España vigila la probable hecatombe italiana con el aceite de oliva
Los productores temen que aumente la demanda exterior y eso pueda afectar aún más a los elevados precios del oro líquido.
La producción de aceite de oliva en Italia ha entrado en un terreno peligroso y, año a año desde hace unos cuantos, la curva se ha abonado a las caídas que, como señala el consorcio Italia Olivicola, se ha situado por debajo de la mitad de la demanda nacional.
Según recoge Olimerca, el sector atribuye esta situación al abandono de numerosos olivares, ha llevado a que cerca de 200.000 hectáreas sembradas con olivos hayan caído en desuso y otras 300.000 se gestionen con trabajos mínimos de mantenimiento cuyo objetivo es, ante la falta de apoyo político, garantizar una producción mínima.
“Es impensable, con una inflación galopante y la dificultad de muchas familias para llegar a fin de mes, que los recursos productivos de nuestro país no se aprovechen plenamente. Esto es lo que ocurre con la olivicultura nacional, objeto del desinterés de la política italiana y de la UE durante muchos años, convencida de que la producción del Viejo Continente era en gran medida excedente. Las dos últimas campañas de aceite de oliva, con una producción reducida a la mitad de lo esperado, son un duro despertar. El cambio climático obliga a un cambio de dirección para el bien de los consumidores, del territorio y de la economía nacional”, afirma Gennaro Sicolo, presidente de Italia Olivicola.
Ante este escenario, el sector olivarero de España, consciente de la importancia que tiene el aceite de oliva en la dieta mediterránea y en la economía, sigue de cerca la evolución de la situación en Italia. La conexión que tiene la industria española con la italiana hace que la posible hecatombe italiana tenga repercusiones en el precio del aceite y la disponibilidad del producto, ya que la ausencia de uno de los productores más importantes del mundo en el mercado internacional provocará, presumiblemente, que se incrementen las exportaciones hacia los países en los que no se pueda cubrir la cuota.
Aunque España, Italia y Grecia siguen siendo los principales productores de aceite de oliva del mundo, hay que tener en cuenta también a aquellos países que en los últimos años han despuntado en la producción hasta, en algunos casos, amenazar el dominio mundial de los productores de aceite: Turquía, Egipto, Marruecos o Argelia están invirtiendo cifras millonarias en el desarrollo de una industria del aceite de oliva en su país.
Las subvenciones a los productores de aceite, la plantación de nuevos olivos y la mejora de las técnicas de cultivo han contribuido al crecimiento de la producción de aceite de oliva en estos países emergentes, con un impacto positivo en la economía local con la creación de empleos, aumentando los ingresos y diversificando las economías rurales.