Lo que los profesores podemos aprender de Zidane
El entrenador del Real Madrid es un claro ejemplo de cómo debe ser cualquier profesor, maestro, educador, o en general cualquier gestor de recursos humanos. Una premisa argumentada mediante una alegoría que compara mundos tan contrapuestos como la educación y el fútbol.
El profesor/entrenador del siglo XXI
El principal rasgo que caracteriza la metodología de Zidane es la de estar centrada en el futbolista/alumno. El profesor se convierte en un guía, un facilitador del aprendizaje. La relación entre los roles de alumno y profesor es, por tanto, horizontal. Observando los entrenamientos, la diferenciación de dichos roles resulta casi imperceptible. Corre con sus alumnos. Da ejemplo. Trabaja con ellos. Es flexible. Da rienda suelta a la libertad.
El papel que representa el profesor antagónico es el de ser un mero transmisor de los conocimientos. El que cree que no tiene nada que aprender de sus alumnos. El que hace uso de una estructura vertical y un ambiente rígido para ejercer su dominio. Basa su poder en la disciplina. En la autoridad. Languidece las ganas de creatividad e imaginación de los educandos.
La relación con otros agentes externos es también digna de admirar. En la escuela, familias, administración, otros profesores. En el fútbol, prensa, equipos rivales, afición, directiva. Todos ellos absortos ante el poder de unos buenos modales y una sonrisa.
La atención a la diversidad
Uno de los términos más importantes de la educación inclusiva del siglo XXI, es el de atención a la diversidad. El de atender a los diferentes ritmos, capacidades o habilidades que conviven en las clases de las escuelas. Un término que escaparía de la jerga educativa para ser aplicable también a un equipo de fútbol.
El profesor francés atiende a la diversidad. Ha logrado que todos se sientan útiles. Importantes. Partícipes en los logros colectivos. Si bien es cierto que en las escuelas los ayudantes son más escasos y la atención individualizada utópica, el técnico ha conseguido manejar egos, malos rendimientos o deficiencias técnicas puntuales. Además, todo ello con la cooperación y el compañerismo por bandera, en detrimento de la competitividad dentro de un mismo equipo.
El arte de saber escuchar
Las cosas más valiosas de la historia de la humanidad han resultado ser aquellas escasas. Hoy, escuchar se ha convertido en una de las habilidades más preciadas en la comunicación. Algo que los maestros debemos enseñar en la escuela antes que cualquier otra cosa.
Quien mejor le conoce, afirma que Zidane escucha a sus pupilos. Incluso deja que sean ellos quienes tomen las decisiones en momentos importantes. Saber escuchar es mostrar empatía. Ponerse en el lugar del otro. Ser consciente de su situación. Comprenderle. Cuántas indispensables cualidades para un profesor.
Zidane escenifica al educador que no solo se limita a transmitir lo que sabe, sino que escucha los problemas de las personas a su cargo. Muestra su apoyo. Cree en ellos. Genera confianza. Motivación.
La motivación
Los maestros sabemos que solo obtendremos algo bueno de alguien si está motivado. Los exámenes, en muchos casos, son desmotivadores. Incluso injustos, al evaluar solo el producto final en un momento único. No el proceso continuo.
En nuestra alegoría con el fútbol, los partidos importantes son lo más parecido a los exámenes. Zidane, nuestro profesor, evalúa de forma continua. Reduce la ansiedad ante los exámenes. Así, momentos antes de la final de la Champions League, arengó a sus alumnos. "La final no es lo importante. Lo más importante era llegar hasta aquí. Y vosotros lo habéis hecho. Sacad lo mejor de cada uno y disfrutad". Chapeau.