Londres 2012: Un puzzle de imágenes
Acaban de terminar los Juegos Olímpicos de Londres y es tiempo de balances, de análisis y de interpretaciones. Pero un evento de estas características creo que se explica mejor recordando los momentos, las piezas de un puzzle que al final te hacen una buena composición de lo que ha pasado en estas últimas semanas.
Acaban de terminar los Juegos Olímpicos de Londres y es tiempo de balances, de análisis y de interpretaciones. Pero un evento de estas características creo que se explica mejor recordando los momentos, las piezas de un puzzle que al final te hacen una buena composición de lo que ha pasado en estas últimas semanas.
Empezamos por España y por lo más reciente: Los chicos del baloncesto. Cabreados en el podio por una plata que debería ser motivo de alegría inmensa, habida cuenta de que enfrente estaban los todopoderosos Estados Unidos de Lebron, Kobe, Durant y Melo Anthony. Pero tal y como pasó en Pekín, los Gasol, Navarro, Rudy, Calderón y compañía hicieron un partido de ensueño, quizá el mejor de todos los tiempos, en el que demostraron que pudieron ganar.
Todo el mundo ha dicho que han sido los Juegos de las españolas. Y es cierto. Suyas son 11 de nuestras 17 medallas. Empezó Mireia Belmonte, la gran Mireia, con sus ojos azul-piscina y sus dos estratosféricas platas. Lo mejor, que en Río de Janeiro 2016 volverá a estar y más fuerte. Maialen Chorraut nos dio el primer bronce, tan brava como las aguas que dominó con su remo. Días después, en el famoso supermartes, Marina Alabau, lograba el primer oro como una campeona, ganando una regata en la que le valía ser séptima. Minutos antes, Javi Gómez Noya conseguía una plata en el esfuerzo sobrehumano del triatlón, sacando el orgullo de los chicos. Y ese mismo día, Ona Fernández y Andrea Fuentes, más que preparada sustituta de Gemma Mengual, conseguían una plata no por esperada poco celebrada.
Esas tres medallas del martes 7 de agosto supusieron un alivio para la delegación española. Todo fue mejor desde ese día. David Cal se convirtió en historia con su plata en los 1.000 metros del C1 y por la noche, Brigitte Yagüe y Joel González lograban a base de buenas patadas una plata y un oro, respectivamente, para dejar claro que no sólo sabíamos ganar medallas en el agua. El jueves pasado, Maider Unda sacaba su orgullo de ganadera vasca y nos daba un bronce en lucha, mientras que el equipo femenino de waterpolo, dirigidas por el gran Miki Oca, lograba una plata sencillamente fantástica.
Empezábamos el último fin de semana de los Juegos con el bronce que debió ser plata de nuestras diosas de la piscina, con las reinas de la 'sincro' y otra plata en taekwondo, de la mano (y de los pies) de Nico García. Lo continuamos el sábado con la plata del superagente Craviotto en K1 200 metros, el oro en vela con las chicas de la clase Elliott 6m y el bronce de las guerreras del balonmano, quizá en uno de los momentos más emocionantes de nuestra delegación. En total, 17 medallas, sólo una menos que en Pekín (y sin Samuel Sánchez ni Rafa Nadal), en unos Juegos a los que creo que le podríamos dar un notable bajo a España.
Pero no me olvido de las decepciones: La del fútbol, tremenda. Inexplicable y dolorosa. La del tenis, en la que rozamos la plata con Feliciano y Ferrer pero que se quedó en chocolate. La del atletismo, donde el casi inexistente peso de nuestro equipo merece una reflexión seria en Madrid. La del ciclismo, con una mala fortuna que se resume en la rotura de la cadena de la bici de Luis León Sánchez en la rampa de la contrarreloj. La del balonmano masculino, con una dolorosísima derrota ante Francia en el último segundo. De todas hay que aprender.
Y del resto, pues qué decirles: De nuevo Michael Phelps y Usain Bolt se quedaron con los titulares grandes, tan grandes como sus gestas. La espectacular actuación del equipo olímpico británico, con héroes ya imperecederos como Jessica Ennis, Andy Murray, Sir Chris Hoy, Bradley Wiggins, Mo Farah y un montón más... El sorpresón de México ganándole el oro a Brasil en fútbol. El récord de anotación del mal llamado Dream Team de baloncesto. Las lágrimas del atleta dominicano Félix Sánchez en el podio. Jackson Quiñonez y Andrew Turner ayudando al chino Xiang Liu a abandonar la pista tras su lesión en los 110 vallas. El llanto del ciclista Hoy con su sexto oro colgado del cuello. El apretón de manos entre Gómez Noya y Brownlee, ambos tirados en el suelo tras acabar el triatlón. La cara de la gimnasta californiana McKayla Maroney tras perder el oro en salto (y que es todo un hilarante fenómeno en Internet). Todo el equipo americano de baloncesto saludando, uno a uno a Pau Gasol tras ganar la final. Usain Bolt interrumpiendo la entrevista que le hacían en TVE para escuchar el himno americano. El propio superhombre jamaicano preguntándole a una voluntaria si quería correr por él el 4x100, apenas segundos antes de empezar la carrera. La euforia del bronce en trampolín del inglés Tom Daley mientras el chino Bo Qiu, plata, lloraba amargamente. Y muchos más.
Y para acabar, qué decir de Londres. Para mí, la ciudad más interesante del mundo. Su ceremonia de inauguración, plagada de tópicos, pero unos tópicos maravillosos. La de clausura, con la mejor música popular de la historia... y con una ciudad y un país entregados. El listón está alto para Río. Y estoy deseando que llegue.
Nota: este texto ha sido modificado desde su publicación para añadir el oro en vela del equipo femenino de la clase Elliott 6m.