El precio de los alimentos toca techo: apuntes sobre la inflación más allá del 4,1%
Si se miran los datos en el índice con base en 2021 y la evolución de los precios en el primer cuatrimestre del año, se aprecia una moderación que acusan especialmente los alimentos y la energía.
La inflación repuntó en abril hasta el 4,1% interanual, sin embargo, el dato definitivo publicado este viernes por el Instituto Nacional de Estadística (INE) recoge también la variación de los productos por grupos y subclases. Y los alimentos, que en marzo mantenían una subida interanual del 16,4%, se han moderado hasta el 12,9%.
La cesta de la compra es el quebradero de cabeza de las familias desde hace un año, cuando tras el estallido de la guerra de Ucrania los precios de algunos productos esenciales como el trigo o el girasol se dispararon. Ahora, sin embargo, a pesar de que la comparación interanual sigue siendo de dos dígitos, el crecimiento mensual de los alimentos invita a pensar que ya han llegado a su techo inflacionario.
¿Pero cómo es posible que hayan tocado techo si están en el 12,9%? Para arrojar luz sobre este fenómeno es recomendable observar la evolución del Índice General Base 2021. Este sondea los precios tomando como base el IPC que predominaba aquel año, que marcaría la base 100.
Cuando se observa el grupo de los Alimentos desde este punto, se puede comprobar cuál es el ritmo de subida de sus precios sin atarlos al mismo mes de 2022, fuertemente influido por el inicio del conflicto armado.
De esta manera se puede observar cómo a partir de marzo de 2022 el Índice de base 2021 de los Alimentos se dispara. Pero también que, mientras que entre febrero y marzo de este año subió 1,33 puntos del 121,90% al 123,23%, en abril ha sido del 123,54%, apenas un 0,31% más.
Manuel Hidalgo es profesor de Economía Aplicada en la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla cree que el techo de los alimentos ya ha hecho aparición: "Los costes de producción del sector ya empezaron a bajar a mitad del año pasado, pueden tardar en traducirse a los precios percibidos entre ocho y diez meses... Pues lo normal es que hubiéramos pasado el pico".
Si se miran los datos de otros grupos desde el mismo ángulo se puede comprobar no solamente una moderación del crecimiento, sino que hay, en este caso sí, bajadas de precios que siguen evolucionando de manera descendente. Es el caso, por ejemplo, de la energía.
Otra prueba de la moderación: el primer cuatrimestre de 2023
Otra manera de comprobar el desempeño de los precios en lo que va de 2023, es decir, el primer cuatrimestre que comprende desde el mes de enero hasta el mes de abril, es valor acumulado de las variaciones por productos.
De esa manera se puede ver que por ejemplo las harinas, un componente esencial para la elaboración de una gran cantidad de productos, aunque han crecido un 14,7% con respecto al mismo mes del año pasado, en lo que va de este no se han sufrido aumentos, sino que se bajado un 1,8%.
Otros alimentos, como la carne de ave, muestra también síntomas de una moderación en su evolución, con una interanual 6% pero solo un 0,6% en el primer cuatrimestre. O el queso, que aunque es un 18,1% más caro que en abril de 2022, en lo que va de año solamente ha subido un 1,4%. La leche tampoco es ajena a esta comparación, ya que interanualmente se ha encarecido un 27,7%, pero solo un 0,4% los últimos cuatro meses.
Esta progresiva moderación, de consolidarse, debería llevar el ritmo de crecimiento de los precios ha unos niveles menos volátiles y más moderados. Pero aunque la inflación bajara al 0% repentinamente en el mes de mayo, eso no implicaría que los productos se hubieran abaratado en los lineales de los supermercados. "Las tasas interanuales expresan un escalón que después se normaliza, los precios pueden dejar de crecer, pero se han quedado arriba, altos", comenta Hidalgo.
¿Y cómo se compensan las subidas?
Por tanto, cuando se habla de que la inflación empieza a bajar revoluciones, hay que entender que eso no significa necesariamente que los precios hayan caído, sino que no suben tan rápido. El desafío se encuentra en buscar un equilibrio para que las subidas no se coman el poder adquisitivo de los consumidores.
En este sentido, el aumento de lo salarios asume un papel fundamental. Esta semana la patronal y los sindicatos pactaron una subida de los salarios del 10%, un 4% en 2023, lo mismo en 2024 y un 3% en 2025. De esta manera, los trabajadores y trabajadoras que se encuentren negociando sus convenios en la actualidad podrían recuperar parte del poder adquisitivo perdido y afrontar con más entereza los nuevos "precios relativos" más altos, como los denomina Hidalgo.
Sin embargo, también se ha hablado desde diferentes organismos y sectores económicos que la subida de los salarios podría aumentar los costes de producción, y eso a su ver provocar nuevas alzas en los precios. Es lo que se conoce como inflación de segunda ronda.
Pero Hidalgo, por su parte, no cree que sea el caso: "Hay muchos precios que una vez suben, ya no vuelven a bajar. Ocurre sobre todo con los bienes industriales, como los coches, por ejemplo".
Este economista sostiene que las industrias tuvieron que subir mucho los precios cuando la energía se disparó, pero ahora que, como se aprecia en el gráfico anterior, la energía se ha desplomado, se abre una "brecha" con la bajada de los costes de producción, afirma Hidalgo, "que tendrá que llenarse con márgenes y también con aumentos salariales para los trabajadores".
"La sequía es inflacionista, pero..."
La sequía tiene al sector agrícola contra las cuerdas. Tanto es así que el Gobierno se ha visto obligado a desplegar un gran paquete de ayudas para los agricultores que se encuentren especialmente afectados. Hidalgo afirma que es uno de los factores que podrían afectar a la evolución de la inflación, pero también matiza y resta gravedad a sus efectos sobre los precios.
"La sequía es inflacionista, pero ¿significa eso que vamos a ver de nuevo una espiral de subidas del 15% o el 20%? No, porque hay mercados internacionales y no en todas partes hay sequía", concluye este experto. Hidalgo opina que si en España "se produce un 50% menos de trigo" este año, pues habrá que importarlo de otros países.
El problema será más grave, prosigue el economista, con aquellos productos que son menos sustituibles, como la carne de cerdo ibérico o el aceite de oliva, cuya producción a escala mundial es eminentemente española: "La inflación irá por barrios".