No combatas la tormenta, solo atraviésala
En los períodos de adversidad debes hacerte agricultor, o al menos adoptar su mente. Para el agricultor solo hay dos estaciones, la de tormenta y la de buen tiempo, y su función es sacar el máximo provecho de cada una de ellas. Cuando el clima es soleado es tiempo de cosecha, de hacer todo lo posible por elevar su productividad y maximizar la bonanza. Cuando el clima es adverso y tormentoso y producir no es viable, es tiempo de proteger el grano y conservar la energía para cuando el clima mejore.
En los períodos de adversidad debes hacerte agricultor, o al menos adoptar su mente. Para el agricultor solo hay dos estaciones, la de tormenta y la de buen tiempo, y su función es sacar el máximo provecho de cada una de ellas. Cuando el clima es soleado es tiempo de cosecha, de hacer todo lo posible por elevar su productividad y maximizar la bonanza.
Cuando el clima es adverso y tormentoso y producir no es viable, es tiempo de proteger el grano y conservar la energía para cuando el clima mejore. Lo que me interesa de su manera de afrontar la tormenta es que no le frustra. Lo ve cada año y sabe que igual que un día las lluvias llegan, otro día se van. Lo ha vivido suficientes veces como para no darle más importancia de la que tiene. Su felicidad es constante porque no se permite ligarla a los altibajos climáticos.
Saber cuándo te encuentras en un período o en el otro es esencial para adecuar tu comportamiento a cada uno. Existe un comportamiento correcto para cada uno de ellos, y mezclarlo sería un error. Éstos son los dos comportamientos:
Combate Atraviesa
«Combate» sólo corresponde al período de sol y «atraviesa» sólo corresponde al de tormenta. Usa toda tu energía durante los períodos soleados para forzarte a llegar más lejos y saltar más alto. Empuja tus límites y déjate la piel por crecer. Son los períodos en los que te encuentras fuerte, motivado, decidido a triunfar y te sientes imparable. Ahí es donde tienes que combatir, porque si te sale bien, crecerás, y si te sale mal, no te tumbará. Pero en los períodos de tormenta, usar esa fórmula es un error. La estrategia es otra. Consiste simplemente en atravesar la adversidad, no luchar contra ella.
Si te equivocas de estrategia y simplemente atraviesas el período favorable, habrás desaprovechado su potencial. Y si te equivocas a la inversa y luchas durante la tormenta, tu frustración podría hundirte. Lucha sólo cuando estés en un momento del que puedas salir, pero si el momento es adverso y tú no puedes hacer nada para cambiarlo, atraviésalo, sin más.
La clave está en la resignación, en entender que tarde o temprano dejará de llover, y no haber gastado tus energías en frustración durante la lluvia te permitirá ponerte antes en marcha cuando escampe. Pelear contra algo que no puedes cambiar te hará débil, mientras que aceptarlo, te fortalecerá.
La tristeza también tiene razón de ser. No siempre pelees contra ella. A veces, acéptala.
La noche da sentido al día, la lluvia al sol y la tristeza a la felicidad. Hay muchos momentos en la vida en los que sólo estás teniendo un mal día, una mala semana, un mal mes o incluso un mal año, y volverse loco buscando las causas y las soluciones te volverá todavía más loco. Acepta que es un período de tormenta, inadecuado para el crecimiento, y que lo mejor que puedes hacer es armarte de resignación y atravesarlo. Sólo es un período de tormenta si la solución no depende de ti, y cuando así sea, vístete de paciencia y atraviésalo con la confianza que da saber que estás a unos días del sol. Lo importante no es tanto saber cuándo llegará, sino que lo hará.
Los períodos de tormenta afectan al blanco más fácil: tus sentimientos. Las adversidades solo causan dolor cuando los sentimientos son escuchados, de ahí la importancia de atravesarlas sin más, porque eso neutraliza el poder de la tormenta sobre ti. Cuando te encuentres en un período difícil y estés con la moral baja, reconoce tus sentimientos, ya que son reales, pero nunca saques conclusiones mientras los tengas.
Reconocer tus sentimientos no implica que tengas que escucharlos. No los escuches. Toma el bajón como si fuera un trance que altera tu mente y date cuenta de que la decisión que tu mente toma durante la tormenta es diametralmente opuesta a la que adopta cuando hace buen tiempo, y de las dos, la correcta es la segunda, así que atraviesa los períodos difíciles, reconoce tus sentimientos, ignóralos y sobre todo, no saques ninguna conclusión hasta que la tormenta remita.
#88peldaños
A todos les llueve, pero no todos se mojan.
@ANXO