La hora de las decisiones
La última cortina de humo utilizada por Xixón Sí Puede para atacar al PSOE en Gijón son los toros. Y lamento que la Sra. Castañón simplifique malintencionadamente mis palabras para exponer la postura de mi grupo, que por otra parte poco se diferencia de la expuesta por Pablo Iglesias o por Manuela Carmena.
Si algo han dejado claro los resultados de las recientes elecciones municipales y los gobiernos conformados a lo largo y ancho de la geografía española, es que el PSOE es una fuerza de cambio, que lo lidera e impulsa en todo el país. Nada de grandes coaliciones agitadas cual bandera con desparpajo desde las filas de Podemos.
Pero resulta sorprendente y un tanto grosero que sea una integrante del consejo ciudadano de Podemos en Gijón, Sofía Castañón, quien se encargara de hacerlo el pasado martes en un artículo de opinión publicado en este medio. Y que para ello aluda a la intervención en un Pleno municipal de un servidor cogiendo, como se suele decir, el rábano por las hojas.
No debería olvidar esta dirigente de Podemos, y hay muchos gijoneses y gijonesas que no lo olvidan, que han pasado casi cien días desde que Xixón Sí Puede, marca impulsada por Podemos en Gijón, pusiera un puente de plata para que el partido de Francisco Álvarez Cascos, PAC para los amigos, siguiera gobernando la ciudad asturiana más poblada. Una decisión controvertida que convirtió a Gijón en una excepción entre las grandes ciudades y capitales de provincia españolas.
Hace 38 años que nací en Gijón y no me atrevo a encasillar a esta ciudad y sus gentes, ya que si por algo se caracteriza es por su heterogeneidad. Y dentro de esta población de casi 300.000 habitantes, que se comporta como un pueblo en el que todo el mundo se conoce, muchas personas no comprendieron la decisión tomada el pasado 13 de junio. Entre ellas, simpatizantes, votantes e incluso miembros de la formación malva. Es evidente, a la par que respetable, que la Sra. Castañón no se encuentra en este grupo.
En esta ciudad, y fuera de ella, todo el mundo conoce a Francisco Álvarez Cascos. Mano derecha de Aznar y secretario general del Partido Popular durante un década, fue conocido más por general que por secretario, y consiguió la difícil proeza de que pocos dentro del PP estuvieran más a la derecha que él; un espacio político, por cierto, donde el CIS sitúa a su actual partido. A esta derecha es a la que permite gobernar y da soporte Podemos en este Gijón del alma.
Algo difícil de explicar, y por ello, los concejales gijoneses de Podemos llevan casi cien días esmerándose en justificar lo injustificable a través de declaraciones, mensajes en redes sociales o artículos en la prensa local atacando al PSOE. Olvidando, de paso, que el casquismo lleva gobernando en Gijón desde 2011 y que el culpable, para bien o para mal, de lo que acontece desde entonces en esta villa marinera es FAC.
La última cortina de humo utilizada por su formación para atacar al PSOE en Gijón son los toros. Y lamento que la Sra. Castañón simplifique malintencionadamente mis palabras para exponer la postura de mi grupo, que por otra parte poco se diferencia de la expuesta por Pablo Iglesias el pasado mayo o por Manuela Carmena anteayer. Dije y mantengo que no vamos a hacer nada para favorecer la celebración de espectáculos taurinos, y estamos en contra de la financiación pública de los mismos, pero tampoco creemos en prohibiciones que no suelen funcionar. En todo caso, somos partidarios de que se abra un diálogo en la ciudadanía.
Ya puestos, no estaría mal que mi paisana mantuviera una conversación con su secretario general para aclarar el tema taurino. Más que nada, porque los mentideros de esta ilustre villa la sitúan como un valor en alza en la formación malva y con bastantes posibilidades de integrar la candidatura asturiana de Podemos en las elecciones generales. ¿Está dispuesta la Sra. Castañón a acompañar a Iglesias en una candidatura si su programa no recoge la prohibición de los toros?
Quedan pocos meses para las elecciones generales y, como quiera que "vivir es tomar partido", conviene tener las cosas claras no vaya a ser que de Gramsci y Hebbel pasemos a Groucho Marx. Tampoco estaría mal que aclararan si, llegado el caso, permitirán un gobierno de derechas como ocurre en Gijón. Mal se entendería que Rajoy continuara en La Moncloa. Ya no vale decir que no somos ni de izquierdas ni de derechas.