Tenerlo todo da asco
Dejad de decir a las mujeres que pueden tenerlo todo sin sacrificar nada. Esta es la verdad: ¿quieres tener una carrera e hijos? Por supuesto que puedes, pero a costa de mucho sufrimiento por ambas partes. Todo este asunto de 'tenerlo todo' ha sido burdamente malinterpretado por nuestra sociedad. Hacerlo todo a la vez nunca fue la solución.
Solamente las mujeres se apuntarían a este sinsentido.
Muy bien, en primer lugar, dejadme que reconozca mi privilegio para que no tengáis que hacerlo vosotros: soy una mujer blanca con educación universitaria. Estoy casada. Vivo en una bonita y pequeña ciudad en las montañas. Tengo un trabajo que de verdad me gusta. Soy una perra con suerte.
Y sin embargo, esto supone tenerlo todo, según mi experiencia:
El otro día estaba bajando la calle para recoger el correo, bastante satisfecha conmigo misma. Tengo un hijo de tres años y medio y tuve un bebé hace exactamente un mes.
En ese mes, he trabajado casi todo el tiempo y ha merecido la pena: he ganado suficiente dinero como para pagar todas las facturas de mi familia y para mantener el negocio de mi marido a flote. He hecho un trabajo del que estoy orgullosa. Y en ningún momento he dicho a nadie que acabo de tener un bebé.
Justo en el momento en el que me estaba felicitando a mí misma por estos logros, una mínima cantidad de pis simplemente salió de mi interior. Llevaba unos pantalones de chándal de color gris claro, así que fue bastante evidente. Fue un poco embarazoso cuando mi vecino pasó por allí y me saludó. En el momento en el que llegué a casa, era el momento de hacer una conferencia telefónica, así que tuve que sentarme en esos pantalones meados durante un buen rato.
Afortunadamente, durante la llamada, el bebé estaba dormido y tranquilo, pero se despertó chillando porque tenía hambre, así que otra media hora en los pantalones meados. El bebé soltó un eructo. Vomitó en mi pelo, pero no tenía tiempo para arreglármelo, o sea que simplemente me lo recogí con una pinza. Boom. Rápidamente me cambié los pantalones meados. Preparada para más trabajo. Échame lo que sea, mundo, soy una mujer fuerte y lo tengo todo, tengo esto.
A las 5, mi otro hijo entra corriendo a la habitación y me pregunta si le he hecho los brownies que les había prometido. Pues no. Entonces mi marido me pregunta que qué planes tenemos para la cena. Así que me pongo al bebé en el portabebés, bajo las escaleras y preparo la cena y los brownies.
"Mierda"
"Uh, oh, ¿qué?"
"Creo que se me ha soltado un punto."
"¿Qué? ¿Cómo lo sabes? ¿No es eso algo malo?"
"La verdad es que definitivamente algo no va bien ahí abajo, y quizás sea algo malo, pero siendo realista... ¿qué puedo hacer?"
Vuelvo arriba. Por fin, una ducha. Esa herida, anteriormente conocida como mi vagina, es un dolor constante (en serio, en la revisión postparto, el médico me dijo: "Los puntos están ya casi cerrados, pero la herida aún se te está curando". ¡Qué asco!) Más tarde, de vuelta a la cama, la situación es una bolsa de hielo en la entrepierna, un bebé en las tetas y un portátil en el regazo.
No he dejado esta habitación más que para coger comida de la cocina desde hace un mes. Me tomé únicamente un día libre para tener el bebé. Dejemos eso de lado por un minuto. Por suerte para mí, esta habitación tiene baño completo.
Aquí está la pila de ropa para lavar que estoy mirando fijamente. (También me miro mis repugnantes pies. El esmalte de uñas tiene como mínimo dos meses.)
Tengo una bolsa de pañales sucios a medio metro. Justo al lado de la otra gran pila de ropa para lavar. Huele a diarrea.
No soy una madre soltera. De hecho, mi marido me ayuda mucho más que la media de maridos o padres. No tengo un trabajo de sueldo mínimo, no estoy en situación de desventaja alguna, excepto por el hecho de que soy una madre trabajadora en los Estados Unidos.
Esto es lo que pienso que está pasando: todo este asunto de tenerlo todo ha sido burdamente malinterpretado por nuestra sociedad en general. El objetivo de todo esto, si nos remitimos a la época de quemar los sujetadores en los años sesenta, era dar oportunidades a las mujeres.
¿Quieres tener sexo sin quedarte embarazada? Bueno, pues toma esto.
¿Estás embarazada pero no estás en situación de criar al bebé (o has sido víctima de agresiones sexuales y te has quedado embarazada, o estás embarazada de un feto con malformaciones o con una enfermedad grave, o un sinfín de escenarios)? No pasa nada, puedes elegir no tener el bebé.
¿Quieres ir a trabajar? ¡Hazlo!
¿Quieres quedarte en casa y criar a tus hijos? Genial.
¿Quieres hacer las dos cosas? Estupendo.
¿Quieres ir a la moda y llevar maquillaje? ¿O ir desaliñada y sin lavar? Es tu vida, tu decisión.
Hacerlo todo a la vez nunca ha sido la solución. Según esa definición, las madres solteras trabajadoras lo "han tenido todo" durante años y, aun así, no es a lo que en general aspiran las mujeres. No, no, esto solo pasa cuando eres pobre y no tienes ninguna otra elección. Bueno, en realidad esto es lo que le ocurre a todo el mundo -menos a los muy muy ricos- cuando animas a las mujeres a trabajar y a tener hijos pero no cambias un ápice del mundo en el que viven.
Ninguna mujer (u hombre, en este caso) dijo nunca: oye, ¿sabes qué sería genial? Si pudiera levantarme a las 5 de la mañana, hacer el desayuno para todos, después vestirme (con tacones, naturalmente), dejar a mis hijos en la guardería, ir a trabajar durante 10 horas, recoger a los niños, llegar a casa, preparar la cena, limpiar, acostar a los niños, trabajar en la cama hasta media noche para no quedarme atrás con el trabajo y luego hacerlo todo de nuevo mañana habiendo dormido cinco horas.
Es como si dijéramos todos: oye, vamos a cambiar los planes de las mujeres, pero sin cambiar el resto. Y luego, esperásemos que las mujeres agradezcamos que se nos permita disfrutar de relaciones sexuales esporádicas y del trabajo, ahora que no nos daríamos ni cuenta de que nos obligan a conseguir un objetivo aún menos alcanzable y deseable.
Esto es lo que les decimos a las mujeres de hoy: no solo puedes, sino que deberías tener hijos y una carrera, porque si no, básicamente eres a) perezosa, b) débil, c) no eres una mujer de verdad. Pero también deberías hacerlo sin ningún apoyo. Sin una baja maternal subvencionada por el gobierno (¿qué eres? ¿"socialista"?). Sin que los niños pasen mucho tiempo en la guardería (porque entonces eres una mala madre), ni quedarte atrás en el trabajo (porque entonces eres una mala empleada... ¡típico de las mujeres!). Sin que tu marido te esté echando una mano constantemente (porque entonces sería un "mariquita").
Aplaudimos a las empresas que pagan para que sus empleadas congelen sus óvulos, pero no les obligamos a dar a las mujeres el espacio que necesitan para tener hijos precisamente durante los años en los que deberían tener hijos y volver al trabajo sin perder su posición en la empresa. En lugar de cambiar los sistemas, les decimos a las mujeres que se adapten. Porque, claro está, la culpa es nuestra por no tomar la iniciativa. Que os den. Me parto el espinazo.
Y sí, lo sé, los hombres son padres también y el permiso por paternidad es importante también. Pero hay un componente físico muy real en la recuperación del nacimiento de un hijo y en cuidar a ese nuevo bebé (especialmente si estás dándole el pecho y eres por tanto la única persona que puede darle de comer en medio de la noche) que en este país intentamos hacer como si no existiera. No pasa nada por decir que las mujeres pueden necesitar más tiempo de baja que los hombres.
Para que conste (atención, defensores de los derechos del hombre), esto no es una bronca para los hombres, es una llamada de atención para la sociedad en general para que hagamos las cosas mejor. He vivido de forma recurrente cómo otras mujeres pasaban por encima de mí en el trabajo porque estaba embarazada o se quejaban porque no pudiera acudir a una reunión por la tarde porque tengo hijos.
De hecho, he sufrido más el castigo por tener hijos por parte de mujeres que de hombres. Y solo han sido mujeres las que han cuestionado la forma en la que educo a mis hijos porque trabajo. El sexismo suele manifestarse en diferentes maneras con los hombres, normalmente en forma de suposiciones sobre mi inteligencia o sobre mi entendimiento de un tema por ser mujer, no por ninguna decisión reproductiva en particular.
Tampoco creo que el mundo me tenga que reservar una vida fácil, o que tenga que tomar decisiones sin sacrificios, o tener de todo sin trabajar realmente duro.
Pero sí creo que deberíamos acabar ya con los cuentos de hadas. Dejad de decir a las mujeres que pueden tenerlo todo sin sacrificar nada. Esta es la verdad: ¿quieres tener una carrera e hijos? Por supuesto que puedes, pero ambas partes sufrirán. Jamás sentirás que estás dedicándoles suficiente tiempo a todos. Nunca te sentirás lo bastante buena en ninguno de estos ámbitos. Nunca tendrás tiempo libre (al menos durante los primeros años). Siempre estarás eligiendo entre las cosas que necesitan tu atención y casi nunca podrás elegirte a ti misma. Te juzgarán por prácticamente cada movimiento que hagas y nunca estarás al nivel de las expectativas de nadie.
Si vamos a adoptar un nuevo guión para las mujeres, necesitamos cambiar también algunas normas sociales. Necesitamos que realmente esté bien que las mujeres decidan no tener niños. Fingimos que hoy está todo bien, pero si fuera así, a todas mis amigas sin hijos no les estarían preguntando sobre ello todo el maldito tiempo y realmente no creo que estuviera leyendo tantos artículos defendiendo la opción de -¡glups!- ser una mujer y no tener hijos. En serio. Hay. Muchos. Ensayos.
Y no me hagáis hablar de toda esa legión de mujeres que tienen problemas de fertilidad y se sienten como si la elección la hubieran hecho por ellas, totalmente, pero que además tienen que sortear preguntas sobre si van a tener niños y cuándo van a tenerlos. ¿Y qué tal si dejamos de preguntar a las mujeres sobre sus elecciones reproductivas personales, y punto? Si quieren que lo sepas, lo sabrás.
Necesitamos que se mire con buenos ojos también a las mujeres que deciden no trabajar. No con un tipo de aceptación donde, en el fondo, todo el mundo cree que estás malgastando tu potencial, y entonces sientes que debes desvivirte por tus hijos y andas hecha un desastre, llevándolos a actividades y enseñándoles cosas; sino que esté verdaderamente aceptado que tus amigos vengan a tomar una copa por la tarde y dejes en el patio a esos pequeños animalillos una hora si te apetece, porque ¡Dios mío!, pasar todo el día con niños pequeños es agotador e irritante y cualquier ser humano en su sano juicio necesitaría descansar una hora.
Después también tenemos que luchar por aquellas mujeres que sí deciden trabajar. No como actualmente, cuando se supone que tienes (en mi caso, literalmente) que hacer como que no has tenido un hijo y encargarte de todas las tareas que un bebé conlleva, sin desatender todas las demás. Tiene que estar completamente aceptado. Lo ideal es que todo el mundo sepa que estás embarazada, pero que no pierdan los papeles y asuman que nunca más vas a trabajar o que nunca vas a elegir hacer algo realmente ambicioso.
Que nadie piense que tienes que congelar tus óvulos y esperar hasta los 45 para tener un hijo -a menos que eso sea lo que quieras, en ese caso, adelante- porque, de no ser así, tu carrera se arruinará a los 28 y nunca volverá a ser lo que era. Bueno, si no te quieres sentir obligado a dejar a tu recién nacido en la guardería para volver corriendo al trabajo, y después lamentar la decisión el resto de tu vida.
Y tenemos que dar apoyo a todas las mujeres, independientemente de su color o nivel de ingresos. La vicepresidenta de una empresa de tecnología no tiene más derecho a una baja maternal, seguridad en el trabajo y cuidado infantil que una camarera de un restaurante. Este es el precio no solo de permitir, sino también de exigir a las madres que trabajen. Que es lo que hoy hacemos. Trabajar no es un lujo o una elección para la gran mayoría de madres, y debemos parar de actuar de esta forma.
No estoy hablando aquí de tratos especiales absurdos. No creo que necesitemos tener todos esos programas de Oprah sobre el tema y continuar hablando y hablando sobre del hecho de que ser madre sea el trabajo más duro del mundo. Tampoco estoy diciendo, como un abogado de derechos humanos me puso recientemente en Twitter: "Dame dinero y un tratamiento especial. Porque tengo vagina".
Estoy diciendo que hagamos aceptable para las mujeres admitir que están embarazadas o tomarse un poquito de tiempo para recuperarse de tener un bebé sin que tengan que preocuparse por arruinar sus carreras.
Redefinamos "tenerlo todo" o, mejor aún, dejemos que cada mujer defina por sí misma cómo sería la mejor versión de su vida. Porque cuando pienso en lo bien que he ocultado durante el primer mes de vida de mi hijo su existencia, me doy cuenta de lo jodidamente triste que es.
Este post se publicó originariamente en Medium.
Amy Westervelt es reportera de prensa y radio. Es la co-presentadora del podcast Range.
Este post fue publicado originalmente en la edición estadounidense de 'The Huffington Post' y ha sido traducido del inglés.