La cortina de humo de Pablo Casado
El mismo día en el que Pablo Casado insultó al presidente del Gobierno y le llamó "traidor" y "felón" se publicó que la Guardia Civil había llegado a la conclusión que el PP había ganado las elecciones de 2011 haciendo trampas. Según una investigación de la UCO, la financiación de esa campaña electoral fue "irregular". Es decir, Mariano Rajoy llegó a la Presidencia del Gobierno con un partido dopado. Una pieza más en el ya inmenso puzle de la corrupción del PP, pero no por ello poco importante.
Es un escándalo y una noticia muy grave, sobre todo por sus consecuencias. En su primera legislatura en La Moncloa, donde Mariano Rajoy llegó con trampas, tomó muchas y muy tristes decisiones que han afectado y siguen afectando a millones de españoles y españolas: la reforma laboral, los recortes, la Ley Mordaza, etc. ¿Qué hubiera pasado si las trampas del PP se hubieran descubierto antes? ¿Podrían haber ganado sin ellas? ¿Cómo sería hoy la vida de los españoles y españolas?
La principal misión del Gobierno de Pedro Sánchez es revertir las nefastas decisiones de Rajoy, recuperar los derechos perdidos y conseguir que el fin de la crisis llegue, de verdad, a todos y a todas. Es decir, los socialistas queremos arreglar lo que el PP ha deshecho durante los siete años que estuvo gobernando gracias a las trampas de 2011. Y esto es lo que las derechas quieren evitar.
El 'nuevo' PP de Pablo Casado sabe que se enfrenta a un grave problema: a la fuga de votos hacia la ultraderecha, se suma otro caso a su inmensa lista de irregularidades. Pero en vez de asumir que tienen un problema, Casado reacciona huyendo hacia delante y creando una gran cortina de humo. Aprovechando la fuerte oleada emocional provocada por el conflicto en Cataluña, ha decidido atizar la hoguera insultando al presidente del Gobierno y lanzando a la ciudadanía a la calle. Le siguen, como es de esperar, sus socios en Andalucía: Ciudadanos y Vox. Los tres partidos de las (ultra)derechas ya actúan como uno solo.
La incapacidad de Casado y del PP para encarar su pasado, está provocando un enorme desgaste en la convivencia en nuestro país. Las derechas atacan el diálogo en Cataluña y la legitimidad del Gobierno. Incluso me atrevo a decir que, con esto, atacan también a la Constitución, ya que todo aquello que no aceptan, está perfectamente previsto y amparado por la ley. No hay que perder de vista la gran ironía: el mismo PP que llegó al poder en 2011 con una campaña 'dopada', llama 'okupa' a Pedro Sánchez, que es presidente a través de un mecanismo absolutamente legal.
El PP de Casado, flanqueado por sus socios de Ciudadanos y de la ultraderecha, prácticamente llama a la rebelión contra el Gobierno. Lanza a la ciudadanía a las calles y alimenta la confrontación entre españoles. Y mientras tanto, confía en no tener que explicar cómo el PP llegó al poder en 2011 haciendo trampas. Por el bien de nuestro país, espero que no pierda el control de esta cortina de humo y que no se convierta en un incendio.