Las locas de aquí y ahora
Cuando aquí y ahora, las madres de niños con diversidad funcional denunciamos que los derechos de nuestros hijos son ignorados y que a menudo no reciben la consideración, no ya sólo de ciudadanos de pleno derecho, sino siquiera de seres humanos, también se nos tacha de exageradas, hipersensibles, paranoicas, suspicaces, radicales, al igual que ocurrió con las sufragistas que pedían el derecho al voto para las mujeres.
Veo Sufragistas.
La película se inicia con los argumentos de algunos políticos contrarios al voto femenino durante el debate parlamentario celebrado en 1912 y que decidía sobre esta cuestión:
Escuchamos estas palabras y nos provocan una mezcla de incredulidad e indignación. Desde nuestro aquí y ahora (porque en el mundo son millones las mujeres todavía carentes de cualquier derecho), nos resulta inconcebible que aquellas sufragistas fueran percibidas y tratadas como unas locas radicales. Convirtieron la lucha por el derecho al voto en símbolo de sus reivindicaciones, que iban mucho más allá: una lucha por la equiparación de los derechos y la dignidad de las mujeres a la de los hombres. Trabajadoras con jornadas laborales más prolongadas que las de sus compañeros varones que recibían un salario infinitamente inferior. Madres sin ningún tipo derecho sobre sus hijos. Mujeres sin derecho a la propiedad. Ciudadanas de tercera...
Echamos la vista atrás y sabemos, aquí y ahora, que esa minoría tenía razón.
Nuestra mirada actual convierte en brutos irracionales, y hasta ridículos, a esa mayoría de hombres y mujeres que las vilipendiaba, insultaba y encarcelaba.
Y estoy convencida de que muchas de las situaciones que vivimos hoy en día, en el futuro serán juzgadas y vistas con los mismos ojos de incomprensión y reproche.
Foto: GETTYIMAGES
Cuando aquí y ahora, las madres de niños con diversidad funcional denunciamos que los derechos de nuestros hijos son ignorados y que a menudo no reciben la consideración, no ya sólo de ciudadanos de pleno derecho, sino siquiera de seres humanos, también se nos tacha de exageradas, hipersensibles, paranoicas, suspicaces, radicales...
Nosotras somos las locas de aquí y ahora.
Confío en que no tarde en llegar el día en que el trato que reciben las personas con discapacidad en nuestra sociedad, sea visto igual de irracional, inhumano e injusto que como cuando proyectamos nuestra mirada sobre determinadas situaciones del pasado: mujeres a quienes se impedía votar, seres de piel oscura convertidos en propiedad de otros de piel clara, obreros ejecutados por combatir jornadas laborales de 16 horas, personas encarceladas por dirigir sus afectos a los de su mismo sexo...
Estoy convencida de que quienes en el futuro se topen en las hemerotecas con noticias sobre las huelgas contra niños con discapacidad que se han realizado en los últimos tiempos, promovidas por los padres de sus propios compañeros con el fin de expulsarles del centro, se les encogerá el corazón. Del mismo modo que nos sucede a nosotros cuando contemplamos las fotos de todas esas madres que hace unas décadas gritaban encolerizadas a la puerta de un colegio contra una niña negra de seis años, porque se oponían a que compartiera pupitre con sus blancos niños.
Foto: GETTYIMAGES
Tengo confianza en que algunos de los argumentos que hoy escuchamos respecto a la escolarización del alumnado con diversidad funcional en centros ordinarios, algún día resonarán en los oídos de los ciudadanos del futuro con la misma incredulidad e indignación que el párrafo contra el sufragio femenino que abría este post.
Estos y otros comentarios, contrarios a la inclusión del alumnado con diversidad funcional en centros ordinarios, pueden leerse en los siguientes enlaces, donde aparecen los comentarios sobre noticias publicadas en Facebook por La Voz de Galicia y Diario Sur.
Existen miles de ejemplos más. No hay más que ir al apartado de comentarios de todas las noticias relacionadas con este tipo de temas y situaciones. Cuánto dice de nuestra sociedad el que se admita manifestar de forma pública este tipo de reflexiones.
Los comentarios arriba incluidos defendiendo la actitud de los padres huelguistas demuestran claramente que la lucha por la integración escolar del alumnado con diversidad funcional está igual de en pañales que la de las sufragistas en 1912.
Foto: GETTYIMAGES
Las sufragistas del siglo pasado convirtieron la lucha por el derecho al voto en símbolo de sus reivindicaciones. De la misma forma que las madres diversas hemos convertido la lucha por la integración escolar en símbolo de demandas que van mucho más allá: reclamar la humanidad de nuestros hijos, el cumplimiento de sus derechos que a veces no existen ni siquiera sobre el papel, la eliminación de barreras físicas y mentales que impiden la normalización de sus vidas, derecho a una vida independiente y autónoma, inserción laboral...
"No olvidemos que la esclavitud, el holocausto y la segregación fueron legales. Nunca debería utilizarse al Estado como parámetro para la ética."
Este post fue publicado inicialmente en el blog de la autora.