Fernando Escartín: "La Vuelta femenina hace justicia, las ciclistas merecían un evento de este nivel"

Su nombre y su imagen son activos en la memoria del ciclismo. 20 años después, no deja de estrechar manos de viejos y no tan viejos aficionados allá por donde va. Nadie olvida su gesto retorcido en cuanto la carretera se empinaba y algunas conquistas épicas, como la de Piau Engaly en el Tour del 99. 

Pero esa historia ya queda lejos y hoy Fernando Escartín (Biescas, Huesca, 1968) maneja una responsabilidad si cabe mayor: dirigir la primera edición de La Vuelta femenina. Una competición que, dice, nace para hacer "justicia" al deporte femenino y que puede marcar el futuro de este deporte en España y "a nivel mundial". 

En 2023 la cita se hace 'mayor' tras haber sido una prueba de un día, de dos y últimamente de cinco, siempre pegada al final de La Vuelta masculina, sin su sello, y, por ende, empequeñecida por ella. Eso ya no volverá. Los organizadores prometen "trabajar con todos los medios" para dar valor a una cita que irrumpe con fuerza en el calendario y que aspira a ser impulso para el "joven" pelotón español.

Este lunes, se baja el telón con una contrarreloj por equipos en Torrevieja, para ir dando forma a un camino hacia el norte con una dificultad creciente que acabará el domingo 7 con el plato estrella. La mítica ascensión a Los Lagos de Covadonga debe decidir la ganadora y ser el tan deseado "foco de atención mundial".

"La cosa empieza bien, no esperaba tantos medios", contaba Escartín en tono distendido a este medio tras la presentación oficial, celebrada en la sede del CSD, ante el presidente del organismo y fuerzas vivas del ciclismo nacional. En ella estuvieron también Dori Ruano, estrella del ciclismo español en las últimas décadas, y Javier Guillén, director de Unipublic y jefe de La Vuelta, que hablaron en un posterior corrillo de preguntas.

¿Hasta qué punto es relevante que la carrera ya tenga el sello propio de La Vuelta y se haya independizado en fechas de la masculina?

Fernando Escartín (F.E.): Esto tiene mucha relevancia para la carrera y para Unipublic como organizadora. Ya lo barajábamos hace un tiempo y en cuanto ha habido oportunidad hemos sacado el proyecto. Las chicas se merecen un evento de este nivel, separado y diferente al masculino, que nos permita dedicar todos los recursos y que pueda crecer en un futuro.

¿La carrera nace como un proyecto inicial de siete etapas y de menos a más en dificultad o se barajaron otras opciones?

F.E.: Cuando se empezó a pensar en crecer se apostó por siete días y sobre todo tener una llegada emblemática como es Los Lagos el último día. Tener un emblema desde el primer momento.

La idea es enganchar a las mejores corredoras en un calendario que pilla justo después de las grandes clásicas. Por ello también la idea de dureza creciente al final, con ese gran remate.

Dori Ruano (D.R.): Lo primero que se buscó es consolidar la propia carrera y, a medida que avance, podemos pensar en un recorrido quizás más completo, con alguna contrarreloj e ir buscando una identidad como ha pasado con la masculina. Javier y Fernando son maestros en esta cuestión.

La carrera nace bendecida por el CSD, con el apoyo de Carrefour, patrocinador principal también en la masculina y una visión de futuro. ¿Estáis ya trabajando de cara a 2024, 2025...?

F.E.: Sí, ya estamos trabajando en mirar si podemos crecer en número de etapas, si aguantamos esta fecha o moverla en el calendario, pero siempre manteniendola separada de la masculina para centrar todos los recursos de Unipublic. Y con una idea central, equiparar esta carrera al Tour o el Giro femeninos y convertirla en un referente a nivel mundial.

Javier Guillén (J.G.): Esta carrera nace pensando en que tenga la máxima calidad y que las corredoras entiendan que están en una de las mejores pruebas, que sólo el Tour y el Giro pueden llegar a este nivel. Y si lo podemos hacer mejor que ellos, mejor. Este es un momento histórico por el impulso a este deporte y vamos a intentar que crezca.

D.R.: Este paso es muy importante, salir del segundo plano masculino es clave. Y para 2023 la fecha elegida es la mejor, antes de Giro y Tour. Llevarla por ejemplo a agosto-septiembre hubiera sido un error con el Mundial y el final de temporada.

¿Dónde está el límite de una prueba femenina por etapas, dos semanas como en el pasado con el antiguo Tour? ¿En esos límites cabe pensar en llegar algún día al Angliru?

F.E.: Sí, quizás dos semanas pueden llegar. Hay corredoras que 'andan' mucho, si bien pese a que ha habido una gran evolución, hay que ser consciente que falta igualar el nivel con el grueso del pelotón.  Un reto en la evolución del ciclismo femenino es, por ejemplo, que no se fraccione tanto el grupo cuando llega el puerto, algo que no pasa en el masculino, pero esto es lógico porque ellos llevan mucho más tiempo y de un modo más profesionalizado.

En cuanto al Angliru, por qué no. Las que van fuerte van muy fuerte y todo se andará. Pero para este año hemos valorado que Lagos es quizás el gran icono a nivel internacional, por eso es un gancho. Pero hemos valorado durante mucho tiempo qué puerto podría ser el referente de esta primera edición.

J.G.: La discusión era qué icono poner al final. Queremos el máximo espectáculo y por supuesto estamos abiertos a nuevas cimas míticas, porque nuestro máximo objetivo es mediatizar la carrera y si queremos que la carrera se conozca esto ocurre siempre a través de la épica: La Pandera, Angliru, La Gallina... todo está abierto a un futuro.

D.R.: Hoy quizás Lagos está bien para no romper mucho las diferencias entre las grandes corredoras y el pelotón de cola. Yo creo que ya habrá tiempo de hablar de Angliru y otros puertos... 

¿La Vuelta femenina busca ser un vehículo hacia la profesionalización del ciclismo femenino, más allá de los grandes bloques que ya hay, y hacia la igualdad?

F.E.: Sí, por supuesto. Si hay eventos hay patrocinadores y si hay ambos habrá más equipos y más ciclistas. Es un paso adelante.

J.G.: Se hace un esfuerzo importante en lo económico porque queríamos lanzar un mensaje de igualdad y esa igualdad se reconoce en una bolsa de premios que equipara a otras citas masculinas de una semana. La carrera nace con una bolsa 130.000 euros que le sitúa en línea de igualdad y si luego crece, los premios también lo harán.

Hablando de España, más allá del bloque de estrellas internacionales de Movistar y de grandes corredoras sueltas como Mavi García y Anne Santisteban, ¿cómo está el pelotón nacional?

F.E.: Es un pelotón joven. Las mencionadas están a un nivel altísimo, tenemos que confiar en que salgan nuevas corredoras. Pero con este empuje de instituciones y patrocinios confío en que salgan o se refuercen estructuras nacionales.

La Vuelta irá en directo por Teledeporte y Eurosport. ¿Qué puede ofrecerle el ciclismo femenino a un espectador que nunca lo haya seguido? ¿Qué tiene de diferente frente al masculino?

F.E.: Visto lo que he visto diría que es más espectacular, porque en chicos hay un control más férreo de los equipos para sujetar la carrera. Pero en las chicas hay más valentía, ataques desde lejos y eso es motivante de ver a nivel de espectador.

Y hablando de chicos, ¿qué ves de cierto en la crisis del ciclismo español tras la retirada de los grandes pilares de las últimas décadas?

F.E.: Venimos de un nivel tan alto que... ahora empezamos a retomar con Ayuso, Carlos Rodríguez, que a no tardar mucho pueden estar disputando Tour o Giro. Hay que ser conscientes de que Eslovenia, con dos millones de habitantes, ha sacado a dos genios (Pogaçar y Roglic), Dinamarca ha hecho lo mismo (Vingegaard)... Esto va por ciclos y los nuestros ahora son un poquito más jóvenes y cuando estos gigantes bajen los nuestros puedan ocupar esas posiciones.

¿Qué hace falta para que el ciclismo vuelva a ser ese deporte popular que enganchó a buena parte del país?

F.E.: Obviamente tener un ganador engancha, pero creo que es cuestión de ciclos y tiempo. Tarde o temprano España volverá a tener otro líder y volverá a enganchar a la sociedad.