Cambiar una hipoteca variable a fija: la letra pequeña
El alza imparable del Euribor provoca que muchos consumidores se planteen modificar el tipo de su hipoteca.
El Euribor a doce meses llega a una cota que no alcanzaba desde el mes de noviembre de 2008: el 3,5%. Y su consecuencia directa es un importante encarecimiento de las hipotecas variables que tengan revisarse próximamente.
Por esa razón, muchas personas pueden estar planteándose cambiar su hipoteca variable a una fija. En ese sentido, hay buenas y malas noticias.
La negativa es que, en el actual contexto económico, no hay demasiadas ofertas de hipotecas fijas atractivas. Por el contrario, uno de los aspectos positivos de ese potencial cambio, denominado novación, es que no va a suponer un coste económico en forma de comisión.
Así lo estipula la Ley 5/2019, de 15 de marzo, reguladora de los contratos de crédito inmobiliario. El texto normativo indica que “transcurridos los 3 primeros años de vigencia del contrato de préstamo, el prestamista no podrá exigir compensación o comisión alguna en caso de novación del tipo de interés aplicable o de subrogación de acreedor en los que se pacte la aplicación, en adelante y para el resto de la vida del préstamo, de un tipo de interés fijo”.
Por otro lado, si la hipoteca se ha acordado hace menos de tres años, tampoco hay que pagar ningún tipo de comisión a la entidad bancaria. Ello se debe a una medida temporal impulsada por el Gobierno que estará vigente hasta el 31 de diciembre de 2023.
Si la decisión de cambiar a una hipoteca fija se adopta después de esa fecha, la comisión máxima a cobrar por el banco es del 0,05% sobre el importe pendiente de la hipoteca al convertirla en fija. Cabe destacar que esa cifra era del 0,15% hasta el 24 de noviembre de 2022, cuando el Ejecutivo (ante la subida del Euribor) decidió reducir la comisión para facilitar las modificaciones del tipo de hipoteca.