Ensayo de una sentencia: “desobediencia civil masiva” vs. un 155 “en funciones”
El segundo aniversario del 1-O mira a la sentencia del Supremo y sus consecuencias.
Segundo aniversario del 1-O, el día que nadie olvidará en España y en Cataluña. Y una fecha que ha servido de ensayo político para la nueva e incierta etapa que se abrirá en los próximos días cuando se haga pública la esperada sentencia del juicio del procés. Vienen curvas inciertas.
A lo largo de este martes los políticos han puesto algunas cartas sobre la mesa de cara a esta época que pillará además en plena campaña de las elecciones generales. El presidente, Pedro Sánchez, ya advertía desde esta mañana que se podría aplicar el artículo 155 -como se hizo tras la declaración de independencia de octubre de 2017- a pesar de ser un Gobierno en funciones.
La Moncloa lleva tiempo estudiándolo. A pesar de que no querer hacerlo, está dispuesto a llegar a tal extremo si Quim Torra viola la legalidad. En esta precampaña, Sánchez ha endurecido sus críticas al independentismo. Ya el lunes pedía a los líderes soberanistas no jugar con fuego y condenar cualquier tipo de violencia. Este martes, ahondaba: “Si el autogobierno de Cataluña se sitúa fuera de la legalidad, el Gobierno tiene la obligación de restituir ese autogobierno”.
En anterior Ejecutivo de Mariano Rajoy ya preguntó al Senado si se podía aplicar el 155 en funciones y los letrados consideraron que sí, que la Diputación Permanente de la Cámara Alta podía ratificar ese acuerdo del Gobierno. Al final no se tuvo que hacer en ese momento, pero sí dos años más tarde.
El soberanismo esboza su respuesta al Supremo
La mayor preocupación que existe en estos momentos a la espera de que se haga pública la sentencia es que pueda haber brotes violentos, especialmente después de la Operación Judas, que ha llevado a prisión a siete miembros de los Comités de Defensa de República. Tenían manuales para fabricar explosivos e información sobre puntos estratégicos como cuarteles de la Guardia Civil.
El Alto Tribunal está concluyendo ese fallo, que dará a conocer durante esta primera sentencia. Pero hasta los independentistas, por sus palabras durante los actos de este martes, dan por hecho que será de carácter condenatorio.
El independentismo, muy dividido en estos momentos, ha aprovechado este 1-O para intentar escenificar que estarán juntos tras la sentencia. No se han desvelado exactamente los pasos que se darán, pero los partidos y las entidades independentistas han llamado con un manifiesto leído en los jardines de la Sedeta a la “lucha no violenta” y a la “desobediencia civil masiva”.
“La represión ni comienza ni acaba con este juicio. Se trata de una causa general contra todo un movimiento político y democrático con el único objetivo de pararlo e intentar destruirlo ahora que cada día es más masivo y mayoritario”, indica el texto presentado por Junts, ERC, CUP, ANC y Ómnium.
Movilizaciones “plurales y transversales” se han reclamado de cara a la setencia: “la desobediencia civil y la movilización ciudadana pacífica son los principales instrumentos que tiene la ciudadanía para responder a los abusos de poder y las situaciones de injusticia”. Estas grandes marchas no se han visto precisamente hoy: en Barcelona, según la Guardia Urbana, se han concentrado 18.000 personas.
Todo esto en un día que el Govern ha querido mandar también un mensaje en un acto sobrio y de no mucha duración desde el Pati dels Tarongers: compromiso para avanzar “sin excusas” para alcanzar la república catalana, remarcado que siempre dentro del pacifismo.
Flanqueado por sus consellers, directores generales y altos cargos del Govern, Torra ha reivindicado la “radicalidad democrática, el derecho a la autodeterminación, con el diálogo, con la cohesión social y con el respeto escrupuloso de los derechos humanos, civiles y las libertades colectivas”. Su Ejecutivo se compromete, ha apostillado, “a avanzar sin excusas hacia la república catalana, para que sea una realidad” y a “persistir hasta lograr la libertad de las presas y presos políticos y el retorno de las personas exiliadas”.
Unos días agitados políticamente que tendrán otro punto fuerte precisamente el próximo lunes cuando se debata la moción de censura contra Quim Torra en el Parlament, fecha que ha desvelado este martes el presidente de la Cámara, Roger Torrent. Un movimiento que no parece prosperar, el PSC se niega a apoyar una medida que considera electoralista de Ciudadanos.
El gran protagonista de aquel 1-O, Carles Puigdemont, no estaba precisamente hoy en Barcelona, Y ha hablado desde Bruselas: ha querido negar en este contexto “ningún tipo de relación” con los miembros de los CDR y habla de una “narrativa” para activar la euroorden de detención por terrorismo.
Los CDR no han llevado a cabo ningún acto violento durante la mañana y la tarde. Pero han avisado a través de un comunicado asegurando que el Estado actúa “como una bestia malherida dispuesta a atacar ferozmente” pero que serán ellos quienes “hagan temblar al enemigo”.
Segundo aniversario del 1-O: el ensayo de la sentencia.