Pedro, la felicidad del arcoíris
Ha llegado otro junio que es tu mes del Orgullo, nuestro mes del Orgullo. Y en este junio vas a seguir estando conmigo pero de otra manera. Seguirás con nosotros, pero de otra manera. Vas a seguir abanderando tantas luchas en tu activismo extenso por la felicidad: las muchas formas de lucha que tu denominaste por la emancipación personal como el feminismo, la laicidad del Estado, los valores republicanos...Que seguimos, Pedro y seguimos. Y esta batalla -seguro- la vamos a ganar. Contigo y por ti, Pedro, amigo. Siempre.
"Vamos, Boti, sube, sube...más deprisa..." Te acuerdas, ¿verdad, Pedro? ...Fue en uno de esos Orgullos que terminaba, todavía, en la Puerta del Sol. Esos Orgullos de principios del 2000 en los que tú eras presidente de FELGTB y yo lo era de COGAM.
"Vamos, Boti, sube, sube...más deprisa..." Y me empujabas un poco por aquella escalerita angosta que nos llevaba al escenario rústico de la Puerta del Sol de Madrid. Y yo, dada la vuelta en un difícil equilibrio, te miré y dije: "Pedro, no me agobies..., ¿sábes la edad que tengo...?". Te echaste a reír y yo me eché a reír, y seguimos trepando para poder decirle a todo el mundo, gritando el manifiesto de nuestro Orgullo, que aquella batalla la íbamos a ganar.
"¡Esta batalla la vamos a ganar!", coreaba la plaza entera vestida del color del arcoíris. Y la batalla era la Ley del Matrimonio Igualitario. "Esta batalla la vamos a ganar".
Y yo dudaba un poco, pero al verte tan seguro, tan convencido, tan rotundamente convencido, me cogí de tu mano y grité, tan segura, "¡¡Esta batalla la vamos a ganar!!".
Vaya si la ganamos, Pedro, y le dimos al mundo una lección, una lección de libertad, de avances en derechos, y, como tú decías siempre, España empezó a exportar al mundo algo más que jamones. Exportamos al mundo la igualdad de nuestro colectivo, la felicidad del arcoíris.
Yo te había conocido años atrás, cuando llegué a COGAM y tú eras el flamante presidente de aquel rebelde colectivo LGTB de Madrid. En poco tiempo llegué a integrarme en tu junta directa y empecé a aprender, a aprender, a aprender lo que había que aprender del activismo; aprendí tu manera de entenderlo, de entender la lucha, tu manera fraterna y feliz de traducir la militancia de nuestro colectivo: "Hay que sumar siempre, sumar, siempre sumar". Y aprendí a atender siempre a todo el mundo como si esa persona fuera única, distinguiéndola con una sonrisa, con una frase amable.
(En esa época también me asombré al descubrir tanta gente canaria y militante de esta cosa nuestra, tanta gente venida desde unas islas cálidas donde quizá es más fácil entender cualquier forma de amor)
Sumamos años a la suma de reivindicaciones y sumamos amistad. Ganamos con nuestra lucha esa batalla y recibimos -con qué alegría, Pedro ¿lo recuerdas?- el aplauso del Congreso vuelto hacia el activismo al conquistar el Matrimonio Igualitario.
Y tantas luchas, Pedro, y tantas cosas. Tantos Orgullos, Pedro, sudando y sonriendo, cantando y sonriendo, reivindicando siempre sin cejar ni un instante de hacerlo con sonrisa y firmeza. Y amistad.
Ha llegado otro junio que es tu mes del Orgullo, nuestro mes del Orgullo. Y en este junio vas a seguir estando conmigo pero de otra manera. Seguirás con nosotros, pero de otra manera. Vas a seguir abanderando tantas luchas en tu activismo extenso por la felicidad: las muchas formas de lucha que tu denominaste por la emancipación personal como el feminismo, la laicidad del Estado, los valores republicanos...
Ha llegado otro junio y en este y siempre seguirás con nosotros, y en este junio, Pedro, te quiero dar las gracias por tantas cosas nuestras, por tantas risas nuestras, por tantas luchas nuestras.
Que seguimos, Pedro y seguimos. Y esta batalla -seguro- la vamos a ganar. Contigo y por ti, Pedro, amigo. Siempre.