Hidrógeno verde: la cosa pinta mal para EEUU y Japón
Y no parece que se vaya a solucionar pronto.
El hidrógeno verde está llamado a ser una de las fuentes de energía para asegurar la transición ecológica hacia un sistema económico que respete el medio ambiente. Esta alternativa es una de las que más inversiones está atrayendo y la mayoría de países occidentales y desarrollados se han puesto manos a la obra para desarrollarla. Pero no a todos les va igual, y EEUU y Japón se encuentran en aprietos, según informa El Periódico de la Energía.
Según los analistas de Wood Mackenzie, los productores estadounidenses de hidrógeno tendrán dificultades para cumplir la Estrategia Nacional de Hidrógeno Limpio y la Hoja de Ruta (la Estrategia) que el Departamento de Energía publicó el 5 de junio.
En una nota a clientes, el analista principal Héctor Arreola, dijo que la Estrategia establece una trayectoria clara para alcanzar hitos de producción de hidrógeno con bajas emisiones de carbono de 10 millones de toneladas métricas anuales (Mtpa) para 2030, 20 Mtpa para 2040 y 50 Mtpa para 2050. Sin embargo, añadió que, a pesar de estos esfuerzos, el mercado aún no se ha movido al ritmo necesario para capitalizar plenamente el potencial de producción esbozado en la Estrategia.
“Varios factores hacen improbable el cumplimiento de estos objetivos de producción”, afirma Arreola. “Los costes de la energía renovable, el factor de carga de los electrolizadores y una disminución más lenta de los gastos de capital para el hidrógeno electrolítico (que se prevé que se sitúen en torno a los 1.600 dólares/kW en 2030) son serios vientos en contra para la nueva producción potencial”.
Arreola añadió que otros factores, como la coincidencia temporal, la geolocalización y la adicionalidad en los cálculos de intensidad de carbono, podrían influir sustancialmente en el nivel de subvenciones a la producción y, en consecuencia, en la tasa de adopción.
La nota del cliente añadía que la investigación de Wood Mackenzie coincidía en que la Estrategia tenía razón al identificar la importancia de sectores como el amoníaco, la energía y los biocombustibles/e-combustibles como críticos para la adopción del hidrógeno limpio a largo plazo.
“El nivel de penetración en cada uso final en los EEUU es incierto y variará ampliamente debido a las fuerzas del mercado, las alternativas de descarbonización, el apoyo político y el coste de salida al mercado”, dijo Arreola.
¿Y qué pasa con Japón?
Japón también anunció en junio la 2ª Estrategia Básica del Hidrógeno (la Estrategia de Japón), que pretende multiplicar por diez la producción nacional de hidrógeno de aquí a 2030. La estrategia japonesa pretende aumentar la producción de hidrógeno y amoníaco hasta 3 millones de toneladas por año en 2030, abordando algunos de los principales retos a los que se enfrenta el sector, como los elevados costes, el retraso de la demanda, la falta de desarrollo de infraestructuras y la normalización de la intensidad de carbono.
Japón planea introducir un plan de subvenciones al hidrógeno para salvar la distancia entre el elevado coste del hidrógeno bajo en carbono y el combustible o materia prima que intenta sustituir, pero no contiene detalles sobre el nivel de subvención que se ofrecerá.
“Si Japón pretende atraer importaciones, debe ofrecer algo a la altura de EEUU [3 $/kgH2) y la UE (4 €/kgH2)”, afirma Flor de la Cruz, analista principal. “Sin embargo, no está claro si el objetivo es la producción nacional o el suministro global por parte de empresas filiales japonesas”.
La investigación de Wood Mackenzie indica que, hasta la fecha, se han anunciado 89 Mtpa de proyectos de hidrógeno bajo en carbono, pero los anuncios de infraestructuras intermedias (marítimas, oleoductos, almacenamiento, etc.) se han retrasado.
“Japón ha dado un paso en la dirección correcta al renovar su estrategia del hidrógeno para desarrollar toda la cadena de valor del hidrógeno”, añade De la Cruz.