Adrián Ben y Águeda Marqués, la pareja que competirá en los Juegos: "Somos un verdadero equipazo"

Águeda Marqués soñaba de pequeña con hacer eso que veía por la televisión cada cuatro veranos: ponerse las zapatillas y salir a un estadio lleno hasta la bandera para correr en unos Juegos Olímpicos. Lo hacía antes y después de entrenar pensando siempre que esa recompensa más tarde o más temprano le iba a llegar.

Ahora con 25 años, esa niña segoviana va a hacer real su sueño, ya que el próximo miércoles 7 de agosto saltará al Stade de France para debutar en unos Juegos Olímpicos en la prueba de 1.500 metros. Ese momento para ella será todavía mucho más especial de lo que había podido imaginar porque una hora antes será su novio, el también atleta Adrián Ben, el que saldrá a correr a la pista parisina.  

El de Viveiro va a vivir a sus 25 años sus segundas olimpiadas, después de acabar en quinto lugar en la prueba de 800 metros de Tokio 2020, pero esta será sin duda la más especial. "Que uno de tus mayores apoyos esté contigo en los momentos de mas nervios es una pasada", destacan los dos.

Con el lema claro que tienen de que "esto lo hacemos porque nos gusta y disfrutamos", tanto Ben como Marqués están tranquilos, apurando los últimos entrenamientos y con ganas de que llegue la cita. El gallego fue el primero que vio la lista oficial en la que se anunció que ambos iban a París. Estaban juntos y fue él quien se lo dijo a su pareja. "Fue un momento muy esperado", reconoce. El ochocentista, como veterano, bromea con que tendrá que pensar alguna novatada para hacerle a Águeda en la villa olímpica. 

Los dos llevan con mucha normalidad esa extrañeza de ser una pareja formada por dos deportistas de alto rendimiento, con todas las complejidades que eso conlleva en el día a día: "Es algo muy bonito y especial. Por supuesto, hay que saber llevarlo porque a veces hay mucha presión, pero que la persona con la que compartes tu vida comparta también tu misma pasión y te entienda es maravilloso".

Ben y Marqués se conocen desde 2014, aunque fue en 2016 cuando coincidieron en una concentración y comenzaron a hablar y a interactuar más. Sin embargo fue en 2018, cuando Marqués volvió de Estados Unidos, cuando su relación se afianzó hasta el punto de que Ben le presentó tanto a su entrenador como a su manager. 

Ahora, además, los dos viven y entrenan en la residencia Joaquín Blume de Madrid. "Somos un verdadero equipazo", aseguran, antes de aclarar que de momento no tienen ningún apodo. "Estamos bien así", se ríen. 

Ayudarse en los malos momentos y celebrar los buenos

"Porque las penas con rumba son menos penas, morena". Eso canta Estopa en su tema Penas con rumba. Marqués y Ben no citan directamente esta canción, pero saben que se tienen que apoyar el uno al otro cuando llegan las decepciones para poder afrontarlas y superarlas.

Marqués vivió el pasado 21 de junio uno de esos momentos duros que están presentes en las carreras de casi todos los deportistas. La atleta segoviana se quedó a ocho centésimas de lograr la mínima olímpica y tuvo que esperar nueve días para lograrlo en la que era su última oportunidad. 

Esos días en Madrid fueron terribles para ella. Estuvieron cargados de nervios y hasta confiesa que llegó a tener ansiedad, algo que nunca le pasa. Y ahí estaba Ben. "Fue una semana bastante dura y difícil. Era la primera vez que yo tenía tanta presión encima por tener que hacer la mínima que exige la RFEA y solo quedaba una oportunidad. Adri, que ya está más acostumbrado a luchar cada año por las plazas, me ayudó mucho a ver las cosas con más claridad", recuerda Marqués.

Ben añade que aunque esos momentos son complicados tienen la suerte de que "muchas veces el otro o ya ha vivido ese problema y puede ayudar o simplemente lo ve desde otra perspectiva y colabora a que se resuelva".

Además, cuando toca celebrar, toca celebrar el doble. "Esto es un equipo y tenemos claro que cualquier objetivo que consigue cada uno individualmente, hace mas fuerte la relación", sentencian. 

Para ellos, que se definen como amantes de la buena gastronomía, un festejo obligado es salir a comer fuera a un buen restaurante. De momento, están tan centrados en París que no han podido hacerlo, pero avisan que lo harán cuando finalicen los Juegos, independientemente del resultado obtenido.  

"Como se suele decir: '¡Con amor las penas se dividen a la mitad y las alegrías se multiplican por dos!'", terminan exclamando estos dos atletas, que durante unos días vivirán juntos la mayor experiencia deportiva de sus vidas.