40 años de cambios
Tenemos un Gobierno, el de ahora, que como entonces, tiene claros los desafíos a los que nos enfrentamos los españoles.
El 28 de octubre de 1982 cambió España y la vida de los españoles y cambió, también, nuestro futuro. Han pasado 40 años desde la primera victoria del PSOE en democracia y al echar la vista atrás son muchos los logros, los avances y las transformaciones que dibujaron el país que somos hoy.
La contribución de Felipe González y de todos los hombres y mujeres que participaron de aquel éxito democrático, en el que por primera vez desde el fin de la dictadura se abría paso al primer gobierno progresista, es innegable.
Se pusieron las bases del Estado del Bienestar, desde el reconocimiento del derecho a la Educación y la creación de un sistema educativo de calidad y obligatorio hasta los 16 años, la reforma universitaria, o el sistema de becas que multiplicó por diez sus inversiones, con ministros como José María Maravall, Javier Solana o Alfredo Pérez Rubalcaba. O los años, también, de la puesta en marcha de la Sanidad Pública Universal con Ernest Lluch como ministro, de la revalorización de las pensiones y la creación de las no contributivas o de los viajes del IMSERSO, de las primeras subidas del salario mínimo conforme al coste de vida real y de la reducción de jornada a 40 horas.
Son los años, desde aquel octubre de 1982, en los que da comienzo la primera etapa de modernización y transformación de nuestra economía, con las primeras transiciones como las grandes reconversiones industriales en sectores tan importantes como el siderúrgico o el naval, el momento en el que comenzamos a desplegar una de las mejores redes de carreteras de Europa e inauguramos la llegada de la Alta Velocidad a nuestro país, entre Madrid y Sevilla en 1992. Así como la etapa del ingreso en la OTAN o en la Comunidad Económica Europea que dio paso posteriormente a la UE, que nos permitió ahondar aún mucho mejor en los cambios necesarios para impulsar a nuestro tejido productivo, a las empresas y pymes y al sector agroalimentario, tan importante en nuestro país.
Aquel 28 de octubre comenzó la etapa de progreso más importante de la historia de España porque dimos un salto cualitativo y cuantitativo con el país que dejábamos atrás. Pasamos de un país en blanco y negro a un país que progresivamente iba tomando color gracias a avances para ser más diverso y plural, respetando las identidades y sensibilidades de todos en un estado descentralizado en el que cada territorio decidiera cómo gestionar los servicios públicos para dar una respuesta más eficaz a la ciudadanía. Una etapa que continuó, años más tarde, con José Luis Rodríguez Zapatero y el impulso definitivo a la ampliación de derechos y libertades fundamentales, que demuestra que, gobierno tras gobierno, somos los socialistas el hilo con el que hemos tejido la España de progreso y bienestar que conocemos.
Una manera de entender la política, de responder a los desafíos y a las necesidades de los españoles en cada momento de la historia, de la que somos testigos y herederos, ahora, con Pedro Sánchez, con quien al frente del Gobierno, el PSOE está volviendo a impulsar el avance de derechos, libertades y oportunidades para toda la ciudadanía. Un espejo en el que se miran todas las grandes transformaciones que ni tan siquiera los momentos tan inciertos que vivimos, con la pandemia, o la guerra en Ucrania, han detenido.
La transición ecológica, la apuesta por energías renovables, la transformación digital y su llegada a todos los territorios y ciudadanos de nuestro país, la ampliación de derechos con leyes como las de la Eutanasia, el Ingreso Mínimo Vital o con mejores prestaciones en la paternidad y maternidad, las subidas del Salario Mínimo para alcanzar la media europea o la revalorización de las pensiones para que nuestros mayores vivan con dignidad forman parte de la agenda política, económica y social de nuestro país.
España tiene hoy enormes desafíos de futuro, en un momento de incertidumbre en el que, como dice Felipe González, lo más previsible es que todo es imprevisible y la única garantía es un gobierno serio, responsable, riguroso y comprometido con nuestra ciudadanía como lo es el Gobierno de Pedro Sánchez. Un Gobierno que ha cogido el testigo de estos 40 años de cambios como ningún gobierno lo había hecho antes con tanta determinación. La España de 2022, sus complejidades, sus retos, no son tan distintos a los de aquel octubre de 1982.
Tenemos un Gobierno, el de ahora, que como entonces, tiene claros los desafíos a los que nos enfrentamos los españoles y una hoja de ruta basada en la justicia social, la igualdad de oportunidades y la eficiencia y prosperidad económica. La mejor manera de recordar aquel tiempo es con las palabras de su principal protagonista, Felipe González, en la sesión de investidura en el Congreso de los Diputados.
“Gobernar no significa solamente estar atento a las curvas del camino; gobernar es guiarse al mismo tiempo por el perfil del horizonte, tener bien claro un rumbo a largo plazo, una perspectiva que otorgue pleno sentido a los afanes cotidianos. Gobernar es aferrarse con ilusión y esperanza a ese rumbo, a sabiendas de las dificultades iniciales, a sabiendas de que aunque no se alcance plenamente el horizonte debe bastarnos la humilde seguridad de que cada paso correcto nos acerca a la meta de una España mejor para todos”. En esa tarea, tan urgente como importante, seguimos los socialistas 40 años después.