Batacazo histórico de uno de los vinos más prestigiosos de España
La vendimia más temprana en décadas marca un año atípico para el vino de Jumilla.
La Denominación de Origen Protegida (DOP) Jumilla ha vivido en 2024 un año para el olvido en términos de producción, pero no en calidad. Con apenas 46 millones de kilos de uva recogidos, esta última vendimia se ha convertido en la más escasa registrada hasta la fecha: un 14% menos que en 2023 y el desplome del 40% respecto a la media histórica, según la web Vinetur. Tres años consecutivos de sequía extrema han dejado una huella en los viñedos de esta región de Murcia, especialmente los de secano, que dominan esta emblemática demarcación vitivinícola del sureste español.
La vendimia arrancó esta temporada a finales de julio, batiendo récords de precocidad para las variedades de uva blancas y tintas como son la de Garnacha, la de Tempranillo o la Syrah. Sin embargo, la Monastrell, joya de la corona de la denominación de origen, sí ha mantenido su calendario habitual por lo que comenzó a recogerse en septiembre. En ese momento, unas lluvias inesperadas favorecieron el viñedo, ralentizando la maduración y permitiendo que las uvas alcanzaran su mejor estado fenológico.
El bajo rendimiento de los viñedos de la región no han sorprendido a los bodegueros de la DOP Jumilla, que llevaban meses viendo cómo las cepas de secano no brotaban o incluso se secaban por completo por la falta de agua. A pesar de que los viticultores de la región han reiterado a las administraciones la necesidad de riegos de socorro, una medida de emergencia utilizada en agricultura para proporcionar una cantidad mínima de agua a los cultivos cuando estos están en riesgo crítico, siguen esperando una solución efectiva que pueda salvar los viñedos de secano. Los productores insisten en la necesidad de la puesta en marcha de políticas que garanticen la viabilidad a largo plazo de un cultivo estratégico para la sostenibilidad de la región y clave también en la lucha contra la desertificación.
A pesar de todas las adversidades, las bodegas de Jumilla ponen de manifiesto que todos los vinos obtenidos este año tienen un gran potencial. Los niveles de azúcar y el grado alcohólico de la uva se mantuvieron dentro de parámetros adecuados, ya que la escasez de hojas y la pérdida de masa vegetal redujeron la capacidad de fotosíntesis de las cepas.
Además de la sequía extrema, el año de la DOP Jumilla ha estado marcado también por la presencia de plagas como la del mosquito verde, que pasó de ser un problema menor a convertirse en una amenaza generalizada y, también, por la proliferación de conejos, que han devastado los viñedos de numerosas parcelas de la región de Murcia. A pesar de cada una de las dificultades a las que han tenido que hacer frente los viticultores, las uvas que han llegado a las bodegas murcianas lo han hecho en un estado excepcional, gracias en parte al predominio de los cultivos ecológicos en la región.