rentabilidad de las renovables ha mejorado, pero todavía no es segura. "Hasta que no desaparezca el riesgo, la inversión no entrará del todo. Porque el capital privado no quiere ningún peligro", explica Hanno Schoklitsch, director de Kaiserwetter, una empresa alemana que se encarga de encauzar el dinero de inversionistas en las mejores opciones de energías renovables.
Valentín Alfaya cree que Ferrovial puede servir de ejemplo: "En sólo ocho años, hemos reducido nuestras emisiones en un 30%. Hemos renovado flotas, hemos aumentado el consumo de renovables... pero lo más importante es que ha cambiado nuestra estrategia de negocio".
A pesar de estos siete escollos, no todo es oscuridad. Portugal funcionó durante cuatro días exclusivamente con energías renovables el año pasado. ¿Por qué no puede hacerlo España? Quizás haya que ir interiorizando la idea de que "la mejor energía es la que no se consume".