Radiografía del éxito sin fin del piragüismo español: "Hace 15 años pocos nos distinguían del remo y hoy míranos"

Radiografía del éxito sin fin del piragüismo español: "Hace 15 años pocos nos distinguían del remo y hoy míranos"

Grandes estrellas de la selección y miembros del equipo técnico desgranan en 'El HuffPost' las claves de un fenómeno a caballo entre lo deportivo y lo mediático, con Saúl Craviotto como referente, y ambiciones desatadas para París 2024.

Saúl Craviotto, Marcus Cooper Walz, Carlos Arévalo y Rodrigo Germade, el K4-500 que aspira a todo en ParísAFP via Getty Images

Si la marcha permite todo tipo de juegos de palabras, el piragüismo no es menos. Se van acabando los calificativos originales para un deporte que no deja de dar "medallas a paladas" a España. En los Juegos, por supuesto, pero también en Mundiales, Europeos y Copas del Mundo. Sin la fuerza ni la concepción de "deporte de estado" que existe en Alemania o Hungría, España lleva años instalada en la élite, tanto que las previsiones plantean un horizonte ambicioso de cinco medallas en París 2024.

"Pero no siempre fue así", confiesa a El HuffPost Francisco 'Paco' Cubelos, uno de los integrantes de la selección en este periodo histórico. La estadística muestra que el piragüismo es el segundo deporte que más medallas ha sumado en Juegos de verano, con 20, sólo por detrás de la vela (21) y claramente por delante de disciplinas tan 'nuestras' como el atletismo o el ciclismo. Viene de lejos, pero con asterisco. Porque el piragüismo dio momentos de gloria en Montreal 1976, Moscú 1980 o Los Ángeles 1984, pero pasarían dos décadas hasta que otra piragua española volviera a lucir en un podio olímpico. 

Fue en 2004, con David Cal como referente. "Él nos abrió el camino en la élite" reconocía recientemente Maialen Chourraut, otra de las grandes. Desde Atenas, el piragüismo español no ha dejado de ser referencia, con al menos dos medallas por Juegos. Cal y sus cinco preseas, pero también muchos otros. Por ejemplo, Saúl Craviotto, que aspira a 'desempatar' con el gallego y convertirse con seis en el máximo medallista olímpico español. Lo podría lograr en un K4-500 de altísimos vuelos, junto al abanderado Marcus Cooper, Carlos Arévalo y Rodrigo Germade. Una conquista que "no me obsesiona... aunque vaya con el cuchillo entre los dientes", como apuntaba a este medio.

Aprovechando la llamada de París, él y otros grandes deportistas y responsables técnicos del equipo han querido analizar el por qué del éxito sin fin de un deporte que lucha contra el término "minoritario", apoyando en su creciente fuerza mediática que va más allá de Craviotto y su viral paso por MasterChef.

Contra esa denominación, minoritario, se rebela especialmente Teresa Portela en la charla previa a sus séptimos Juegos, algo nunca visto en España. La gallega es contundente al señalar que "no lo es para nada, porque hay muchísima base, cantera, éxitos y un trabajo fantástico de entrenadores y clubes". Sí acepta con resignación es que "en España hay dos deportes que son más visibles, pero eso no hace que los demás sean minoritarios". A su juicio, "el piragüismo tiene una fuerza, que es ser un 'seguro de vida' para el deporte español. Y ese 'momento' garantiza proyección".

Hemos normalizado el sumar medallas y títulos que ya no valoramos que tiene" [...] y si a las medallas se les da poco valor, a los diplomas ya...
Paco Cubelos

Los números lo muestran. En los últimos 20 años, 16 medallas, algo inalcanzable para el resto de disciplinas. El cálculo se torna imposible si incluimos otros eventos internacionales. Ante unos resultados así "todo influye", explica Luis Brasero, seleccionador del equipo y entrenador de Paco Cubelos. "Hay sensaciones y realidades y la realidad es que el piragüismo ha subido 20 plantas a nivel mediático. Cuando yo empecé en 2010 en la selección la inmensa mayoría no sabía diferenciar piragüismo del remo", expone.

Aunque adelanta que "hay cosas por mejorar", celebra que "hoy los Craviotto, Cooper, Portela, Cubelos, Corbera, Chourraut... son muy conocidos y los niños quieren ser como ese que gana tanto, pero también quieren ser como ese campeón que es cercano, que se hace fotos, que comparte equipo".

"Mucho trabajo silencioso de años para llegar a lo que somos últimamente", en palabras de Chourraut, alrededor de una apuesta que trasciende a lo puramente competitivo. Responsables de la Real Federación Española de Piragüismo inciden en El HuffPost en que la clave está en "cuidar el producto" como un todo. Hablan de "una apuesta por la profesionalización del deporte" que permite una "dedicación más integral del deportista y en torno a él". La mejora toca a todos los departamentos, desde una plantilla de analistas, médicos, fisios hasta un cuidado trabajo de prensa para "crear contenido y dar a conocer muchas historias y resultados". 

También influye, como es obvio, el factor televisivo, con Saúl Craviotto como icono. Figura cada vez más habitual de promociones comerciales, su triunfo en MasterChef Celebrity no sólo le reportó fama a él. No le cuesta admitir que cuando "vas por la calle y la gente dice 'mira, Craviotto, el cocinero', dices 'me cago en la mar, tengo cinco medallas olímpicas...'". Inmediatamente aclara que no le molesta porque "me ha venido muy bien y ha permitido meter el piragüismo en la casa de muchos millones".

París, punto y aparte

Ese piragüismo popular llega lanzado a París. Hay opciones muy reales en aguas tranquilas y aguas bravas; tanto en canoa (de ahí la C del nombre de la embarcación, con una pala de una sola hoja) como en kayak (representada por la K y con palas de doble hoja). En esas opciones se entrelazan jóvenes como Antia Jácome (Pontevedra, 1994), con los históricos veteranos. Mirando al DNI, la cita francesa se antoja como el final olímpico de buena parte de la "generación dorada", que ronda o pasa de los 40. Son los casos de Craviotto (39), Chourraut (41) o Portela (42). Todos reconocen haber pensado en la retirada y que Los Angeles 2028 se ve "muy lejos", pero ninguno se aventura a ponerse fecha. 

"Tengo 39 años, pero no me atrevo a eso porque me encuentro bien y mis tiempos son buenos. Las lesiones me respetan, hago lo que me gusta, me siento un privilegiado. Después de París veremos, hay mucho que valorar", planteaba el pentamedallista en unos términos que prácticamente replican sus compañeras.

Los niños quieren ser como ese que gana tanto, pero también quieren ser como ese campeón que es cercano, que se hace fotos
Luis Brasero, técnico de la federación y entrenador de Paco Cubelos

"Llevan sorprendiéndonos año tras año, así que no podemos dar nada por sentado", añade Cubelos, compañero de muchas concentraciones, alegrías y también decepciones. "Muchas veces no es el deportista quien decide la retirada, sino el propio deporte, que ya te castiga, te impide recuperar... Y en estos casos se está viendo que el deporte sigue del lado de estos monstruos", sentencia al respecto.

La peligrosa rutina del éxito

Cubelos (Talavera de la Reina, 1992) sí mira a los Juegos de 2028 aunque sea de reojo por la lejanía. A sus 32 tiene cuerda para rato, pese a llevar más de una década en la élite. Cuádruple medallista mundial y séptuple europeo, junto a dos diplomas olímpicos en Londres 2012 y Tokio 2020, ha vivido los mejores años y otros no tan buenos "hace no tanto tiempo". "Yo ya estaba en la selección y había campeonatos en los que sacábamos una medalla, habitualmente David Cal. Pasaron los años y hemos normalizado el sumar medallas y títulos que ya no valoramos que tiene".

Él lo sabe bien. Séptimo y sexto en su doble experiencia olímpica, asume que "si a las medallas se les da poco valor, a los diplomas ya...". "Mucha gente pregunta con buena intención a ver si la medalla. Yo mismo me lo digo, y muchas veces te dicen eso de 'no pudiste conseguir la medalla'. En realidad es 'pudiste conseguir un diploma', porque ser sexto, séptimo de todo el mundo es algo para celebrar, aunque tú evidentemente te exiges más y buscas siempre esa medalla".

Cubelos, junto a Íñigo Peña, de camino a la plata en el K2-1000 en el Europeo de 2022Sebastian Widmann vía Getty Images

El relato le toca muy de cerca a Teresa Portela. La pontevedresa no se corta al afirmar que "la ignorancia puede ser muy atrevida; cuando se dice eso de 'sólo hizo quinto'". Conoce perfectamente lo que es ser 'sólo' quinto o cuarto, como en aquella dolorosísima final en Londres 2012. En seis Juegos acumula hasta cinco diplomas, más su plata en Tokio. "Esto parece que es un día nada más, pero estar ahí es muy, muy difícil y hay que valorarlo. Hay que superar muchas cribas empezando dentro de tu propio país", sentencia.

Aunque cruel, la minusvaloración de un diploma muestra hasta qué punto triunfa el piragüismo patrio. De vuelta a Cubelos, valora "el trabajo a gran escala de la Federación con su programa de detección de talentos, de las territoriales y los clubes, pero también del día a día de entrenadores y directivos de pequeños equipos, que han puesto su propio dinero para ir sacando deportistas que hoy están o aspiran a la élite". La cantera es el ejemplo. "Somos uno de los países más potentes a nivel internacional en senior y también en la cantera", añade citando los recientes ejemplos.

A modo de 'capitán', Craviotto habla de unos lazos "casi familiares" con sus compañeros de embarcación. En su caso, como parte del esperadísimo K4 que ya tocó la plata en Tokio. "Somos un equipo muy grande, no sólo los cuatro compañeros". Por la cantidad de horas que comparte con ellos llega a considerarles "casi mis hermanos, les veo más que a mi mujer y mi familia y nos queremos realmente".

El piragüismo tiene una fuerza, que es ser un 'seguro de vida' para el deporte español. Y ese 'momento' garantiza proyección
Teresa Portela

Sin embargo, nadie en el equipo escapa a una competitividad extrema que pone en riesgo hasta a lo que en otro deporte serían 'vacas sagradas'. Paco Cubelos sabe lo que es ganar la plaza olímpica a nivel internacional y 'perderla' contra Marcus Cooper en el nacional para Río 2016, donde el hoy abanderado se llevó el oro en C1-1.000. "Estoy acostumbrado a competir contra compañeros y amigos con los que compartes habitación y luego te juegas la plaza. Duro es, pero también parte de nuestro nivel". Lo normaliza hasta reducirlo a "algo objetivo, tú vas en tu calle y no dependes de un jurado ni de los movimientos de otro, así que el pique se reduce y permite una competitividad sana".

"A veces es difícil de gestionar, no te lo niego", matiza su preparador y seleccionador al respecto, admitiendo momentos de tensión. "Pero también hay que decir que la altísima exigencia a nivel nacional te garantiza un nivel y da los resultados que vemos", concluye.

El reto del día después

El calendario del COI ha decidido que el piragüismo español empiece fuerte con el slalom y acabe en todo lo alto con las pruebas de aguas tranquilas. Pero los que viven fuera de la piragua ya miran al día después de París. "El camino está muy marcado y federación, clubes, centros están siguiendo esas huellas, pero aún hay labor por hacer, principalmente cómo se mezclan las generaciones y se asienta el talento que llega a la élite", reflexiona Brasero como parte del equipo técnico.

Orgulloso del trabajo hecho pero con un enfoque crítico, el entrenador señala que "tenemos que mejorar en la generación de proyectos para aprovechar ese talento 'final' de unos y consolidar a una generación exitosa como la sub-23 que ya viene". Mira al día después de París, el inicio de una olimpiada convencional de cuatro años. "Ese tiempo tiene que servir como hicimos antes de Tokio. Juntarnos 20-30 deportistas y centrarnos en un proyecto con un rumbo definido".

MOSTRAR BIOGRAFíA

Miguel Fernández Molina (Sabiote, Jaén, 1987) es periodista licenciado por la UCM. Trabajó ocho años en el medio digital 'Mundotoro' antes de llegar a 'El HuffPost', donde ejerce de responsable de cierre y escribe sobre deporte, internacional y política, entre otros campos. Puedes contactar con él en miguel.fernandez@huffpost.es