Retretes y violaciones en India
Por extraño que pueda resultar son clave en el espantoso espectáculo diario de las violaciones. En la India, país de 1.200.000.000 habitantes, hay 630 millones, la inmensa mayoría población rural, que tiene que hacer sus necesidades fisiológicas más íntimas en el campo porque no tienen... retretes.
Ni por un momento se tomen el título a guasa. Yo no lo hago. Siempre he pensado que del título y las cinco primeras líneas depende que el lector continúe haciéndolo. Sigan, por favor.
No es exagerado afirmar que en la opinión pública española y más allá hay asombro, espanto e indignación por el trato denigrante a que muchas mujeres están sometidas en la India. Desde cualquier tipo de acoso a violación y asesinato. De violaciones en grupo en autobuses a las realizadas en el campo con seguimiento de muerte, incluido ahorcamiento en un árbol.
Varios factores a reseñar. Inusitada frecuencia de los delitos. Negligencia, pasividad de la policía a la hora de evitarlos o realizar detenciones una vez cometidos, con amenazas a quienes se atreven a denunciarlos. Usual complicidad o intervención directa de la propia policía y de miembros del ejército. Machismo generalizado. Significativo: muchas de las violadas pertenecen a las castas bajas, dalits, parias o intocables. Las castas fueron oficialmente prohibidas en 1950 por la Constitución, pero su arraigo milenario garantiza -pese a toda condena- su pervivencia. Los miembros de las castas más bajas trabajan por sueldo ínfimo en labores serviles, por ejemplo... en limpiar retretes... allí donde los hay, esto es, los de las clases o castas pudientes.
Retretes. Por extraño que pueda resultar son clave en el espantoso espectáculo diario de las violaciones. En la India, país de 1.200.000.000 habitantes, con uno de los mayores índices de crecimiento macroeconómico, democracia mayor del planeta, que envía cohetes al espacio y por supuesto con numerosos billonarios... en esa India, hay 630 millones de personas, la inmensa mayoría población rural, que tiene que hacer sus necesidades fisiológicas más íntimas en el campo porque no tienen... retretes.
He escrito y han leído bien. La mitad de la población total del país no tiene un, siquiera miserable, cuartucho de baño. Evacuan al aire libre, generalmente de noche. ¿Surrealista? Hiperrealista. Surrealistas son las declaraciones de algunos responsables (es un decir) políticos. Por ejemplo, las que hizo en 2012 Jairam Ramesh, ministro de Desarrollo Rural, aconsejando a las mujeres que no se casaran con hombres de familias sin cuarto de baño. El partido del Congreso -que ha gobernado (también es un decir) casi continuadamente desde la independencia en los años cincuenta- prometía en su programa de los últimos comicios celebrados en mayo que construiría un retrete en cada hogar (¿hogar?, de nuevo es un decir). Y el que ha ganado, el partido ultra hinduista Bharatiya Janata, ofrecía asimismo la promesa de construirlos en casas, escuelas y lugares públicos. Hasta llegar a decir, en precampaña en octubre pasado: "Primero retretes, después templos" (hinduistas). Era uno de los lemas preferidos del desde hace unas semanas jefe de Gobierno, Narendra Modi.
Comprendo que a algún lector, imbuido del canon occidental, todo esto le parezca casi fantástico, cosas del realismo mágico oriental. Pues no. Nada de magia y sí mucha realidad. En el Estado de Uttar Pradesh, el mayor de la Unión India, el 64% de la población no tiene acceso a un retrete, pero sí un elevado grado de machismo. Hace unos meses dos jóvenes fueron condenados por violar y matar a dos mujeres dalit. Mulayam Sing Yadav, prominente político de ese Estado, provocó la ira popular al afirmar que "los chicos son siempre chicos y no merecen la pena de muerte". Kamla Devi, mujer de 25 años, exclamaba: "Nos pegan palizas y cuando no pueden controlarnos, nos matan".
No se trata de historias de ficción llevadas a la pantalla cinematográfica por la potente industria de Bollywood. El desastre humano, individual y colectivo, que he narrado, está documentado por fuentes indias e internacionales. Organización Mundial de la Salud: "626 millones de indios defecan al aire libre. En China son 14 millones". Por cierto, Narendra Modi acaba de manifestar que quiere seguir la estrategia económica china. ¿Servirá para que India se acerque a los solo 14 millones de China? Water Aid Report 2012: 9 de cada 10 mujeres jóvenes admitieron haber sido acosadas al ir "al baño" en Bhopal, capital del Estado de Madhya Pradesh. Banco Mundial 2010: La ausencia de facilidades higiénico-sanitarias en India le cuesta al Estado 50.000 millones de dólares anuales (muertes prematuras, enfermedades relacionadas con la higiene). Hay mucho más, pero estimo superfluo insistir. Termino con una frase del premio Nobel indio, Amartya Sen: "La posibilidad de misiones espaciales parece acaparar la imaginación de las clases privilegiadas de mi país, mucho más que un simple retrete con agua corriente" (An uncertain glory: India and its contradictions, coautor Jean Dreze, economista del Desarrollo, Princeton, 2013).
Una coda de puro canon occidental. No es la India, sino Estados Unidos donde se cometen más violaciones. En 2011, en la India se contabilizaron 24.206 casos, si bien muchos otros no fueron denunciados. Ese mismo año, en "el gran país americano", con una población mucho menor, hubo 83.425 violaciones, eso sí, no relacionadas con la ausencia de retretes.