El regreso de la feminidad a la alfombra de los Oscar
La 95º edición de la gala de los Oscar ha supuesto el regreso a los básicos de la belleza. Estilismos que han sido superlativos, formas tradicionales reinventadas, vestidos-joya, sandalias de plataforma escondida. Looks femeninos —salvo algún excepción que no nombraremos—, complementados con abrigos y capas que recordaban a la mejor haute couture de las grandes casas de moda, han mandado en la red carpet —o champagne carpet—.
Ha regresado el glamour —esperemos que para quedarse— tras algunos años de esperpentos y moda que no ha sobrevivido a la tendencia natural de las mujeres: querer estar guapas y elegantes en los momentos importantes.
La alfombra roja fue un extraordinario invento de Georgio Armani para “vender” la alta costura en un escaparate sin paragón: estrellas de cine, famosas en el mundo entero luciendo modelos espectaculares. El éxito, rotundo. Décadas después, las principales casas de joyas, zapateros, maquilladores, peluqueros y estilistas se han unido para ofrecer un espectáculo sin igual. El mejor desfile de moda.
En la 95º edición de los Oscars, Cate Blanchett dando, como siempre, una lección de belleza y elegancia con un Louis Vuitton de dos piezas recuperando las hombreras ochenteras.
También de la maison francesa iba Ana de Armas. La actriz hispano-cubana lo tiene todo: belleza, cuerpo y percha. Y claro, el vestido-joya-sirena sencillamente deslumbró.
Impresionante también Jamie Lee Curtis que ha reinventado el naked dress con un modelazo de Dolce Gabbana.
Mención aparte merecen las joyas o joyones. Vuelven las piezas grandes, sobre puestas, como el caso de Rihanna y sus tres hilos de collar de diamantes o el espectacular collar de esmeraldas de 112 quilates de Sofia Carson.
En cuanto a los peinados, regresan los recogidos altos, muy años 50, con maquillajes naturales y ligeros. Frente a los labios rojos de ediciones pasadas, esta edición ha regresado la importancia del total look natural.