La UE sienta la base de sus nuevas reglas fiscales pese a las dudas de Berlín
Bruselas prevé aprobarlas durante la presidencia española, en el segundo semestre del año.
Los Estados de la Unión Europea (UE) acaban de acordar las líneas maestras de las futuras reglas de control del déficit y la deuda, que prevén dejar más margen a los Gobiernos para fijar sus sendas de ajuste y para acometer ciertas inversiones, tras solventar las dudas de último minuto planteadas por Alemania.
Los ministros de Economía y Finanzas de los Veintisiete plasmaron los puntos de consenso en unas conclusiones que servirán de base para que la Comisión Europea presente en las próximas semanas -tras meses de debates preliminares- una propuesta legislativa formal para reformar el Pacto de Estabilidad y Crecimiento, dando así el pistoletazo de salida a las negociaciones definitivas.
El documento confirma que se mantendrán los límites actuales del déficit en el 3 % del PIB y la deuda en el 60 % y señala que hay convergencia de opiniones sobre las principales elementos que la Comisión Europea sugirió en su comunicación de noviembre, en particular, la posibilidad de que los Gobiernos diseñen sendas fiscales nacionales definidas por un "único indicador operativo", el gasto primario neto.
Señalan, no obstante, que estas trayectorias deben basarse en una "metodología común" elaborada por el Ejecutivo comunitario que sea "replicable, predecible y transparente", que incluya un "análisis de los desafíos" asociados con los niveles de déficit y deuda y que derive en "un esfuerzo fiscal que ponga a la deuda en una senda claramente a la baja o para que se mantenga en niveles prudentes".
Los Estados están de acuerdo además en la posibilidad de que "el periodo de ajuste fiscal puede prolongarse" si un Estado miembro se compromete a realizar una serie de reformas e inversiones que "refuercen las perspectivas de crecimiento o la resiliencia" de su economía.
Entre estas cita medidas encaminadas a mejorar las sostenibilidad de las finanzas públicas, pero también inversiones relacionadas con las prioridades "estratégicas" de la UE, como son las inversiones en las transiciones ecológica y digital o para aumentar las capacidades en defensa.
Frente a estos cambios que llevan el nuevo marco a un territorio más flexible, los países más partidarios de la disciplina fiscal introdujeron en el documento una referencia en la que los Veintisiete se comprometen a "explorar" una serie de "salvaguardias" para garantizar que la deuda estatal se reduce a un ritmo "suficiente" y para evitar que los ajustes sólo se realizan en los últimos años de cada ciclo.
En la misma línea, el texto remarca que las sanciones por incumplir las trayectorias de ajuste deben ser "más efectivas" y "más transparentes" y, para ello, abogan por reducir las cantidades previstas para estos casos para que su aplicación sea "más realista" y las multas sean más automáticas.
El descontento germano
Durante el encuentro, Berlín amagó con bloquear en solitario las conclusiones, que ya habían sido consensuadas por los Veintisiete a nivel técnico, por su descontento con las directrices que la Comisión Europea dio la semana pasada a los países para elaborar sus presupuestos de 2024, año en que volverán a aplicarse las normas fiscales tras cuatro años suspendidas por la pandemia y la guerra.
Bruselas incorporó en las mismas algunos de los elementos de futura reforma que a priori generan consenso entre los países, como la elaboración de sendas de ajuste diferenciadas para cada Estado, lo que a juicio de Alemania supone que el Ejecutivo comunitario está prejuzgando el resultado de unas negociaciones que todavía no han concluido.
El ministro de Finanzas alemán, el liberal Christian Lindner, destacó que su país puede apoyar el texto después de que se haya subrayado la iniciativa alemana de que la Comisión tenga que seguir debatiendo con los Estados miembros antes de presentar una propuesta legal sobre la revisión.
“Esto no significa carta blanca para la Comisión, sino la necesidad de una discusión técnica más profunda sobre cuestiones inciertas”, dijo el ministro, subrayando que “aún se necesita mucho trabajo para lograr un consenso” sobre la reforma.
"La Comisión es totalmente consciente de la necesidad de seguir discutiendo varios aspectos de esta propuesta y clarificar con los Estados miembros algunos aspectos que aún necesitan ser clarificados y eso es lo que haremos en las próximas semanas antes de presentar nuestras propuestas legislativas", anticipó el comisario europeo de Economía, Paolo Gentiloni, a su llegada a la reunión.
Subrayó, no obstante, que las nuevas reglas debe ser "adecuadas para las nuevas realidades" que afronta la UE.
Misión española
El grueso de la negociación de las nuevas decisiones recaerá en la presidencia española del Consejo de la UE, durante el segundo semestre del año, si se quieren cumplir los pazos de tenerlas listas este 2023. "Es una buena noticia porque supone un paso adelante en la reforma de las reglas fiscales y un compromiso reforzado para que el proceso legislativo culmine en 2023", celebró la vicepresidenta y ministra de Asuntos Económicos española, Nadia Calviño, al término del Ecofin.
"Está claro que en cuanto la Comisión presente su propuesta, este será uno de los principales debates que se producirán en el marco del Ecofin y uno de los expedientes prioritarios de la presidencia española", dijo Calviño, quien será la encargada de presidir las negociaciones en los Consejos de ministros económicos de la UE entre julio y diciembre.
Aseguró que en este periodo España va a "avanzar el máximo posible para tener cuanto antes unas reglas fiscales que se adecúen a la realidad", pero señaló que "lo más probable es que 2024 sea un año de transición" entre las reglas fiscales actuales y las nuevas, que confió en tener pactadas "cuanto antes".
Por ello celebró que la Comisión Europea haya proporcionado la semana pasada a los países unas directrices para elaborar sus presupuestos del año próximo que den un "marco" y "claridad" para esa transición.