Paco Mancebo, testimonio vivo del ciclismo de los últimos 25 años: "Soy libre, no me reprocho mis equivocaciones"
El que fuera líder del Banesto a comienzos de siglo sigue corriendo en Japón y aún se marca nuevos retos a sus 47 años, aunque lejos de España, un "mercado imposible".
Tiene tiempo, "todo el del mundo", pero sobre todo mucho que contar. El testimonio de Francisco 'Paco' Mancebo (Madrid, 1976, aunque criado en la localidad abulense de Navaluenga) es un caramelito para cualquier aficionado al ciclismo. Lleva más de 25 años compitiendo profesionalmente y aún hoy, a sus 47, tiene mucha guerra que dar en Japón o allá donde le lleve su más que peculiar carrera.
De vuelta a España tras haber acabado su quinta campaña en el país nipón, Mancebo atiende a El HuffPost sin prisas desde el sofá de su casa en Granada. Un cuarto de siglo como pro bien merecen unas vacaciones, aunque ni en ellas se olvida de su gran amiga, la bicicleta, aunque en invierno cambie la de 'carretera' por la de montaña. Sobre los pedales lleva cuatro décadas, toda una vida que repasa en una larga charla en la que no evita adentrarse en un tiempo donde "todos" cometieron "errores".
Dopaje y Operación Puerto de por medio, no se reprocha "nada" por sus "equivocaciones". No lo hace por negacionismo, sino porque, como explica, "todo lo que hice fue por mí mismo y me equivoqué como todos, pero no me regodeo en la culpa".
Como líder del mítico Banesto y sus posteriores denominaciones (actual estructura Movistar Team) a comienzos de siglo, Mancebo sumó victorias de nivel, llegó al podio de la Vuelta y a puestos altos en unos Tours, los de la 'era Armstrong', marcados por el doping. Nunca dio positivo, pero su nombre tampoco escapó al escándalo y apareció en los papeles de la inmensa Operación Puerto, la trama que sacudió al ciclismo y a otros deportes —de los que aún hoy se sabe poco—.
Formalmente nunca fue sancionado pero sí quedó marcado y, como tantos otros, tuvo que buscarse la vida lejos del primer nivel, entre vetos más o menos directos. Casi dos décadas después de que estallase el caso alrededor del controvertido doctor Eufemiano Fuentes, en la mente del ciclista abulense no queda deseo de revancha.
"¿Si creo que algunos hemos pagado más peaje que otros? Te digo que a priori se ve que sí, pero no pienso demasiado en eso. Lo que hagan los demás o lo que les hagan es cosa de cada uno... y yo sé lo que he hecho yo y las consecuencias que tuve", confiesa con voz tranquila, mezcla del relax de las vacaciones y la fatiga acumulada tras miles de kilómetros.
Su particular peaje le ha reconvertido, a la fuerza, en un coleccionista de aventuras poco habituales para un ciclista. Después de conocer los pelotones más exóticos (Emiratos Árabes, Grecia, República Dominicana...), en 2019 dio el salto a Japón, donde aún sigue compitiendo y ganando a sus 47 años. Aventuras que le ilusionan y que siempre le han empujado a buscar nuevos retos.
"Cuando la Operación Puerto (OP) justo había cambiado de equipo al AG2R francés, también por llevar ya mucho tiempo con la misma rutina en Banesto", rememora. Corría el año 2006, acababa de lograr sus mayores éxitos, pero también afrontaba la amenaza del inmediato liderazgo de Alejandro Valverde en el equipo español.
Todo parecía ir bien. Los primeros resultados en Francia animaban a pensar en un futuro ilusionante de cara al Tour pero, como reconoce, en la primavera de 2006 "salta todo". Inmerso en la lluvia de nombres ligados a la trama investigada por la Guardia Civil, Mancebo queda apartado de su formación. Fueron meses críticos, entre un rumor constante de informaciones, rumores, vetos y una trama nunca destapada del todo.
"Después de resetear de la OP, llegué al Relax-Fuenlabrada", recuerda sobre su fugaz vuelta a casa, a un histórico modesto del ciclismo español que se reconstruyó ese año con varios 'señalados'. Aunque logró buenos resultados durante la temporada, recuerda que "me dejaron fuera de la Vuelta y ahí ya tuve claro que había que cambiar". Otra vez.
Esa creencia se hizo necesidad en el peor momento. "Nos llega una noticia, el equipo desaparece un 24 de diciembre... vaya regalito de Navidad, ¿eh?". Con alguna pelea judicial por impagos de por medio, Mancebo y otros corredores en situación similar tuvieron que buscar nuevo destino profesional a la carrera. "Imagínate las urgencias en Navidad". Llamadas, teléfonos que no se descuelgan y un recurso de última hora.
Sin hueco en España, decide abrirse al otro gran país vecino en una breve aventura en 2008 en Portugal que no resultó demasiado satisfactoria. "Después de lo de Portugal, salté a EEUU y eso sí me moló", confiesa de forma muy enfática. Ya entonces tenía claro que tanto movimiento "no sólo no me desanimaba, sino que me motivaba; conocer cosas nuevas, países nuevos, gente nueva...".
El camino tampoco iba a ser fácil allí para un ciclista ya con 32 años. Encadenando contratos breves en equipos modestos, coleccionó experiencias en Grecia, Emiratos Árabes, otra vez EEUU y hasta República Dominicana, con habituales participaciones en pequeñas vueltas españolas y experiencias en el ciclismo de montaña. Exotismo ciclista en grado máximo y unas piernas que seguían respondiendo.
Cumplidos los 40 Mancebo tenía claro que "no había motivo" para bajarse de la bici. En 2019 anuncia otro cambio, aún más radical, a Japón. Desde entonces defiende los colores del Matrix-Powertag, donde ha sumado varias victorias y muchos kilómetros, tanto en la bici como en los vuelos de ida y vuelta a casa. No se cansa.
"25 años después, la bici me sigue dando lo que siempre me dio, una libertad que no todo el mundo tiene. Porque hacer lo que te gusta es complicado. El ciclismo tiene algo que engancha y te lo digo yo que llevo compitiendo desde el año 1984 (en categorías inferiores)", prosigue.
Liberado de las grandes responsabilidades del ciclismo de primer nivel, confiesa feliz "no tener ataduras ni un calendario demasiado exigente; competir en equipos pequeños te permite ciertos lujos... me gusta competir, entrenar... cuidarme, bueno, eso no me gusta tanto, pero sí disfruto cada entrenamiento. Este ciclismo se disfruta más que el del máximo nivel".
Hace un inciso para acordarse de su antiguo compañero Alejandro Valverde, que se retiró, en la cima del deporte de élite, con 42 años, algo "impensable en mi caso". "Lidiar esa presión máxima me parece muy duro, de hecho hoy hay muchos jóvenes que dejan la bici de golpe superados por no sobrellevar tanta presión", apunta.
Conocido por sus gestos de esfuerzo y una personalísima pose, Mancebo era sinónimo de regularidad en sus años en la élite, una cualidad muy valiosa en el actual sistema de puntos. Pese a ello, reniega del modelo actual, porque "en mi época era todo muy diferente, especialmente en los equipos españoles, yo ahora no hubiera estado tan cómodo en un deporte donde todo va tan cuadriculado". Recordando a su añorado 'Chava' Jiménez, rememora que "incluso en el Tour ahí íbamos más de por libre... Ahora, con todo medidísimo no aguantaría tal nivel de estrés".
Sin presión deportiva, tampoco le agobia lo monetario. Confiesa que la bici sigue dándole para "vivir bien; no a un nivel altísimo pero sí bien". Pero, camino de los 50, su motivación es "competir, luchar por la victoria... aunque ya casi nunca la consigo (risas)".
Hambre, en resumen. Si un día el objetivo fue el Tour de Francia hoy puede ser una pequeña clásica japonesa. "Me llama la competición, así que cualquier carrera me la tomo como si fuera el Tour. Y cuento con que en el equipo, la forma de ser del director es dejarnos muchísima libertad. Somos varios españoles y buscamos también que los compañeros japoneses crezcan y estén lo más adelante posible, pero disfrutando de nuestras opciones".
A espejo de lo que ocurre en Colombia con su antiguo compañero de pelotón Óscar Sevilla, Mancebo no se aburre y mira al futuro deportivo con ilusión. "Mi idea es ir año a año. Cuando me vea que no soy competitivo, entonces decidiré en consecuencia, pero de momento en 2024 seguiré en Japón". Para su lamento, eso sí, lo hace con un calendario "muy limitado" a nivel nacional y sobre todo internacional. "En 2018 corrí bastante en España, pero después del covid se ha limitado mucho el calendario, aunque seguramente vuelva para el Campeonato de España".
Detalla las dificultades de su formación para pisar algún país fuera de las fronteras niponas. Limitado por los recursos de una formación modesta, tampoco se cierra a algún último baile futuro en otro país, asumiendo la imposibilidad de hacerlo en España.
"No descarto un nuevo salto en el mapa ciclista... nunca digas nunca. Son cinco años ya en Japón, aunque con el covid de por medio, y podría haber algo en un futuro, de hecho siempre hay ideas, aunque nada concreto ni firme". Ideas que, al menos a corto plazo, no le sitúan en ningún coche de equipo. "No me llama demasiado la idea de ser director, mi mente aún piensa como ciclista y quizás por eso mismo eluda otros pensamientos".
Esos movimientos, cuenta, podrían llevarle a países del Golfo Pérsico. Menciona conversaciones informales con equipos de Dubai, Arabia Saudí... "pero no salió nada". Sobre España es más concreto: "Nada, pero tampoco lo he intentado, el español es un mercado mucho más complicado y si no entras con ayuda de alguien resulta casi imposible".
Ni agobiado por el pasado ni obsesionado por el futuro, Paco Mancebo vive el 'aquí y ahora' de un ciclista que es testimonio vivo del deporte del último cuarto de siglo. "Y lo que queda...".