'Giosefine': Misia se arriesga en Buenos Aires
Es un estreno mundial, una obra que ha reunido al escritor Antonio Tabucchi, a la cantante de fados Misia y al dramaturgo Guillermo Heras, para hacer un espectáculo sencillo, emotivo y musical. Para hacer una obra de cámara que permite a Misia actuar pero también cantar un repertorio que habitualmente no canta.
Foto de Giosefine cedida por el teatro - Carlos Furman.
Un estreno mundial siempre es noticia. Giosefine es un estreno mundial. Una obra que ha reunido en el Teatro Regio, perteneciente al complejo teatral de Buenos Aires, al escritor Antonio Tabucchi, a la cantante de fados Misia y al dramaturgo y director de teatro Guillermo Heras, para hacer un espectáculo sencillo, emotivo y musical. Como dice este director, para hacer una obra de cámara que permite a Misia actuar. A lo que hay que añadir que también le permite cantar un repertorio que habitualmente no canta.
El espectáculo es sencillo por los elementos que usa: una cama de hospital; una mesilla de noche; un piano que toca con sensibilidad Fabrizio Romano; unas simples proyecciones. Y dos actrices: Misia, que protagoniza la obra, y Joana Brandào en un papel muy secundario, rol que comparte con el de ayudante de dirección.
Es emotivo por la historia. Una historia familiar que esconde un secreto que quiere ser revelado. Un secreto que lo era a voces y que necesita ser compartido, contado, puesto en palabras (en palabras escritas, lo que no es baladí), como manera de entenderlo y hacerlo entender, de mover al consuelo y a la compasión. De mover al amor, en este caso fraternal. Una historia llena de saudade y melancolía.
Foto de Giosefine cedida por el teatro - Carlos Furman.
Y es musical porque Misia canta y lo hace, no desde Misia, sino desde el personaje que interpreta en la obra, lo que le permite ampliar su repertorio y reivindicar canciones y artistas populares y kitsch como Lola Flores, Sara Montiel, Carmen Miranda y Dolores del Río. Cantantes con fuerza y garra e intuitivas que fueron capaces de captar la imaginación de sus coetáneos.
Un espectáculo que se nota recién salido del horno. Como ya se ha dicho, es un estreno mundial que se ve y se oye por primera vez, al que el contacto con el público y el estar en escena le hará crecer y ajustarse. Afinar el ritmo, el timing de entradas y salidas, y los cambios a medida que Misia vaya afianzándose como actriz, quitándole tinta a la palabra como se la quita a la música.
Será, quizás entonces, cuando llegue a Madrid, a Lisboa y a otras grandes capitales europeas esta historia de emigrantes, antes que nada, de sí mismos. Este riesgo calculado de un equipo que comparte la idea de que ,sin riesgo, no hay recompensa ni para los artistas ni para sus espectadores.
Un público que entró descreído ("dicen que la protagoniza una cantante", se podía oír en el hall o entre las butacas), al que el espectáculo fue creándoles la empatía y el interés por lo que pasaba en escena, que se entusiasmó cuando Misia se puso a cantar y que, a tenor de sus caras y comentarios, ahora cree.
Y lo mostró aplaudiendo mucho y, muchos, también lo mostraron poniéndose en pie.