La bajada del diésel, un espejismo: es un 26% más caro que antes de la pandemia

La bajada del diésel, un espejismo: es un 26% más caro que antes de la pandemia

El descenso del precio de este combustible es completamente insuficiente para igualarse a los años anteriores, cuando se llegó a pagar el litro a 0,90 euros.

Surtidor de combustible en una estación de servicio.Europa Press via Getty Images

Puede que muchos consumidores hayan dado palmas de alegría al ver cómo el precio del diésel se ha puesto de nuevo por debajo de la gasolina después de meses muy por encima, llegando a costar el litro más de dos euros. Ocurrió tras la invasión rusa de Ucrania, y los aumentos acabaron contagiando a toda la cadena de precios, que aún no termina de moderarse.

Sin embargo, ¿son estas dos bajadas que ha publicado el Boletín Petrolero de la Unión Europea? Lo cierto es que los datos, aunque muestran una disminución del coste, no se acerca ni de lejos a lo que era en febrero de 2020, justo antes de que se desatara la pandemia.

Si se miran con detalle los datos del Boletín para la segunda semana de febrero de los últimos diez años, desde 2013, puede comprobarse cómo el precio del diésel sigue siendo mucho más alto. Esta semana, el precio medio del litro de gasóleo en España es de 1,62 euros, un céntimo menos que la gasolina (1,63 euros por litro). Pero hace un año estaba en 1,46, y en 2021 costaba todavía menos, 1,11 euros por litro.

El precio más bajo de los últimos diez años durante la segunda semana de febrero fue en 2016, cuando se pagaba a 0,93 euros el litro.

Hay muchos interrogantes. Tras el estallido de la guerra, el 8 de marzo de 2022 el barril de Brent, el que marca el precio de referencia en la UE llegó a costar 127,98 dólares. Por contra, el 15 de febrero de este año marcó 85,38 dólares, una reducción del 33,2%. Entonces, ¿por qué si el precio del petróleo se ha reducido, no baja el de los carburantes?

¿Qué influye en los precios del diésel y la gasolina?

Entender cómo funcionan las dinámicas del precio de los combustibles requiere tener en cuenta varios factores, ya que desde que se extrae el petróleo hasta que el carburante llega al depósito de un vehículo, se dan toda una serie de procesos que añaden valor al producto final.

El Ministerio de Transición Ecológica tiene en su página web un apartado donde explica algunos de estos pormenores. Para empezar, hay que tener en cuenta que el precio del petróleo es una cosa, y el de los combustibles otra, y que ambos fijan sus precios en función de la cotización que tengan en los mercados internacionales.

Además, esa cotización se gestiona en dólares. Lo que implica que los países que no usan esa divisa, como por ejemplo los países de la Unión Europea que se manejan en euros, están sujetos además de a las fluctuaciones de los precios del oro negro y de los combustibles, a la fortaleza que tenga su moneda frente a los billetes verdes.

La subida de tipos de interés que ha llevado a cabo la Reserva Federal en Estados Unidos ha reforzado mucho al dólar, lo que supone que el euro se haya debilitado al cambio, pasando de 1,17 dólares por euro en agosto de 2021, a incluso estar por debajo, como en septiembre y octubre de 2022, cuando estuvo en 0,97 y 0,99 dólares al cambio con la moneda europea.

En la actualidad, esa tendencia se ha revertido, en parte por la subida de tipos que también ha llevado a cabo el Banco Central Europeo, aunque el cambio está lejos de ser tan ventajoso como antes: ahora un euro vale 1,07 dólares.

El precio debería subir, no bajar

La noticia de las bajadas, de hecho, entraña una serie de interrogantes que los expertos están tratando de resolver. Desde diciembre, el petróleo ruso está vetado de los mercados europeos, siendo imposible importarlo, al mismo tiempo que Rusia ha prohibido, desde principios de febrero, exportar petróleo a los países que lo implementen.

La europea es una medida encaminada a minar las vías de financiación del régimen de Vladimir Putin, que en buena parte financia su campaña bélica contra Kiev gracias a los ingentes ingresos que obtiene de las exportaciones de crudo y gas. 

Esta es una medida más de las sanciones que aplican los socios de la UE, que sin ir más lejos aprobó un nuevo paquete de medidas, el décimo, que incluía la prohibición de vender a la Federación Rusa componentes electrónicos que puedan usarse para el mantenimiento y fabricación de los misiles que utiliza para bombardear las ciudades ucranianas.

El veto al petróleo de Moscú debería haber impulsado los precios, como auguraban la mayoría de expertos, debido a la reducción de la oferta. Sin embargo, ese efecto aún no se ha dado, y de hecho ha tomado la senda contraria. Desde la Asociación Española de Operadores de Productos del Petróleo (AOP), explican a El HuffPost que lo más probable es que haya existido una "anticipación" de los mercados, que habrían buscado el diésel por otras vías alternativas. 

Para el futuro, la AOP no se aventura a confirmar que la bajada vaya a ser sostenida, todo depende de si el invierno sigue siendo relativamente cálido (Una buena parte de la demanda de diésel corre a cargo de las calderas), de la demanda y de los mercados internacionales.

Una cosa sí está clara, mientras dure la guerra y el euro siga siendo débil, el diésel no volverá a ser lo que era.

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