¿Está todo inventado en el Arte de la Fotografía?

¿Fotógrafo es todo aquel que dispara una foto? Sí y no. Todos tenemos algún dispositivo, bien sea móvil, cámaras digitales o analógicas, webcams, cámaras para deportes, cámaras-droms, tablets ...y un sinfín más. Ello no nos convierte en fotógrafos. Fotógrafo para mí implica estar en un estado de búsqueda permanente de sensaciones, tonos y creatividad.

Hoy escuché un comentario que revolvió en mí pensamientos apartados que me

gustaría compartir. Todo está por hacer en la fotografía, el universo creativo no tiene fin

y quien piense que todo está ya hecho, está muerto creativamente. Lo mismo sucede en otros campos como la pintura, escultura, etc. El Arte está en constante evolución en paralelo al ser humano.

La frase en cuestión que me despertó estos sentimientos dormidos provenía de una

quinceañera mientras viajaba en bus. Le mostraba a su pareja un selfie al mismo tiempo que le decía "está todo inventado cari". Si la muchacha escuchara a mi profesor de la facultad de bellas artes de Salamanca, cambiaría radicalmente de manera de pensar.

Si algo he aprendido y no se me olvidará jamás es que la creatividad es algo vivo, que evoluciona y despierta nuevas sensaciones. No sólo se trata de realizar encuadres nuevos, utilizar filtros avanzados o añadir millones de megapíxeles a las cámaras, se trata de despertar tu curiosidad para abrir campo en aquello que crees; desarrollar ideas, confundirte y volver a meter la pata hasta que llegas a un resultado innovador, desde el que te alegras de todo el trabajo dejado atrás. Y sobre todo, te motivas para seguir trabajando y sumar nuevos avances en tu estilo de fotografía.

Es como una rueda que gira y que utiliza la creatividad como combustible para poder moverse. Para poder saber si estás o no encauzando bien tus ideas, primero tienes que estudiar las ideas de otros para no cometer los mismos fallos y a la vez superar barreras. No vale copiar, seamos honestos con nosotros mismos, puesto que el significado de avance perdería su contenido.

Os dejo un ejemplo que me surgió al pensar en la evolución y los alimentos y cómo hoy muchos de los productos que compramos en el supermercado están modificados genéticamente para que tengan un color, olor o sabor potenciado o distinto a uno sin estar modificado. ¿Os imagináis poder realizar esto mismo hace muchos siglos? Poder cambiar las texturas y sabores de las frutas, mezclarlos con tubérculos u otras verduras a lo Frankestein. Pues yo sí lo hice y me llené de valor con la aguja para poder mostraros cómo quedarían. No sé si gustará o no, pero lo que es seguro que puse toda mi energía en estos bodegones, intentando crear nuevos horizontes que a mí personalmente me entusiasman.

Creo que es fundamental arriesgar, inventar, dar rienda suelta a la imaginación y sobre todo hacerlo para el enriquecimiento personal.