Las 7 claves del horror con la vivienda: o por qué emanciparse es la 'Odisea' de los jóvenes
El último informe del Observatorio de Emancipación del Consejo de la Juventud deja datos demoledores, como que solo el 16,3% de las personas de entre 16 y 29 años han podido dejar la casa familiar. Pero hay más indicadores que apuntan a que esto solo es la punta del iceberg.
Ulises tardó 20 años en regresar de sus viajes a Ítaca, a su hogar, cuenta la afamada obra de Homero que acuñó un término que a día de hoy continúa empleándose con plena vigencia para referirse a una gesta casi imposible de lograr. La Odisea clásica supuso una década combatiendo en la guerra de Troya contra héroes legendarios y otra más sobre un barco enfrentándose a feroces monstruos, pero hay muchas clases de odiseas. Por ejemplo, ni esos 20 años le bastarían a la mayoría de los jóvenes españoles para poder abandonar la casa de sus padres.
No, la afirmación ni es metafórica ni forma parte de una epopeya histórica. Se trata de un duro retrato del mayor reto, junto al del empleo, que afrontan actualmente los españoles y españolas de entre 16 a 29 años y que se plasma en el último informe del Observatorio de Emancipación del Consejo de la Juventud de España, publicado este martes. Con una serie de datos demoledores entre los que sobresale el siguiente. Tan solo el 16,3% de los jóvenes de dicha cohorte de edad ha logrado vivir emancipado de sus padres.
Más allá de los porcentajes, esa cifra supone que solo 16 de cada 100 jóvenes se han marchado de la casa en la que se criaron. Hay más formas de entender la magnitud de este problema. Del grueso de siete millones de jóvenes españoles de entre 16 y 29 años -concretamente, 7.088.690-, poco más de un millón se ha visto en condiciones de poder trasladarse a otra vivienda.
Casi seis millones (el 83,7%) continúan necesitando el apoyo familiar para una cuestión tan básica -o al menos eso se desprende del artículo 47 de la carta magna- como tener un techo bajo el que cobijarse. Aunque tengan su propio trabajo y sin que eso les garantice que podrán hacerlo sin tener que compartirlo con otras personas, en muchos casos, desconocidos. Y esto solo es la punta del iceberg de la siguiente serie de claves que ahondan aún más en la suerte de 'la Odisea de los jóvenes'.
1- ¿Un dato duro?, pues la realidad es que la situación ha 'mejorado' levemente
Lo primero que hay que tener en cuenta es que ese indicador ha 'mejorado' respecto al anterior informe del Observatorio. En el primer semestre de 2023 se ha alcanzado la mayor cifra de jóvenes emancipados desde 2020, ése 16,3%. Apenas supone una diferencia de 0,37 puntos porcentuales, pero la clave está en los niveles que se consiguieron alcanzar en el pasado.
Por ejemplo, si se analiza un punto crítico para la sociedad y la economía como fue la crisis sanitaria internacional del coronavirus, dicha tasa de emancipación juvenil se situaba inmediatamente antes en el 18,7%. No es su mejor marca. Hace unos 16 años llegó a alcanzar un volumen del 26,1% de los jóvenes. Pero entonces estalló la crisis financiera de 2008.
No obstante, si se compara este actual 16,3% con el indicador de la media europea, estamos ante una brecha del 15,7%. Es decir, en el conjunto de Europa, el 32% de todos sus jóvenes sí han logrado emanciparse.
2- La edad de emancipación: los jóvenes españoles se marchan de casa... cuando ya no son jóvenes
Hay un dato fundamental que acompaña a ese pequeño 16,3% de jóvenes que han podido emanciparse. La edad en la que lo hacen. Según se recoge en el informe, es una de las explicaciones de por qué tenemos una de las medias más altas de toda Europa, fijándose en los 30,3 años. Es decir, los jóvenes españoles se emancipan cuando ya no son jóvenes o acaban de dejar de serlo. Los mismos jóvenes que han perdido un 3,3% de su poder adquisitivo respecto al anterior período del mismo ejercicio.
Y el informe también vuelve a desmontar otro de los tópicos más frecuentes sobre los jóvenes españoles desde que se acuñó el término 'nini' -ni estudian ni trabajan-. En el análisis se habla de los 'sisi' -sí estudian y sí trabajan-. Los primeros conforman el 1,9 % de la población inactiva, mientras que los segundos conforman el 34,0% de la población ocupada.
3- La mejora en el empleo juvenil no fue homogénea, con impacto directo en la emancipación
Aunque España continúa teniendo una de las tasas de paro juveniles más alta de la Unión Europea, con un 20,1%, -un problema estructural que el mercado de trabajo español viene arrastrando desde el pasado-, en los últimos años se han conseguido mejoras. Por ejemplo, ese es el nivel más bajo desde la crisis de 2008. Y, en materia de salario juvenil, el medio ha subido un 5%, concretamente hasta los 12.062,59 euros anuales.
No obstante, según recoge el análisis del Consejo de la Juventud, en diez comunidades autónomas lo que pasó es que la tasa de emancipación continuó cayendo -en el último informe se alcanzaron los peores niveles en dos décadas-. Estamos hablando de las siguientes: Aragón (16,2%), Comunidad Valenciana (15,5%), Navarra (15,5%), Galicia (15,3%), País Vasco (14,8%), Extremadura (14,8%), Castilla y León (14,7%), La Rioja (14,7%), Castilla-La Mancha (13,3%), Andalucía (12,9%) y Cantabria (11%).
En la otra cara de la moneda, un mayor número de jóvenes sí lograron emanciparse en Cataluña (20,9%), Canarias (19,1%), Murcia (18,2%), Madrid (17%), Asturias (16,6%) y Baleares (16,4%). Sin embargo, algunas de estas comunidades cuentan con otras quimeras para los jóvenes en materia de vivienda, principalmente, alquileres y precios desorbitados o inasumibles.
4- Si un joven quiere vivir solo necesita destinar el 93% de todo su salario
Indudablemente, la amenaza que afrontan los jóvenes españoles pasan por dos factores, el empleo -y cuánto les pagan por este- y el propio mercado de vivienda -y los precios actuales-. Ante las diversas realidades, cuando se aborda la emancipación de un joven, es necesario abordar de qué tipo es. Es decir, no es lo mismo que uno de ellos se marche a un piso compartido de cinco habitaciones que lo haga a una vivienda en la que viva sólo y, por tanto, se sufrague él mismo.
Precisamente, en el último de esos casos, los cálculos contenidos en el informe retratan lo que sería una suerte de misión imposible. En esa primera mitad del 2023, el salario medio de un joven se fijó en 1.005,22 euros netos al mes -en 12 pagas-. No obstante, la media del alquiler era de 944 euros. En el informe se toma como base que la media de gastos en el hogar -electricidad, calefacción, agua, etc...- obliga a un gasto medio de 138,12 euros mensuales.
A tenor de estos datos, lo que una persona necesita, como mínimo, para pagarse un alquiler él solo es de 1.082,12 euros La resta es fácil. Si ese joven se atreve a dar el paso, destinando el 93% de su sueldo -en el anterior informe esa marca equivalía al 85,10% de su sueldo neto-, le quedarían 76,9 euros para acabar el mes. Y todo lo que ello supone. Sí, comer, por ejemplo.
5- En 7 comunidades, un joven no podría vivir solo ni con todos sus ingresos
Si el punto anterior puede parecer algo descabellado, la realidad es que hay siete comunidades autónomas en las que ni siquiera dedicar el 93% de todo el salario -o ingreso, al fin y al cabo- sería suficiente para que un joven pudiese alquilar un piso solo. Esta es una realidad que impera en Andalucía, Cantabria, Euskadi, Cataluña, Canarias, Baleares y Madrid.
Las causas que explican esta situación son fácilmente identificables. En la última década, las viviendas de alquiler se han encarecido un 70%. En el último año, la subida de dicho coste fue de un 9,3% más.
6- ¿Y si solo se alquila una habitación en una vivienda compartida?
Analizando lo que supone para un joven emanciparse alquilando su propia vivienda, se abre inmediatamente un interrogante al que acaban aferrándose muchos. ¿Y si solo alquilo una habitación en un piso compartido? Los datos del informe tampoco son alentadores.
Lo primero a tener en cuenta es que la mayor parte de los estudios que analizan estas cuestiones apuntan a que el 30% es el límite aceptable del sueldo que se puede destinar a la vivienda. Según el informe, en 14 de las 17 comunidades autónomas se excede ese umbral teórico. Con una media de 375 euros al mes para el alquiler de una habitación, en una decena de regiones supone desembolsar el 37,3% de lo que gana al mes un joven. En cuatro, ese indicador se dispara al 40%.
7- Para comprarse su propia vivienda, un joven necesita el sueldo de 4 años y medio solo para la entrada
Por último, el informe también analiza lo que se presenta como una auténtica rareza. Que un joven logre comprarse una vivienda en propiedad. ¿Cuánto necesitaría dedicar de su sueldo entonces? Sin obviar los vaivenes que ha venido sufriendo el euríbor y los tipos de interés, en medio de una espiral inflacionista histórica, el análisis recoge lo que debería destinar un joven para la que sería la primera mensualidad de su hipoteca. Un 65,9% que pone el foco en un problema mayor aún que con el del arrendamiento.
Pero eso es solo para esa primera mensualidad, porque para sufragar la entrada media de una vivienda en España -y sin contar con apoyo familiar-, antes ese joven debería haber ahorrado la friolera de 53.796 euros. Esto equivale a los ingresos obtenidos durante cuatro años y medio. A grandes rasgos, esto se traduce en que un joven debería haber estado trabajando y ahorrando casi un lustro sin tocar ni un solo céntimo de ese dinero para poder comenzar.
En relación con este informe, la presidenta del Consejo de la Juventud de España, Andrea González Henry, ha detallado que desde el organismo se "sigue alertando de la falta de acción en política de vivienda en España y las consecuencias negativas que eso ha provocado en la población general".
Una cuestión que afecta, dice González Henry, "especialmente, entre la juventud, que sigue viendo como año tras año disminuye el porcentaje de emancipación por una pérdida de poder adquisitivo, situación que se solapa con la subida ininterrumpida de los precios de alquiler y compra de vivienda".