Cuatro maneras de honrar la vida de tu perro después de su muerte
En mi post pasado te platiqué acerca de lo mucho que me había dolido la muerte de la Candy. En este nuevo post te quiero contar el lado B de esa historia: cuatro maneras de honrar la vida de nuestras mascotas después de su muerte.
Quizá te suene ridículo, sobre todo si no tienes perros o nunca has tenido. Pero si sí tienes o has tenido, y no ha vivido en la azotea ni lo has tenido amarrado en la cochera, sino que verdaderamente has convivido con él, sé que me entenderás cuando digo que la muerte de una mascota no es cualquier cosa.
"¡Pero no es un hijo!", dirán algunos. "¡Exacto!, ni que fuera una persona", agregarán otros. Yo sólo quisiera decir que para los que queremos a los perros, efectivamente no es un hijo ni una persona, pero sí un ser vivo MUY especial, al que llegamos a querer, apreciar y amar por su amor incondicional, sus ocurrencias y su ternura, entre muchas –¡muchas!– otras razones.
Por eso me llenó de alegría enterarme de las nuevas formas en las que podemos honrar a los animalitos que se mueren, como una manera de recordar lo que nos dieron en vida: alegría, compañía, cariño, y sí, también preocupaciones y corajes (después de todo, a nadie le gusta que le muerdan sus zapatos, chanclas, cables, libros o muebles, ¿pa' qué te digo que sí si no? jijijji).
Después de incinerarl@, podemos optar por una urna esfera biodegradable hecha de tierra y composta (y aglutinantes vegetales, sustrato orgánico vegetal y arcilla), la cual se puede enterrar en la tierra y sembrar un árbol.
La urna se desintegra totalmente entre una y dos semanas después, dependiendo de las condiciones de humedad. Esta es mi opción favorita porque, como dice mi novio, podríamos ir a visitarlo y verlo crecer.
La segunda opción es una urna hecha de sal (y aglutinantes vegetales) que puedes entregar al mar; ésta se desintegrará totalmente entre seis y ocho minutos después, dependiendo de la temperatura y el movimiento del agua.
La tercera opción es una urna hecha de arena, que puedes soltar en un río o lago, pues también se desintegra totalmente en menos de 10 minutos dependiendo de las características del agua.
La cuarta opción es una urna de cerámica, que puedes colocar en un altarcito o repisa de tu casa.
Yo pienso siempre en perros, pero lo que me contó Alejandro García, director de Funeral Pet, que es donde ofrecen estos servicios desde 2008, fue que su primer servicio funerario fue en honor a un gatito, que falleció el 31 de diciembre.
"En estos 10 años también hemos cremado otros animalitos, como patos y roedores. Hubo una señora que viajó especialmente de Morelia a la CDMX para ofrecerle un servicio funerario a su gallina. La veló, se despidió y luego iniciamos el proceso, que puede durar entre 20 minutos y 2 horas dependiendo del tamaño de la mascota", me contó Alejandro.
Que no te dé vergüenza
Si leyendo esto te acuerdas de alguna mascota que tuviste y murió, y te pesa, y te dan ganas de llorar, ¡llora! No te reprimas. Sé que es difícil expresarlo y compartirlo en voz alta porque creemos que nadie nos va a entender...
En mi caso muchas veces he pensado que soy "la loca" que llora porque a Alex le tuvieron que cortar una patita (la manita derecha), o "la psycho" que sufría porque al Caramelo le tuvieron que abrir la panza cuatro veces pues el tumor no cedía. Cuando, la verdad, ¡el qué dirán nos debería valer gorro!
De acuerdo con el tanatólogo José Iván Pérez, es importante que expresemos nuestra tristeza, nuestro pesar y dolor cuando una mascota fallece, porque a veces "por no hacer el oso" reprimimos esas emociones o las sacamos con quien ni la debe ni la teme (tipo con el cajero del Oxxo... No que me haya pasado, me han contado nada más jijiji).
Explotamos por cualquier motivo y todo por no saber canalizar la tristeza o ira que sentimos durante el duelo. *Ira al sentirnos culpables por lo que no hicimos por el animalito, ya sea porque no quisimos o no pudimos.
Si eres mamá o papá, y fallece el perrito de la familia, ¡no se lo ocultes a tu hijo! Me imagino que ha de ser horrible verlx llorar, y que le quisieras ahorrar todas las penas de la vida, pero no es lo mejor. Sería más formador –y más útil para él/ella– si le enseñamos a conectar con esa tristeza ¡y a honrarla! Agradecerle que nos hace sentir vivos y que nos hace ver quesabemos valorar y apreciar a quienes hubieran dado la vida por nosotros; y si no lo ves así, a menos a quien te sacaba unas buenas risas con sus travesuras y unas buenas lágrimas con sus achaques.
De nuevo, si no has tenido mascota, seguramente no logro hacer que comprendas al 100% de qué hablo, pero si sí, y recién falleció, sé que me entiendes, y quiero que sepas que te acompaño.
Te abrazo en tu dolor y te invito a honrar la memoria de tu mascota de la manera que más resuene contigo en tu corazón. Porque no, no es ridículo, es una muestra de agradecer el amor, y no dejes que nadie te haga pensar o sentir lo contrario.
Este post se publicó originalmente en el HuffPost México.