Sonorama y Juegos Olímpicos: así es combinar dos pasiones en pleno mes de agosto

Sonorama y Juegos Olímpicos: así es combinar dos pasiones en pleno mes de agosto

Música y deporte con amigos, no se puede pedir más. 

Viendo el waterpolo femenino en la Plaza del Trigo.Alfredo Pascual

A María Pérez y a Álvaro Martín le quedaban poco más de dos kilómetros para coronarse campeones olímpicos en el relevo mixto de marcha cuando tenía que salir de mi casa con un mochila hasta arriba, una tienda de campaña, un saco de dormir e ir a coger un autobús desde Madrid dirección Aranda de Duero. Esa noche empezaba el Sonorama Ribera y por delante tenía cinco días de música, risas, momentos inolvidables, batallas de pistolas de agua y... deporte. Combinar mis dos pasiones iba a ser todo un tetris. 

La llegada al camping y montaje de la tienda se juntó con la decepción de una de mis deportistas favoritas, Adriana Cerezo, y la eliminación de la selección femenina de baloncesto, mi deporte rey. También el waterpolo masculino hizo el peor partido en el peor día posible. Todo eso lo tuve que seguir mientras ponía las varillas y clavaba las piquetas. 

Por la tarde se siguió a Daniela Álvarez y Tania Moreno, Adrián Vicente y al equipo de natación artística antes de proceder a disfrazarme de Marc Cucurella. La noche estuvo destinada a Ayoub Ghadfa, que se metió en la final minutos antes de uno de los primeros momentos destacados de este Sonorama: la actuación de Los Planetas y de Ladilla Rusa. No todos los días se pueden ver por primera vez a una banda mítica del indie español junto antes de ese maravilloso Kitt y los coches del pasado, la canción que creo que más grité y en la que me empecé a dejar la voz.

Ahí confirmé un problema adicional que iba a tener y que, por suerte, me adelanté para prevenirlo... o por lo menos mitigarlo. Los cinco días iban a ser un despilfarro de batería y para ello me llevé a Aranda mi móvil, mi móvil viejo y pedí prestadas dos baterías portátiles. Más vale prevenir que curar, pensé, pero la realidad fue que me quedé corto.

Llegó el jueves y por primera vez se iba a pisar la Plaza del Trigo. En la plaza más especial de la música española todo se iba a complicar exponencialmente. Ver a Saúl Craviotto hacer historia, a Javier Pérez Polo ir avanzando rondas y defenderme de las batallas de agua mientras trataba de escuchar la música de Malmö040 fue una verdadera prueba de fuego. 

  Viendo el voleyplaya en el camping.Alfredo Pascual

Se intentó, pero reconozco que guardé todas mis fuerzas para combinarlo con otra de esas selecciones que me fascinan: las semifinales del waterpolo femenino. Con una ventaja de cuatro goles dejé de verlo porque la integridad física de mi móvil peligraba seriamente, pero cuando volví a mirar estábamos a punto de llegar a los penaltis. Tocó arriesgar y salió cara porque nos clasificamos para la final y mi móvil sobrevivió. 

Tras eso fue momento de desconectar de los Juegos porque las batallas acuáticas, el ambientazo de la Plaza de la Sal y de las calles de alrededor requerían de toda mi atención. Seguir a Águeda Marqués y las semifinales del baloncesto masculino fueron mi único objetivo de esa tarde.

El viernes fue el día más complicado. Se juntaba la escalada y la lucha por el bronce femenino con el concierto de Karavana, el precioso homenaje a Supersubmarina y la sorpresa de Pignoise en la Plaza del Trigo. Parafraseando a la banda madrileña, no había nada que perder. De hecho, el Sonorama es tan mágico que hasta puedes conocer mientras te defiendes de un pistolezo de agua a amigas del jugador de baloncesto Jaime Pradilla (y pedir una entrevista, si por probar...). 

De camino al camping tocaba ver las semis del balonmano y ahí se iba a terminar mi aventura olímpica del día. Lo siento por los oros de Jordan Díaz y el fútbol masculino, pero Veintiuno, una de mis bandas favoritas, iba a hacer su primer escenario principal y tenías las cuerdas vocales más que preparadas para darlo absolutamente todo. Esa noche fue inmejorable y se bailó (al menos, una vez más) muchísimo con Dani Fernández (reconozco que me emocioné cuando sacó a Jaime de Supersubmarina), Shinova, Niña Polaca o Sexy Zebras poniendo Aranda patas arriba en medio de un precioso mar de fuegos artificiales.  

El sábado, entre que no cargué el móvil y me dejé una batería en el camping, tuve que reservarme hasta la final de waterpolo femenina. Íbamos a ser campeonas y por mucho que OBK y sus Historias de amor estuvieran en el Trigo no me lo podía perder, así que me fui a comer un cachi de croquetas (es de obligado cumplimiento) y a verlo. 

  Viendo el waterpolo en la Plaza del Trigo.Alfredo Pascual

La tarde iba dirigida a pedir cervezas en el Savoy, escuchar música del MoMA y hacerle una pancarta a mi amigo Álex Curreya, que horas más tarde se disponía a reventarlo junto a Mr Cong. La poca batería que me quedaba se reservaba única y exclusivamente a las actualizaciones del Francia-Estados Unidos de baloncesto y a mandarle a mi madre vídeos de Hombres G y a un amigo uno de la Revolución sexual que fue La Casa Azul.

El domingo, hasta que no llegué a la estación de Aranda para la vuelta no pude casi ni ver el bronce del balonmano. Por cierto, ese viaje de regreso a Madrid fue tan surrealista que da para otro blog o para un monólogo de humor.

Ahí se terminaron cinco días de música y deporte únicos que no podría haber combinado si mi amigo y compañero de El HuffPost Miguel Fernández no me hubiera mandado decenas y decenas de mensajes con horarios, marcadores y todo tipo de actualizaciones olímpicas. Marta, una de esas personas maravillosas que conoces camino a un camping de un festival, también colaboró en actualizarme el baloncesto femenino y waterpolo masculino mientras me sujetaba la tienda para clavar las piquetas. Por supuesto, mi amigo Alejandro fue el mejor marcador de baloncesto que uno puede tener.  

Nos vemos el año que viene Aranda, larga vida al Sonorama Ribera, a la música y al deporte. 

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Alfredo Pascual es redactor de Virales en El HuffPost en Madrid. Escribe sobre noticias de televisión, política, redes sociales, deporte, etc. Estudió periodismo en la Universidad Complutense de Madrid y un máster en Periodismo de investigación, datos y visualización en la UNIR. Antes de entrar en El HuffPost estuvo en la Cadena Ser y en el Heraldo de Aragón. Puedes contactar con él en alfredo.pascual@huffpost.es