Yo sí creo que la sanción a Simeone es justa
La actitud del Cholo ante el Madrid fue impropia de un deportista, por muy habituado que esté el fútbol a elementos controvertidos sin pudor en busca de la gloria. Hemos permitido tanto en tan poco tiempo que ocho partidos por tocar a un árbitro, entre otras cosas, nos parecen una exageración.
Al Cholo le han caído ocho partidos. Se veía venir después de su comportamiento en el Calderón durante el partido de vuelta de la Supercopa de España ante el Real Madrid. Una cosa es utilizar el carácter para espolear a tu equipo y afición, y la otra es confundir el límite con la pasión.
Simeone aprovechó su imagen de guerrero invencible para convertir un equipo deprimido en su guardia de soldados marciales, y durante dos años y medio ha utilizado su aliento inquebrantable como estandarte de su propia doctrina, el cholismo, reflejo del trabajo duro, atrevimiento y fe en uno mismo.
Pero en el fútbol, como en la vida, no todo vale para alcanzar los propios objetivos. Y Simeone, detrás de esa pinta de macarra de discoteca, tiene un alto conocimiento de lo que las emociones pueden aportar, o arrebatar, en la élite competitiva. El técnico atlético es el digno sucesor de Mourinho, sin el mal perder ni la polémica perenne del portugués. Simeone es el último ilusionista emocional, capaz de tirar un estadio encima del árbitro para disculparle en la sala de prensa.
El Cholo es un líder, es la imagen del querer contra el poder, la evidencia de que los sueños se cumplen y que no hay montaña imposible de escalar. Simeone es el último en preguntar y el primero en golpear, el alfa sin temor all que nadie se atreve a mirar. Pero también es la inconsciencia del vigor, la precipitación del ser pasional que vive cada momento como si fuera el último. Y en la Liga hay que ir paso a paso, pero para llegar a mañana.
La actitud del Cholo ante el Madrid fue impropia de un deportista, por muy habituado que esté el fútbol a elementos controvertidos sin pudor en busca de la gloria. Hemos permitido tanto en tan poco tiempo que ocho partidos por tocar a un árbitro, entre otras cosas, nos parecen una exageración. Lo exagerado fue Mourinho, es Suárez mordiendo y justificando, es Alves cada vez que estrena modelito o es Pepe cuando hace de Pepe. No, todo no vale.