Ricardo Ten: "En Sidney 2000 gané dos oros a razón de palmadita en la espalda; dice mucho de nuestro país la igualdad de premios hoy"

Ricardo Ten: "En Sidney 2000 gané dos oros a razón de palmadita en la espalda; dice mucho de nuestro país la igualdad de premios hoy"

El laureado ciclista y antiguo nadador acumula tres medallas en París 2024, sus octavos Juegos Paralímpicos, entre los que suma 11 podios. A sus 49 años es toda una enciclopedia del deporte adaptado, del que ha vivido su "reinvención".

Ricardo Ten celebra su oro en la contrarreloj de la categoría C1dpa/picture alliance via Getty IMAGES

A Ricardo el apellido se le ha quedado corto. Porque no son ten sus medallas en Juegos Paralímpicos, sino eleven, once, incluidas las tres con las que se ha coronado en París 2024. La broma ya la ha tenido que escuchar varias veces, señal de que sigue sumando éxitos a un palmarés que llena hojas. 

Porque Ricardo Ten (Valencia, 1975) es desde hace mucho un puntal de la delegación paralímpica española, prácticamente desde que debutara en Atlanta 1996, entonces como nadador. Una 'prehistoria' del deporte adaptado desde la que ha vivido el salto a una "reinvención" hasta hacerlo un mundo "profesional"... también en lo económico.

Nadador de éxito, dijo basta hace años en busca de otra reinvención, la suya, hasta volver a subirse a una vieja amiga, la bicicleta, ya cumplidos los 40. Con ella no han dejado de llegar los reconocimientos en pista y carretera, acumulados en una vida que, al filo de los 50, ya ha pasado por todo. Precisamente por ello se sabe "tutor" de los nuevos deportistas, a los que descubre las penurias de décadas atrás, cuando competían únicamente "por amor y pasión" al deporte, sin apenas ver una peseta de las de entonces.

Ricardo celebra especialmente el paso dado por España de igualar las recompensas a medallistas olímpicos y paralímpicos. Lo hace sin pesarle reconocer "saber que es infinitamente más complicado conseguir una medalla olímpica" pero también poniendo en valor que hoy por hoy "el deporte adaptado ha evolucionado tanto" que exige una dedicación total.

Tres medallas y unos días sin dejar de ser noticia entre la tensión y la fatiga de la competición. ¿Cómo se viven estos momentos de emoción?

Muy satisfecho por los resultados obtenidos. Ahora el cuerpo ya ha empezado a bajar esa tensión que íbamos acumulando durante mucho tiempo. Aún participo el sábado en la prueba en ruta pero la medalla aquí es muy complicada porque no hay diferencia por categoría y compito contra rivales con menor grado de discapacidad, pero estoy contentísimo. Y con ganas de competir.

Tienes 49 años, sumas ya ocho Juegos, 11 medallas paralímpicas y decenas internacionales entre natación primero y ciclismo desde que diste el salto hace ya siete años. ¿Cómo se mantiene el hambre de ganar, la voluntad de sacrificarse a diario?

Pensando que me apasiona lo que hago, pero tuvo mucho que ver el cambio de disciplina. Después de dos decadas en natación, el cambio al ciclismo me hizo volver a ser ambicioso. En la natación noté que mi progresión se había estancado y no podía ir a más pero en el ciclismo llevaba poco y sabía que tenía margen de ciclismo.

Quien no me conoce puede extrañarse del salto que di, pero la bici no me era ajena en absoluto. Yo la he usado mucho siempre, iba a entrenar en bici y en los inviernos compaginaba la natación con competir en algún triatlón.

Yo sé que es infinitamente más complicado conseguir una medalla olímpica que paralímpica viendo ratios de licencias, participación, pero el deporte paralímpico ha evolucionado tanto que exige quizás las mismas horas

Luego en el día a día, pues hay de todo, como le pasará a tantos deportistas. Hay días que te levantas con todo el ánimo y otros en los que sabes que no estás tan motivado pero necesitas tirar de constancia para estar en forma. Cuidar la alimentación, los entrenamientos, el trabajo técnico y esas mejoras residuales tan importantes... te diría que no es nada fuera de lo común.

Hablas de ese salto que desde fuera pudo resultar sorprendente por ser dos deportes a priori tan diferentes. ¿A tus 49 años y con todo lo que has ganado cabe alguna sorpresa más? ¿Miras a Los Ángeles? 

Ufff, Los Ángeles 2028 queda tan lejos... Tengo una edad tan dilatada que ya sólo pienso en el corto plazo. De momento, hacer un buen papel el sábado y honrar a los compañeros que se han quedado fuera, aunque la medalla sea casi imposible. 

Y luego, tras París, un poco de desconexión pero muy poco, porque a las dos semanas tenemos el Mundial de Zúrich, otro supermundial como se hizo el año pasado en Glasgow que juntó el del ciclismo convencional con el adaptado. Es un sueño; el ciclismo paralímpico vive un momento dorado, cuando yo empecé ni imaginaba ver integrado todo en un mismo macroevento.

Con tanta historia tras de ti, supongo que echarás mucho la vista atrás para valorar cuánto ha cambiado el tratamiento y el seguimiento del mundo paralímpico.

Te puedes imaginar. Cuando empecé este deporte era amateur, con un seguimiento casi nulo que se limitaba a los deportistas y sus familiares. Por fortuna todo ha ido cambiado. Los medios de comunicación habéis ayudado y ha habido una reinvención para darle cada vez más visibilidad al deporte paralímpico. En los últimos años el deporte ha cambiado hasta niveles de profesionalización y de tener que prepararnos mucho más para lograr éxitos.

¿Hoy por hoy, una estrella del deporte paralímpico puede vivir de esto?

Estos últimos años, el Comité Paralímpico Español, el CSD y otras entidades han hecho un esfuerzo grande para que nos podamos dedicar de forma exclusiva. No para retirarnos pero sí para competir.

Este año, los medallistas paralímpicos españoles recibiréis el mismo premio que los olímpicos. 94.000 euros el oro; 48.000 la plata y 30.000 el bronce. ¿Más allá de una inyección económica para tu bolsillo, qué significa esto para alguien que viene ganando medallas desde 1996?

En 1996 cuando debuté era impensable tener el mismo premio. Dice mucho de nuestro país que se trate por igual al olímpico que al paralímpico. Yo sé que es infinitamente más complicado conseguir una medalla olímpica viendo ratios de licencias, participación, pero el deporte paralímpico ha evolucionado tanto que exige quizás las mismas horas. La gente que está en esto sueña con los Juegos.

Yo, hablando de mi caso, recuerdo que gané dos oros en Sidney 2000, a razón de una palmadita en la espalda por cada oro. Eso cobrábamos entonces como recompensa. El recuerdo lo comento mucho con los jóvenes, siempre le digo que nosotros nos dedicábamos a esto por amor y pasión a nuestros deportes. Me siento orgulloso de haber logrado aquello y haber llegado hasta aquí y poder transmitirlo.

Volviendo a tu debut, España era entonces una de las grandísimas potencias paralímpicas, por encima de las 100 medallas. Después de Sidney 2000 llegó una caída hasta Río 2016 mientras otros países impulsaban su deporte adaptado. Ahora España vuelve a estar en signo positivo. ¿Dónde residen las claves de esa caída y este resurgir a nivel nacional?

Que se apuesta con medios, con recursos. Yo he vivido la ola de subidas y bajadas. En Sidney pasamos de 100 medallas, sí; había mucha calidad humana, pero otros países se profesionalizaron y dieron un paso adelante mientras España se quedó anclada. 

Ricardo Ten, en el velódromo en París 2024David Ramos vía Getty Images

Perdimos la gran potencia que fuimos, pero hubo un cambio y estamos volviendo al sitio que tocaba. Hay países donde la inclusión ya está completada; el ciclismo paralímpico va junto con el convencional, por ejemplo, hablando de mi disciplina, y ese es el camino. La Real Federación Española de Ciclimo también ha absorbido el ciclismo paralímpico y creo que es lo correcto, centralizarlo todo para dar igualdad y sobre todo una mayor amplitud de recursos. 

España puede mirarse en el espejo de varios países que llevan tiempo dando ejemplo en el deporte paralímpico y especialmente en ciclismo, como Australia, Países Bajos o Reino Unido.

¿A una estrella del deporte adaptado como eres tú, con toda tu hoja de éxitos y vivencias le ha contactado el 'aparato' deportivo nacional para hablar del día después de la retirada? 

A día de hoy no, pero creo que es una necesidad contar con nosotros como referencia para los jóvenes que hoy están dedicándose en cuerpo y alma al deporte, descuidando incluso los estudios. El deporte es muy bonito pero cuando se acaba la carrera hay un gran varapalo emocional y hay que tener algo detrás; yo de momento intento transmitir esos valores como puedo.

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Miguel Fernández Molina (Sabiote, Jaén, 1987) es periodista licenciado por la UCM. Trabajó ocho años en el medio digital 'Mundotoro' antes de llegar a 'El HuffPost', donde ejerce de responsable de cierre y escribe sobre deporte, internacional y política, entre otros campos. Puedes contactar con él en miguel.fernandez@huffpost.es