Jero García: "Somos una sociedad cobarde, estamos llenos de miedo y en vez de superarlo, lo evitamos"

Jero García: "Somos una sociedad cobarde, estamos llenos de miedo y en vez de superarlo, lo evitamos"

El exboxeador, conocido entrenador y comunicador, publica Cola de lagartija, su primera novela. Una obra escrita "a puñetazos" para concienciar de la necesidad de "estar atentos a los niños" y enseñar a "levantarnos después de cada caída".

Jero García, durante la entrevista con 'El HuffPost'PATRICIA DONOHOE MARTÍNEZ-AVIAL

Su gesto amable disimula las muchas hostias que le ha dado la vida. Jero García (Madrid, 1970) tiene un verbo ágil, vivo, reflejo del púgil que nunca dejará de ser. En su discurso no hay espacio para los eufemismos, como no lo había en el ring para las concesiones.

Jero atiende a El HuffPost en una céntrica librería de Madrid, no lejos de ese barrio de Carabanchel donde se crio y forjó su carácter en tiempos en los que imperaba la filosofía de 'o das o te dan'. Un camino peligroso del que sólo le salvó el boxeo. Pero el Noble Arte —como se conoce este deporte— no sólo le regaló sonadas victorias en el cuadrilátero. También se las da hoy 'salvando' a muchos otros críos sin rumbo, a través de su gimnasio, de su fundación y de sus intervenciones mediáticas. 

Vivencias que en ocasiones duelen, admite, pero de las que "aprendió" y que le llevan hoy hasta su primera novela, Cola de lagartija (Ed. Temas de Hoy, Planeta). Escrita "a puñetazos", la obra reta a dejar KO al lector con las aventuras y desventuras de Cola, un chaval nacido de muchas intrahistorias de supervivencia, incluida la suya. Porque si, como reza su lema, "el boxeo es vida, vive duro", Cola de lagartija es pura vida.

Acostumbrado a moverse entre las 16 cuerdas, no busca la esquiva cuando le llegan preguntas comprometidas. Este campeón de España de boxeo y kick boxing y presentador del programa Hermano Mayor (Cuatro) apenas reniega de un término que detesta, el 'buenismo'. Ese mismo que ha hecho, confiesa, "una sociedad cobarde" que sólo intenta "evitar el miedo" en lugar de "enfrentarse" a él.

Muchos te conocen por tu periplo televisivo y tus colaboraciones con medios, otros tantos por tu carrera boxística, pero en palabras de Jero García, ¿quién es Jero García? , 

Jero García es un pequeño aprendiz de entrenador de boxeo, ni más ni menos. Me dedico a muchas cosas, pero siempre acabo en la misma orilla, que es un gimnasio de boxeo. ¿Pequeño por qué? Porque me gusta ser humilde. Intento ser humilde, que a veces es difícil en estos mundos. 

Yo considero que hay que tener mucho cuidado a quién pisas al subir porque te lo vas a encontrar al bajar y que no hay pelea más dura que contra ti mismo. Que no hay que pelear con nadie, pelea contra ti mismo para intentar sacar la mejor versión.

Y soy aprendiz porque el día que yo deje de aprender dejaré de enseñar. No hay mejor maestro que el que aprende de sus alumnos. 

Un niño descarrilado puede ser muy peligroso para él y para los demás

Del autor a la obra. Mezclas un relato con claro tintes biográficos con una descripción de una época difícil. ¿Cuál era la intención de Cola de lagartija?

Hay muchas intenciones. Yo creo que en ese viaje de la escritura que he tenido con Cola de lagartija se han mandado distintos mensajes. Depende en qué momento y episodio estés. Son capítulos cortos, son como golpes de boxeo, muy traído a lo mío. Pero podríamos dividir el mensaje en dos principales.

Uno es que yo creo que tenemos que estar atentos a los niños, que cualquier persona que lea este libro se quede con el resquemor de que hay que estar atento a los niños, porque un niño descarrilado puede ser muy peligroso para él y para los demás. El otro, que en esta vida nos vamos a caer, pero lo que no podemos dejar de hacer es intentar levantarnos.

¿Cuán duro es reescribir tus propias vivencias y las 'hostias' de la vida a través de dos personajes? 

Bueno, cualquier parecido con la realidad es pura casualidad en este libro. Lo que pasa es que en esta vida hay muchas casualidades (risas).

Mi vida está marcada a hostias, no nos vamos a engañar. Vengo de un barrio complicado, he sido boxeador y soy del Atleti, me he llevado golpes por todos lados... pero cada golpe es un poco un aprendizaje. 

Jero García posa con su obra 'Cola de lagartija'PATRICIA DONOHOE MARTÍNEZ-AVIAL

Yo siempre digo que o se gana o se aprende, ¿no? Y una mierda: si se gana, se gana y lo celebramos y si se pierde, se aprende depende de cómo te tomes esa derrota. Que tú puedes llorar, límpiate las lágrimas, pero a partir de ahí tienes que reflexionar en dónde ha estado la clave de esa derrota. Y en cada golpe he intentado reflexionar el por qué me lo he llevado.

Hablas del peligro de los niños descarrilados y tú tienes muchísima experiencia ayudándoles. ¿Cómo haces para romper el muro de aislamiento tras el que se tapan chavales como Cola? 

Yo, mientras estaba escribiendo el personaje de Cola, lo que realmente quería era entrar en el libro y ayudarle. Estaba pidiendo a gritos ayuda. Desde el minuto uno, desde la primera página, ese niño necesita ayuda y te lo está pidiendo. Está clamando al cielo que vengan a ayudarle. Al final aparece alguien que le ayuda, pero hasta que aparece quería ayudarle yo.

Esa ayuda llega en la obra, en tu vida y en la vida de muchas personas, a través del boxeo. Un deporte que, pese a sus valores y relatos no siempre recibe buena prensa. ¿Por qué no está en el día a día de la sociedad? ¿Da miedo acercarse a algo tildado de 'violento'?

Primero el deporte como es el boxeo no es violento. Es agresivo, tiene una agresividad implícita. Violento es cuando forzamos a alguien y en boxeo no forzamos a nadie. Hay dos boxeadores que se suben arriba y se golpean. ¿Hay una agresividad implícita? Por supuesto que sí. Pero al final la agresividad qué es, es el instinto de supervivencia, es lo que sacamos y ese es el juego. Y que no nos olvidemos que en esta vida siempre jugamos a pelea.

La culpa es derrota, pero es que la derrota es inherente al ser humano. Siempre nos vamos a equivocar y no pasa nada

Lo que no podemos es ser buenistas e intentar evitar el conflicto, porque el conflicto es intrínseco en el ser humano y el boxeo te acerca a eso, al carácter primario del animal, que no es nada más ni nada menos que jugar a pelear.

Ahora mismo el boxeo sigue estigmatizado, sí, pero no tanto. Yo que llevo 30 años en el boxeo, ni en mis mejores sueños hace 15 años podía pensar que el boxeo estaría donde está ahora mismo. Es extraño encontrar a alguien que no conozca a otro que hace boxeo. Muchas madres, muchas chicas, muchos chavales hacen boxeo sin contacto, porque para sentirte boxeador no hace falta golpearte con nadie. 

Lo decía anteriormente, el boxeo es jugar a pelear y jugar a pelear con un saco, con los compañeros. Para sentirte en un momento determinado campeón del mundo no hace falta pegar a nadie.

Metidos en los sentimientos y aprovechando tu experiencia profesional, ¿cómo es ese momento de subir al ring? Suena la campana y tienes el mundo delante de tus puños...

Pues es el momento de más control que he tenido en mi vida. Creo que el boxeo es control. Tienes que controlar a tu rival, tienes que controlarte sobre todo y por encima de todas las cosas, te tienes que controlar a ti mismo y tus emociones, y luego controlar al árbitro y controlar hasta la primera fila del ring. El boxeo es el control puro de las emociones.

La hostia te llega y te sienta de culo. Por tanto, prepárate para encajar más que para esquivar, porque el golpe, repito, el golpe te va a llegar

Vuelvo a esa idea de lo buenista que se ha vuelto la sociedad. Recurres mucho a la palabra 'hostia', no 'golpe', porque no duelen lo mismo. ¿Por qué tenemos una tendencia actualmente a evitar determinadas palabras, a incurrir en eufemismos para no molestar? 

Porque somos unos cobardes, porque somos una sociedad cobarde. Estamos lleno de miedo y en vez de intentar superarlo, intentamos evitarlo. 

¿Entonces, qué ocurre? Que tú te puedes tirar toda la vida esquivando, pero cuando menos te lo esperes, llega la hostia. Y repito, la hostia te llega y te sienta de culo. Por tanto, prepárate para encajar más que para esquivar, porque el golpe, repito, el golpe te va a llegar. 

En el libro se habla mucho de miedo y explicas a través de uno de los personajes cómo transformar ese miedo en algo positivo. Desde tu experiencia, ¿cómo se puede transformar ese miedo que tenemos en la vida, en el día a día, en algo positivo? 

Primero, tienes que conocerlo. Por qué tienes miedo. Luego reconocerlo, que es lo más difícil. Tercero asumirlo y cuarto responsabilizarte de que vas a estar toda tu puñetera vida con miedo. Y es ahí, en ese mismo momento, cuando empezarás a intentar superarlo.

Otra cuestión que tratas es el sentimiento de culpa. Dice uno de tus personajes que "la culpa siempre es jodida". ¿De qué manera afrontas tú y transmites a tus alumnos ese sentimiento?

La culpa es la responsabilidad. Cuando nosotros hacemos algo tenemos que ser responsables y consecuentes con las responsabilidades que nos trae. Lo podemos hacer bien o lo podemos hacer mal, pero ¿qué es la culpa? La culpa es derrota, pero es que la derrota es inherente al ser humano. Siempre nos vamos a equivocar y no pasa nada.

Jero García gesticula durante la entrevista con 'El HuffPost'PATRICIA DONOHOE MARTÍNEZ-AVIAL

Yo soy anti 'campeón moralista'. Estoy harto de eso de 'tú eres el campeón moral'. Campeón moral no; hay un ganador y hay un perdedor y si has perdido, has perdido ¿Por qué tenemos que ver la derrota, por qué tenemos que ver la culpa de mala manera? Esa culpa, ese fracaso nos va a ayudar a crecer. Y tenemos que aprender de eso.

Vamos a dejarnos ya de edulcorar, de buenismos. No pasa nada, aquí se gana o se pierde y punto. Y no pasa nada. ¿Por qué? Porque un éxito lo que tiene siempre detrás es mil fracasos. Si no fracasas, jamás tendrás éxito o al menos no podrás disfrutar de ese éxito.

"El éxito está al otro lado del muro de riesgo", dice el entrenador de Cola. ¿Deberíamos prepararnos mejor para afrontar ese muro?

Creo que es muy fácil estar dentro de la zona de confort, pero el riesgo está siempre fuera de la zona de confort. Pero es que yo siempre digo que en el riesgo está el placer. Por eso soy boxeador, por eso soy de Carabanchel y por eso soy del Atleti (risas).

MOSTRAR BIOGRAFíA

Miguel Fernández Molina (Sabiote, Jaén, 1987) es periodista licenciado por la UCM. Trabajó ocho años en el medio digital 'Mundotoro' antes de llegar a 'El HuffPost', donde ejerce de responsable de cierre y escribe sobre deporte, internacional y política, entre otros campos. Puedes contactar con él en miguel.fernandez@huffpost.es